No volví a ver a Ezequiel por meses. Durante ese lapso su figura crecía dentro de mi, rodeada de un halo de misterio. Misterio que me apasionaba desvelar. Nunca supe si la atracción que ejercía sobre mi correspondía al hecho de haber disfrutado su compañía o a que mi padre me hubiese prohibido verleLo seguro es, que durante esos meses, no pude tolerar a mi padre
Nuestra vida circulaba por los caminos habituales, jugábamos al ajedrez, escuchábamos música clásica, es decir, lo de siempre, pero yo no podía soportar la sola idea de permanecer en una habitación a solas con el
No lo odiaba, pero era un sentimiento sumamente confuso. Supongo que hay un momento de la vida en que nuestros padres se nos revelan tal cual son. Sin secretos
Yo no podía entender su actitud con Ezequiel, me parecía terriblemente injusto, pero jamás tuve el valor para preguntar nada
Hoy, tantos años después, creo que si le hubiese manifestado lo que me pasaba, la situación hubiera sido distinta. Pero yo tenía 11 años, el era el adulto, a el le correspondía dar ese paso
El paso que hay de la autoridad a la confianza
ESTÁS LEYENDO
Los ojos del perro siberiano
De Todo-Hay un cierto aire de verdad en los ojos de los perros siberianos. Como si supieran nuestros secretos