CAPITULO 24

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En mayo comenzó la preparación en el Instituto. Asistía lunes, miercoles y viernes por la tarde, deje definitivamente el rugby, y empece a viajar sólo y disponer de más tiempo para mi

Mis padres, en especial mi padre se deshicieron en recomendaciones. Si bien ya soñaban con mi egreso triunfal del Nacional Buenos Aires, y yo aún no había ingresado, por otro lado no les gustaba nada esa libertad que tendría, ni las posiblidadades que anduviera por la calle. Al principio querían ir a buscarme a la salida, pero mi madre estaba haciendo uno de sus innumerables cursos, aquel era de pintura sobre madera, y para mi padre representaba perder alrededor de dos horas (sagradas) de su trabajo. Cuando se dieron cuenta que no había otro remedio, accedieron a dejarme viajar sólo

Lo que yo quería era alejarme lo más podible de San Isidro, evitar la posiblidad de cruzarme con Mariano y que este me ignorara

Para mi el Instituto fue un enorme descubrimiento, el primero de todos los que vendrían después. El hecho de encontrarme con tantos chicos de mi edad de distintos sectores sociales, que vivían en distintos barrios, esa cosa en definitiva tan insignificante para cualquier otro chico. Me marsvillaba

No tenía mucho tiempo para charlar, las clases eran bastante exigentes, aunque a mi, ya fue dicho, me gustaba estudiar y no tuve mayores problemas, no me sobraba el tiempo para relscionarme con los demás. Igual, disfrutaba mucho sabiendo que estaba rodeado de desconocidos

Pensándolo ahora, veo que era más el temor al desengaño, luego de lo que había pasado con Mariano que otra cosa. Si no trabe amistad con ninguno de los demás no fue por falta de tiempo, sino por miedo

El 21 de junio, al comienzo del invierno, Ezequiel tuvo la primera crisis, de todas las que tuvo durante su enfermedad

Enfermó de neumonía, estuvo bastante delicado, diez días de internacion de los que salió con la prescripción médica de tomar AZT y sin trabajo

Ezequiel trabajaba en un estudio de diseño gráfico desde hacía dos años. En el momento de la internacion, en su trabajo se enteraron de su enfermedad y lo echaron. Argumentando razones presupuestarias.

Ezequiel no les creyó; después de la experiencia con Mariano, yo tampoco

Unos días después de la salida de la clínica de Ezequiel, vino la abuela a casa a charlar con mi padre. La abuela quería que papá se llevará a Ezequiel a trabajar a su oficina

Mi padre sostenía que no era necesario que Ezequiel trabajará, que podía volver a casa como antes y sin rencores; y por otra parte sostenía que era lógico que se quedará sin trabajo, que el como empleador tampoco tomaría riesgos si un empleado suyo tuviera SIDA

Hay que pensar en los demás, decía

Los ojos del perro siberianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora