CAPITULO 2

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Seguro que mi primer recuerdo es ese. El día que Ezequiel se fue de casa, no es que recuerde exactamente la situación pero si yo estaba en mi cuarto y no podía salir; y había cierta tensión en el aire

Después no vi más a mi hermano hasta la primera fiesta, creo que era el cumpleaños de mamá

Cuando preguntaba por el me contestaban que estaba estudiando o con alguna de esas evasivas excusas tan típicas de mi família

Yo ya sabía que no vivía más con nosotros, esta claro que no se le puede ocultar algo así a un chico por más que tenga cinco años. Había revisado a escondidas su habitación y sabía que no estaba su ropa, es más, yo me había llevado su Scaletrix, que jamás quiso prestarme y al no reclamarla intuía que algo no era normal

Mentiría si dijera que eso me inquieto. Solo era una situación nueva, dustinta a la habitual y me proponía distrutarla

Durante los años que vivimos juntos yo admiraba a Ezequiel, él era mi héroe. Era grande, fuerte, todos le prestaban atención cuando hablaba. Lo trataban como a alguien importante. Como a un adulto

No sabía entonces y por cierto no lo se ahora cuáles son los mecanismos que mueven la mente de los niños. Pero supongo que sentí que al no estar mi hermano en mi casa automáticamente toda esa atención caería en mi. Eso de algún modo fue cierto, no como yo esperaba, pero sucedió

Al no estar Ezequiel en casa, yo gané un gran espacio pego no por presencia propia sino por su ausencia.

Mis padres pensaban que ya que se habían equivocado con mi hermano, no cometerian esos mismos errores conmigo

Dije antes que mi primer cuerdo es de cuando Ezequiel se fue de casa y es cierto

Pero tengo lo que yo llamo "recuerdos implantados" esas anectodas que se comentan en las reuniones, habitualmente en tono jocoso, año tras año. Así pude enterarme de que estando enfermo, a los tres años no había forma de dormirme solo lo hacía si Ezequiel me acunaba y me cantaba una canción

Bueno, ese tipo de cosas. Ustedes ya saben, las familias se encargan de que sepamos todo tipo de anécdotas, por más tontas que sean, más si nos abochornan.

Estás últimas no pienso mencionarlas aquí

Los ojos del perro siberianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora