23: El amor es mudo
Otro día más en el que no sé nada de Lisa, y en el que me muero de sueño por haberme pasado toda la noche hablando con Finn. Sigue siendo un amor, sigo muriendo por sus huesos, cada día más. Y, sí, sigo sintiéndome culpable por todo el rollo de no poder hablar con Lisa y explicarle lo que pasa, mientras creo que se ha creado una película que no es. No quiero que piense que le quiero hacer daño o algo por el estilo.
Mi mirada se queda fija en la cola, porque mis ojos no encuentran nada más interesante que mirar, hoy no tengo ganas de buscar historias, quiero que me lleguen. Un hombre mayor intenta pedir algo, haciendo ademanes con las manos. Signos, hace signos, parece que está hablando con lenguaje de signos, pero el camarero no lo entiende, y veo en sus ojos que empieza a agobiarse, a sentirse culpable y mal. No intervengo porque yo tampoco tengo ni idea, no podía ayudar. Pero, por lo visto, un hombre joven que se acerca, sí que puede: se comunica con el hombre con los mismos gestos que él hacía solo segundos atrás, y luego le dice lo que quiere con su voz al chico.
Interesante.
El hombre se queda con el hombre más mayor hasta que le dan su pedido, por si puede ayudarlo a algo más, y los veo hablar con sus manos mientras lo atienden. Cuando ya tiene su vaso humeante en la mano, se despiden. Y es mi oportunidad de intervenir: me interpongo en el camino del hombre más joven a su mesa, que no está solo, sino con una mujer un poco mayor que él.
—Hola—Le digo—, he visto que ayudabas a ese hombre—Lo señalo.
—Mmm... Sí—dice, extrañado.
—¿Cómo sabes lenguaje de signos?
—Me parece muy feo que sea algo de lo que la gente se asombre, todo el mundo debería saber.
Cierto.
—Tienes razón, pero normalmente nadie lo aprende a no ser que le sea estrictamente necesario, o eso creo—Él se encoge de hombros y camina a mi lado, pero me doy la vuelta y lo vuelvo a parar con mi voz—. ¿Hay alguna historia detrás del hecho de que sepas lenguaje de signos?
—¿Perdón? Qué pregunta más rara—sacude la cabeza—. Sí, supongo que sí.
—¿Me la cuentas? Estoy escribiendo un libro con historias que me cuenta la gente—explico, por un número de vez que ya no recuerdo en lo que va de diciembre.
—Mi hermana.
—¿Es muda?
—No.
—¿Entonces?
Suspira, aunque parece divertido, al menos su sonrisa ligera lo es.
—Es siete años más pequeña que yo, y cuando estaba en primaria, llegó un día después de clase y me pidió que la llevara a la biblioteca a buscar libros de lenguaje de signos, porque había llegado un chico nuevo a su clase que era sordomudo, y quería poder hablar con él.
Arrugo mi nariz por la ternura, me la puedo imaginar aprendiendo solo para ser su amiga.
—¿Y qué pasó? ¿Lo aprendiste tú a la vez que ella?
—No, lo aprendí porque empecé a tratar con el chico—se rasca una ceja—. Resulta que mi hermana fue la única que intentó hablar con él a su manera, y tuvieron una conexión extraña, y se hicieron los mejores amigos, y estaba todo el rato en mi casa.
—¿Siguen siendo amigos?
Los hombros del hombre se sacuden de la risa.
—Claro. De hecho, el otro día los ví darse el sí quiero.
Abro los ojos con sorpresa.
—¿Se han casado?—me pongo feliz, contentísima—Qué monos.
—Sí, lo son.
—Así que tu hermana aprendió lenguaje de signos para hablar con el chico nuevo, y se ha terminado casando con él.
—Exacto. Yo me lo veía venir, ponía demasiado empeño en aprender el verbo querer—río—. Se lo tomó muy en serio. Pude ver toda su relación, y me pareció precioso cómo crecieron juntos y...—se le corta la voz, lo miro impresionada—Joder, es que es muy bonito.
—Lo es.
—El amor no entiende de nada, ni siquiera de palabras.
—El amor entiende de amor, si hay, muy pocas cosas pueden interponerse.
Nada, el amor no entiende de nada. No entiende de tiempo, de color, de género, de intensidad, de número, de nacionalidad, de prohibiciones, de caras, de cánones... El amor está... en todas partes: en el aire, en una palabra, en una persona, en un beso, en una carta... Al alcance de todas nuestras manos, que también hablan y saben decir "te quiero".
ESTÁS LEYENDO
Historias de amor en navidad | ✔
Ficção AdolescenteTERMINADA✔ Julie es una escritora novata, publicó su primer libro hace un año, y lleva desde entonces escribiendo distintas historias, pero ninguna termina de cuajarle como para dársela al mundo. Ella no suele mirar mucho las estadísticas de su libr...