Capitulo 31

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Dos guardias entraron a la celda donde se encontraba Kion, cada uno con un balde de agua fría como si ya no estuviera haciendo suficiente frío, uno de ellos le lanzo uno de los baldes haciendo que él despertara de un brinco y grito al sentir la otra ola de agua chocar contra su cuerpo, uno de los guardias.

Lo golpeo y sujeto su cuello impidiéndole respirar, el otro le inyecta otra dosis del suero en el cuello, luego el que lo sostenía lo lanzo con fuerza al suelo y le puso una esposas por encima de la espalda, mientras lo sacaban uno de ellos sujeto su cola y comenzó a estrujarla y juguetear con ella.

Kion comenzó a sentir pequeñas olas de excitación, al parecer su cola también era algo sensible al tacto como la de Fuli, pero recordó que Ezequiel no estaba en la celda ¿A dónde lo habrán llevado? Se pregunto tratando de resistir un gemido que luchaba con salir con cada caricia, también sentía vergüenza.

Al reaccionar de esta manera ante un hombre _ ¡ah!_ cerro la boca sonrojado mientras el compañero del guardia que lo había tocado reía a carcajadas _tranquilo novato, ya tendrás tiempo de pasar el rato con él pero ahora debemos llevarlo donde se nos indico_ el guardia detuvo su mano.

Y Kion sintió alivio al no volver a sentir su mano pero aun estaba rojo de la vergüenza, este tipo logro hacerlo gemir en manera de suplica para que no parara y su compañero solo se rió o compañera por la voz, llegaron hasta una puerta la cual.

Era igual a las demás pero cuando la abrieron sintió escalofríos, estaba tan oscuro que ver más allá de la entrada era imposible aunque tampoco tuvo mucho tiempo para ver ya que lo lanzaron adentro y cerraron la puerta, Kion tardo unos minutos en adaptarse a la oscuridad pero ni siquiera podía ver a su alrededor hasta que de repente todas las luces se.

Encendieron, parpadeo varias veces para recuperarse y no vio nada en particular, una silla, una camilla, entre otras cosas pero ¿Por qué lo habrán traído aquí? _no sabes porque estás aquí ¿verdad?_ volteo para ver a Fuli recostada a un lado de la puerta, ni siquiera había sentido cuando se abrió la puerta.

_ ¿Fuli?_ dijo alegre pero a las vez confundido, ¿Qué hacía ella aquí? Pero su sonrisa se desvaneció cuando los guardias metieron raros objetos en la habitación, algunas parecían armas y otras parecían herramientas de trabajo y objetos de entretenimientos como un bate de beisbol y una batería.

Para autos con pinzas y en la mano de la chita había una especie de látigo cubierto con escamas de metal, comenzó a temblar pero no de frío "¿sería ella capas?" la expresión de Fuli lo asusto aun más, también vio un mar de esposas, de un extraño diseño una más grande que la otra y algo parecido a un grillete de cuello y uno para los pies del mismo modelo que las esposan, entonces entendió para que era todo lo que había en la habitación.

_quítenle las esposas y la ropa luego salgan, desde aquí me encargare yo_ ambos guardias caminaron hacia Kion que no dejaba de mirar las cajas.

Llena de objetos bélicos, le quitaron las esposas y siguieron con la ropa, Kion temblaba bajo sus manos, el pequeño cachorro de león no dejaba de mirar a Fuli preguntándose qué le había pasado a la chica que amaba _los llamare si llego a necesitarlos._

los guardias se fueron dejando a Kion solo con el bóxer puesto _Fuli no lo hagas... por favor_ ella desenrollo el látigo y este hizo un sonido que daba escalofríos _ruega todo lo que quieras, porque no pienso parar_ lanzo el primer latigazo directo al rostro de él, su mejilla izquierda recibió el impacto siendo cortada por el afilado.

Metal, gruño con fuerza tambaleándose y esta vez grito cuando el cuero cubierto de metal alcanzo su muslo obligándolo a arrodillarse, Fuli lo golpeo unas cuantas veces más haciéndole marcas en los brazos, pecho, hombros, y piernas, luego amarro sus manos a camilla dejando su espalda expuesta.

SAGA: Ángeles oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora