-¿Darren te trajo al trabajo hoy?-Preguntó Dan. -¿Por primera vez en toda la vida?-Respondí sarcásticamente.-No. Vine a pie. -Aún no entiendo qué haces con ese idiota. -Sabes que no es por mí. La señora Wallace... -La señora Wallace murió, Em. Y, si me lo preguntas, la gente que hace testamento me cae bastante mal. Es como si quisieran dar órdenes incluso después de muertos. -No hables así de ella.-Protesté.-Fue como una abuela para mí. Él puso los ojos en blanco. -¿Por eso vas a casarte con un amigo de infancia al que hace años que no ves? -Dan, ya lo hemos discutido.-Protesté.-Darren me ama, y yo a él. No necesitamos una excusa para casarnos. -Pero la tienen. La mansión de la señora Wallace y todo su patrimonio a cambio de una boda convencen a cualquiera, ¿verdad?-Preguntó alzando las cejas. -Vete al diablo. *** Todo estaba listo y planificado en mi vida. Tendría una boda carísima, una mansión inmensa, una fortuna... Mi prometido era muy rico y decía amarme. Pero cuando conocí a Rupert, un chico pelirrojo muy guapo (y ardiente, por cierto), que se dedicaba a pintar retratos de los turistas en la plaza... Vi cómo lentamente aquel perfecto futuro se desarmaba frente a mis ojos. Y lo peor de todo es que la idea no me disgustaba en absoluto. Al menos no mientras siguiera escuchando mi frase favorita. "Emma, eres mi musa inspiradora." (N/A: Grintson Alternative Universe. Contiene escenas explícitas).
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