Tienes que contenerte, Emma.Lo había prometido.
Rupert y yo estábamos pintando un lienzo gigante. Estar junto a él, cerca pero sin poder tocarlo, me estaba matando, por más extraño que pueda sonar.
Sus manos rozaban mi cuerpo constantemente con cualquier excusa: sacar pintura de mi rostro, alcanzar otro pincel, pasarme otro bote de pintura...
El deseo que sentía ardía debajo de mi piel como una chispa. Si llegaba a encenderse...
-Mira esto.-Dijo mientras me mostraba una combinación de colores.-La mayor parte de la gente dice que es verde. ¿Qué opinas?
Fruncí el ceño.
-Es azul.
Aplaudió.
-¡Pues claro que es azul!
Reí y lo miré a los ojos.
Su mirada sostuvo a la mía unos segundos, pero la apartó. Noté que él también se contenía. Le era difícil respirar normalmente cuando se agachaba a buscar algo, y trataba de ocultar su pantalón con comentarios como aquel, sobre el color azul, verde, rosa o cualquier otra tontería.
Maldije mi promesa y noté que la camisa que llevaba se había manchado.
-Rayos.-Dije, quitándomela y quedándome sólo con una musculosa de tiras.-Mi madre va a matarme.
Rupert rió.
-A veces hablas de tus padres como si te odiaran.
-No es que me odien.-Me defendí.-Pero a veces son un poco exigentes.
-¿A veces?-Preguntó bajando su pincel para mirarme con las cejas levantadas.
-De acuerdo, todas las veces.
Los dos reímos, y él acercó su mano a mi rostro para acomodarme un rizo detrás de la oreja.
-Te ves guapa cuando ríes.-Dijo sonriendo.
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El pintor [Grintson]
أدب الهواة-¿Darren te trajo al trabajo hoy?-Preguntó Dan. -¿Por primera vez en toda la vida?-Respondí sarcásticamente.-No. Vine a pie. -Aún no entiendo qué haces con ese idiota. -Sabes que no es por mí. La señora Wallace... -La señora Wallace murió, Em. Y, si...