Puedo ser el mejor instrumento, su alteza. Si usted realmente pudiera creer que yo estoy de su lado... Si usted realmente creyera que soy su amigo y no su enemigo, yo crearía la nación más hermosa para usted. *** De la misma manera os digo que hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. Lc. 15:10 *** Gavin Renard creció con amor envuelto en exigencias. Siempre supo que su destino sería liderar la casa noble Renard, la casa noble encargada de la protección de la familia real de Tesatrova. Hadassah Dubois creció como un grito de libertad. Todo lo que pedía a Dios era que su hermana mayor fuera la mejor reina de Aquarctias. Ah, y poder viajar por el mundo con Theron, su fiel caballo. Cuando a Gavin le asignan la misión de robar el agua primigenia de Aquarctias, él sabe que esta es su oportunidad de oro. No importa si debe asumir una identidad falsa en una nación que odia durante años, está seguro de que podrá conquistar a la princesa heredera y obtener el agua primigenia para Tesatrova. Cuando Hadassah recibe el título de princesa heredera en lugar de su hermana mayor, no sabe qué hacer. Quiere que haya paz entre las cuatro naciones que conforman Kelebek, pero ¿cómo puede haber paz, si incluso dentro de Aquarctias hay una guerra de poder porque Kale quiere arrebatarle el título que le corresponde por ley? Y encima está ese sujeto, Gavin Leroy, quien será su nuevo Caballero Imperial. Ese hombre actúa como el protector más leal, pero ella sabe que algo oculta... Es mentira que él es inocente, es mentira que él quiere ayudarla, es mentira que él la ama. El problema es que, aunque ella quiere desenmascararlo, Dios le dice que espere. ¡Que espere! Con gente queriendo su cabeza, con ese hombre falso usando palabras de amor para distraerla, con un matrimonio y una familia a cuestas, con Kelebek preparándose para la inminente guerra... Dios pinta la obra maestra a sus espaldas, pero ella espera.
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