Ella es como un violín. Es pequeña y tiene curvas, es delicada y si sabes cómo tocarla, hace un maravilloso sonido. Yo te quiero, incluso negándolo. Incluso dejándote ir, aunque no te pida que te quedes, aunque no vuelva a escuchar tu voz, aunque no haga parte de tus días. Aunque estés lejos yo te quiero, te quiero de verdad. Incluso sin saber lo qué es querer. El violinista debe poseer el don del poeta de la perforación de la piel, para penetrar en la verdad más profunda que se encuentra dentro. -Yehudi Menuhin