Capítulo 18 Ella es solo mía

246 15 0
                                    

Al final Candeb cumplió su promesa Amelia fue liberada y no solo eso regreso al reino de Clawwind con nosotros, el duque Ermes me agradeció por arreglar las cosas, no más bien yo tenía que agradece. La verdad es que todo me ha parecido tan extraño, la actitud de Candeb de un momento a otro cambio, aunque sé que debería de alegrarme, Amelia no para de decirme que debo estar agradecida, mi padre está cambiando conmigo, se ha dado cuenta de su error y quiere enmendarlo pero...ese solo es el lado de una moneda, ¿que es lo que se esconde del otro?, Hay algo que me preocupa, hay algo que me hace estar inquieta, espero que sea una equivocación, que sea solo mi mente.
Volviendo al presente, ya estábamos rumbo de vuelta a Clawwind, apenas terminamos la charla, Candeb no tardó en ordenar el regreso, agradeció al emperador Ryu por la estancia que le habían permitido, y el poder devolverme, se le veía un poco desilusionado parecía que sus planes con Candeb no habían llegado a ningún lado. Evan salió a mi despedida.
-Supongo que aquí nos despedimos hermano.- dije un poco desanimada, Evan me miró seriamente mientras decía
-No pongas esa cara volveremos a vernos, más pronto de lo que piensas, en tu presentación dragón.- Confundida por lo que había comentado, estaba a punto de preguntarle a qué se refería pero, mi acción fue evitada por Candeb quien me tomó del brazo, me acercó con Víctor y sin ninguna emoción en su rostro le dió una orden.
-Llevala al carruaje.- Víctor me tomó en sus brazos sin darme tiempo de despedirme de Evan. Tan solo pude decir adiós con una nostálgica despedida de mano.
Veía como me alejaba del palacio real de Dieber, Candeb se quedó con el emperador Ryu y otras personas del palacio, algunos caballeros de Clawwind siguieron a Víctor detrás y los demás esperaron con Merlina, Octavius y Candeb, Amelia quién estaba junto a la salida del palacio nos siguió también, Candeb había accedido que siguiera siendo mi cuidadora. Amenazo con decirle que si cometía tan solo un error sería sentenciada. Pero por el amor que me tiene accedió a tal propuesta. Al menos estoy feliz por que siga a mi lado.
-Por todo agradecemos al imperio Dieber y su majestad el emperador Ryu.- agradeció Octavius.
-Esta bien, aunque no pudimos hablar muy bien de política, me alegro que hayamos podido ser testigos de un maravilloso encuentro entre padre e hija.- dijo el emperador Ryu.
Octavius parecía querer asesinar a Candeb por esa expresión de seriedad y no agradecimiento que mostraba.
-te agradezco Ryu.- se giró Candeb para retirarse del lugar, al bajar las escaleras del trono se detuvo y dijo.
-No olvidare esto, Clawwind esperará su visita, retomaremos la charla que teníamos sobre los negocios del imperio Dieber.- El rostro del emperador Ryu se ilumino, creo que era lo que él quería escuchar. Octavius agradeció nuevamente al emperador y algunos de la corte de Dieber. Octavius siguió a su Emperador junto con Merlina y los caballeros que los escoltarian de nuevo al palacio de Clawwind.
-Oye hombre sol.- dije mientras Víctor me dejaba en el carruaje
-Digame princesa.- contestó
-¿Voy a estar bien? Hablo de...al volver ¿Estaré bien?.- Víctor se acerco más a mí, hasta quedar frente a mí.
-No le pasará nada, no se preocupe.- me sonrió.
-¿Lo prometes?.- pregunté dudosa
-Mi querida princesa, te protegeré, lo prometo.- conmocionada por sus palabras lo abrace fuertemente, Víctor se volvió tan preciado para mí como mis tíos y Amelia, me han ayudado a estar viva, así que no puedo estar más en deuda con todos ustedes.
-Ademas se de alguien más que querrá protegerla pase lo que pase.- me separé de nuestro abrazo para saber acerca de esa persona.
-¿Quién?.- pregunté.
-Alguien que desafio a su padre por usted...Richel.- ¡Richel! ¿Hizo eso por mí?, Es cierto Richel, como lo extraño, mi corazón desea verlo, desea abrazarlo nuevamente, quiero ver esa sonrisa tierna que me daba a mí, quiero ver su emoción cuando le daba flores de nuevo. Sin poder evitarlo rompí en llanto, el solo hecho de recordar a mi hermano me ponía muy triste.
-¿Qué sucede?- la voz de Candeb me hizo sobresaltarme. Lo mire con mis ojos tristes y llorosos.
-¡Quiero ver a Richel!- una mano, grande y algo dura me acaricio mi mejilla, al levantar la mirada, me sorprendió ver Candeb, de forma paternal.
-No llores más, dentro de poco estarán juntos.-una esperanza creció en mi corazón. No pude evitar preguntarle
-¿Para siempre?.- Candeb me miró de nuevo sin ninguna expresión en su rostro.
-Todo el tiempo que desees.- a decir verdad era la primera vez que podía ver fijamente a Candeb sin sentir miedo, mi corazón se aceleraba pero por el solo hecho de estar mirandolo, la luz del día, hace que pueda notar el perfecto color blanco de su cabello, es precioso, sus bellos ojos azules como noche, debo admitir que mi padre es muy guapo, su mirada apesar de ser tan fría, áspera, antipática y tosca, tiene un brillo muy singular y bello que hace querer descubrirlo y admirarlo más a fondo, sin darme cuenta un "oye" me saco de mis pensamientos, mi mano acariciaba su rostro, siendo consciente de mi error, retiré mi mano rápidamente.
-Sus ojos me recuerdan a la noche.- ¡Dios! ¿Lo dije en voz alta? Candeb mostró una pequeña sonrisa de diversión que apenas yo pude darme cuenta.
Candeb me hizo a un lado para poder subir al carruaje, Merlina decidió ir en caballo al lado de Víctor, Octavius subió con nosotros al carruaje.
-Tal vez deberías ir en caballo tu también.-la cara desilusionada de Octavius hizo que Merlina lo molestara, no le quedó de otra que hacer lo que Candeb dijo. Amelia subió al carruaje y se sentó a mi lado, Candeb estaba al frente de mí mirándome, cuando sentí que el carruaje avanzo me levanté de mi asiento a mirar por la ventana, Evan estaba afuera del palacio diciéndome Adiós juntos con algunos caballeros que cuidaban la entrada y empleados del palacio.
-¡Adios Ava!- gritó Evan.
-¡Adios niño tomate!, ¡Volvamos a vernos!- Evan saltaba mientras se despedía de nosotros, se que en mi rostro tenía una gran sonrisa, apesar de ser un fastidioso mocoso, fue bueno tener a un amigo de mi edad después de mucho.
Perdiendo de vista a Evan decidí volver a mi asiento, Candeb me miró seriamente
-Tus ojos son estrellas fugaces.- dicho esto giró su mirada hacia la ventana, y aunque tratara de ignorarme no pude evitar sentirme feliz al escuchar eso, parecía ser un cumplido.
El viaje fue un poco largo, apesar de usar portarme había lugares en los cuales se podían usar y lugares donde no se podía, nos encontrábamos en la frontera para entrar a Clawwind según escuché decir a uno de los caballeros, Candeb trato de ignorarme todo el camino, pero en los ratos donde me dormía, lo descubría mirándome nuevamente, los brazos de Amelia eran muy cómodos.
-¿Le gustaría sujetarla Majestad?.- escuché preguntar a Amelia.
-...No, está cómoda así.- sentí como Amelia se inclino hacia adelante.
-Intentelo majestad.- me acerco hacia los brazos de Candeb, la duda en si debía tomarme o no, se notaba en sus manos indecisas de subirlas o no.
El carruaje se detuvo de golpe, Amelia perdió el equilibrio de sus pies lo que provocó que cayera hacia atrás, sus brazos soltaron mi cuerpo sin querer pero, Candeb detuvo mi caída tomándome en los suyos. Al comprobar que me encontraba bien bajó del carruaje.
-No salgan del carruaje Amelia.- dijo la voz de Octavius.
Preocupada me levanté y me acerque a Amelia, me abrazo fuertemente. ¿Que está pasando?
-¡Entregamela ahora!- gritó ferozmente una voz conocida, podía escuchar como más voces hablaban pero no comprendía lo que decían. Un dolor en mi pecho me hizo caer al suelo del carruaje, mi muñeca ardía también fuertemente. Amelia se acercó hasta a mí preocupada.
-¡Si no entregan a la santa princesa, tenlo por seguro que se hara una guerra futura!.- gritó nuevamente la voz.
-Tal vez es momento de que inicie la guerra.- esa sin duda era la voz de Candeb, aún sentida los dolores en mi cuerpo pero estaba más preocupada por saber que ocurría, Amelia trato de detenerme pero le fue inútil, abrí la puerta del carruaje y baje de el. Una presión en el pecho me hizo caer al suelo, mi muñeca y mi pecho ardían como si fuera fuego, tomé aire profundamente y sin perder tiempo mire a los dueños de las voces, me sorprendi al ver el rostro de mi abuelo junto con muchas muchas más personas vestidas como aquella vez que visite al palacio, pero no pude evitar sentirme feliz, me levanté como pude y corrí abrazarlo. Al llegar hasta él, me tomó en sus brazos y me apretó fuertemente a su cuerpo.
-¿Estás bien hija.- con lágrimas en mis ojos y emoción asentí a su pregunta.
-Ava está feliz de verte abuelo, te extrañe.- mi abuelo pego su frente con la mía, podía escuchar su respiración tranquila, ahora se que se ha calmado, soltó un suspiro de tranquilidad y volvió abrazarme.
-Nos vamos a casa Ava.- dijo mi abuelo, confundida me separe para mirarlo.
-¿Qué?.- pregunté.
-Te llevaré conmigo al reino de magia, vivirás cómodamente y feliz.- siendo consciente de la escena, miré a Candeb quienes estaba a lado de muchos caballeros listos para atacar en cualquier momento, Merlina se veía preocupada y molesta al igual que Víctor, Candeb estaba más que furioso. Mamá ¿Qué debo hacer?
Ir con mi abuelo se que arreglaría todo, se que viviría tranquila y cómodamente pero...y ¿Richel?, Que pasará con mis tíos, aún quiero verlos, quiero abrazarlos a todos ellos, quiero ver a Noah, Clara, Max y Anne, y...¿Candeb?. Y como si alguien escuchara mis pensamientos, una voz dulce, cálida y melodiosa sonó dentro de mi cabeza, decía "desde que despertaste otra vez, te necesita a ti, te necesitamos". Siendo consciente que nadie más lo había escuchado, no dije nada, ¿Será que Candeb me necesita?
-Santidad del reino del sol, entregué a la princesa de Clawwind.- habló Octavius.
-¿Quién eres tú para darme esa orden?, Me llevaré a mi nieta, es mi derecho por ser la descendencia de mi hija...- mi abuelo fue interrumpido bruscamente por Candeb.
- ¡Suficiente!, ¡Entregame a mi hija ahora!, Soy yo su padre...tu hija murió. Así que no tienes ningún derecho de ella. -nuevamente el dolor en mi cuerpo volvía a molestarme, pero está vez lo sentía más intenso. Se me dificultaba respirar, hice que el abuelo en soltara, sin querer me dejó caer al suelo, Merlina corrió hasta mí y me sujeto en sus brazos.
-Princesa ¿Se encuentra bien?.- dejo mi cuerpo en el suelo, colocó sus dos manos frente a mí y un rayo de luz blanco atravesó mi cuerpo.
-¿¡Qué crees que haces con mi nieta?- el abuelo se acercó molesto y decidido de quitar a Merlina de mi lado, pero fue incapaz de hacerlo por los caballero que cubrieron a Merlina, estaba decididos a comenzar a pelear aquí todos estaban en posición, teníamos que hacer algo.
-Deben dejar de pelear.- dijo Merlina.- Su vínculo hace que el mana de la princesa aumente tienen que calmarse.- Merlina me levanto del suelo sintiéndome un poco mejor.
-¿Vínculo?, ¿Despertaste su poder dragón con el ritual?- preguntó mi abuelo furioso.
- Es mi hija solo yo puedo permitir algo así, en cambio tu has despertado la magia en ella forzandolo, ¿Cómo lo has hecho si su madre está muerta?,  deberías ser castigado por tus estúpidas leyes.- contestó mi padre más furioso.
-Es cierto, el ritual dragón lo realice yo, tuvimos que hacerlo para equilibrar su fuerza espiritual y su fuerza mágica, y solo sus progenitores pueden permitirlo, la princesa no estaba lista para tanto poder como el de la antigua princesa Ivonne.- Dijo Merlina abrazándome.
-Sea linaje dragón o no eso puede desaparecer, me llevaré a mi hija harán la purificación real.- El abuelo se veía decidido a llevarme con él.
- ¿Quieres secuestrar a la princesa del imperio dragón?, Creo que hasta la orden celestial, daría la razón que ella debe estar en el imperio dragón, ya que su padre aún está vivo.
-No permitiré que mi nieta sea manchada por su linaje impuro.- cansada y desesperada me acerque a mi abuelo quedando enfrente de los dos bandos.
-Ella es solo mía .- Ella es mía...Ella es mía...Ella es mía, esas palabras hacían eco en mi cabeza, la verdad me sorprendía mucho, y aunque quisiera no reaccionar a las palabras de Candeb la verdad era que me conmovía, ¿Esta cambiando?, No sé que fue lo que me pasó, pero de un momento a otro estaba corriendo a los brazos de Candeb, Candeb me sostuvo en sus brazos me dedico su mirada fija, pero eso era suficiente para mí.
-Eres mía, no puedes irte.- Aunque no te he perdonado Candeb y no creo del todo en ti, pero creo que hasta el villano más villano merece una segunda oportunidad, además hubiera dado lo que fuera por qué mi padre anterior hubiera luchado por mi, aún después de que se fue.
-¿Me quedaré contigo aún en la mañana?- Candeb relajo su mirada y asintió lo más calmadamente.
Acerque mis pequeñas manos a su cara, me acerque a su mejilla y le di un beso. Una explosión sorprendió a todos cuando fueron arrastrados por el aire, algunos estaban en el suelo y tosian. Cuando las nubes desaparecieron, todos pudieron ver cómo Candeb y yo éramos protegidos por un escudo que brillaba tanto que producía migraña en forma de alas de dragón. Cuando me di cuenta separé mi rostro de Candeb quien miraba la situación muy sorprendido.
-¡Cielos es...!- se asombro Merlina.
-El escudo del dragón diamante.- susurró mi abuelo, todos estaban con la boca abierta y me miraban muy sorprendidos.
¿Qué es el dragón diamante?
-El escudo diamante a enlazado un vínculo.- dijo Melina.
-No solo seduciste a mi hija, ahora te atreves hacerlo con mi nieta, ¿Es que planeas arrebatarme otra hija más?.-dijo el abuelo furioso.
-Yo no te quite a tu hija, fue su decisión, no planeo arrebatarte nada, porque nada es tuyo, ahora que ya lo ves, sabes que ni tu magia puede romper nuestro vínculo. - Antes que siguiera la discusión hice que Candeb me bajara, caminé hasta quedar en medio de los dos.
-Dejen de pelear, Ava quiere que todos sean mi familia, Así que Ava quiere estar con los dos, ¡Si siguen en pelea me iré para siempre!- Candeb y el abuelo estaban sorprendidos.
-Abuelo.- abrace sus piernas.- me ayudaste a qué mis heridas ya no se vieran, y le diste a Ava mucho amor y cariño, estoy feliz por tener un abuelito, pero...quiero ir con papá, Ava no puede ver a mamá, pero aún quiero ver por mucho tiempo a papá.- El abuelo me miró con lástima, tardo mucho en reaccionar, para finalmente ponerse a mi altura y abrazarme, me dio un largo beso en la mejilla.
- Pero papá debe prometer que dejara que vea a mi abuelo, cuando yo quiera, no puedo alejarme de mi abuelo después de todo. Por qué yo lo quiero.- Sabía que no le gustaba para nada la idea a Candeb pero no le quedó de otra que aceptar frente a todos y a regañadientes lo prometió.
-Nos veremos muy pronto abuelo, por favor cuida a la gente del reino del sol.- Algunos que otros magos que acompañaban al abuelo, corrieron a abrazarme.
-Princesa, muchas gracias, es tan adorable, por favor cuídese, y cuide de nosotros, volvamos a ver pronto.- decían cosas como esas.
El abuelo viéndome con algo de melancólia, retrocedió y con una sonrisa desaparecieron en un portal.
Gracias mamá.
Me gire a ver nuevamente a papá, quién me miraba para nada contento. Pero arriesgando a un rechazo de su parte igualmente me acerque y abrace sus piernas.
-¡Gracias!- la mano cálida de Candeb acaricio mi cabeza en contra de su voluntad eso pude sentir. Me tomó en sus brazos y me miró fijo.
-No vuelvas a darle órdenes a tu padre, frente a otros.- eh pero si que es muy orgulloso, le dediqué mi sonrisa más sincera y tierna, me acurruque en su cuello y pude sentir el suspiro tranquilo de Candeb. Miré a los demás que aún estaban en el mismo lugar, Merlina hablaba con Víctor un tanto emocionada, pero Víctor parecía nervioso y molesto.
Un caballero se acercó hablar con mi padre.
-Victor...ahora que lo descubrimos no hay nada más que dudar, es ella.- escuché decir a Merlina.
-Quieres callarte de una vez, será mejor que nos vayamos ya.- Víctor se alejo de Merlina y camino hasta nosotros.
-Majestad, estamos listos para irnos.- dijo Víctor formal.
-Vamonos.- subí con Candeb y Amelia al carruaje, pero está vez, iba en las piernas de Candeb.
Mientras más nos acercamos mi corazón palpita más
Aunque después de todo lo vivido las personas han dicho muchas cosas que me resultan extrañas, hay algo que no sé.
⚫⚫⚫

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora