Capitulo 31 Las promesas de amor

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Ehh ¿Qué pasa? ¿Dónde están mis padres?
-Margarita, por que te casaste con el emperador si, tu corazón le pertenece a otro.– le preguntó mamá a Margarita mientras la ayudaba a bañarse, el aspecto de Margarita parecía estar mas deteriorado.
-El poder supongo...mi padre era muy cercano al difunto emperador, así que hicieron una cuerdo de matrimonio desde que éramos niños, el emperador necesitaba el favor de toda la corte del imperio, y mi padre era el condestable de la corte, el padre de Candeb era un emperador terrible, Candeb siempre limpiaba los errores que su padre causaba, por eso la gente lo respeta, cuando Candeb tomó el trono, la mayor parte de la corte estaba en desacuerdo creían que no era apto, pero mi padre le propuso ayudarlo a conseguir el trono a su favor, a cambio le pidió que se casara conmigo, obviamente quería beneficiarse del nuevo emperador a través de mí, Yo... estaba enamorada de un joven que quería ser herrero. Ambos nos amábamos, yo estaba dispuesta a huir con él pero... mi padre se puso furioso cuando lo supo, así que busco a un hechicero del que había oído, sabía que era algo ilegal pero aún así lo busco, y puso la maldición de que cualquier hombre que se enamorara de mí, sufriría la muerte, Silas enfermó después de unos días, yo sabia el pro que pero, nunca le dije... así que incapaz de verlo morir, preferí hacer que me odiara, fui a visitarlo a su casa, debías verlo, estaba tan... enfermo...tan cansando....me partió el corazón el solo verlo. Y con mucha fuerza de voluntad fui lo más fría en ese momento, le dije que me había enamorado de otro hombre, con mas estatus, poder y alguien a quien no podría comparársele.– Margarita destrozada rompió en llanto, mi madre la miraba con lagrimas en sus ojos.
– Pero todo lo que decía era mentira ¡el era el hombre mas perfecto que había conocido en toda mi vida!, al principio de me creyó pero para convencerlo, le dije que me había entregado a él, tan solo hubieras visto su cara en ese momento Ivy, yo solo quería morir, sentía tanta culpa, destroce su corazón, sus planes de vida y aún así le dije mas cosas hirientes para que pudiera odiarme, Me fui de ahí y no volví a verlo, naturalmente me case por orden de mi padre, pero tanto Candeb como yo fuimos sinceros, le dije que yo no podría sentir amor por ningún hombre, por que mi amor solo sería para uno eternamente, Candeb y yo nos volvimos como amigos, yo veía como seguían con la idea de querer revocarlo del trono, pero Candeb se volvió uno de los mejores emperadores que hubiera existo, sé que dicen que es un demonio sádico pero, a pesar de eso, lo que hace lo hace por un fin bueno, así que llegamos a la conclusión de que un heredero seria lo mejor, le daría estabilidad en el trono. Y así fue, cuando nació Richel todas esas amenazas pararon, mi padre conspiraba en secreto en contra de Candeb así que fue sentenciado a muerte, un padre que es capaz de maldecir a su hija con tal de poder...simplemente no me importaba. Candeb colocó a su lado a la gente de su mas grande confianza, aunque no nos amemos, el ama a Richel, en secreto venía a visitarlo todas las noches a mi palacio, constantemente dice que será un buen heredero, me aseguraré que así sea. Pero...a pesar de tanto tiempo seguía teniendo curiosidad por Silas, así lo visité en secreto y desde lejos... descubrí que se caso y tuvo un hijo de la edad del mío, que cruel es el destino, tal vez ese bebe hubiera sido mío. Pero como todo acuerdo tiene consecuencia la maldición tenia un efecto secundario, con el tiempo, mi vitalidad iría desapareciendo hasta que un día mi cuerpo ya no pueda despertar, entonces el hechicero vendrá por el cobro...mi alma.– Ambas amigas lloraban amargamente ante aquella historia, una emperatriz que ama a un hombre que simplemente nunca podrá ser suyo, y una princesa que ama al emperador del linaje dragón, ambos amores prohibidos.
-No...yo te ayudare, quitaré esa maldición y podrás ver crecer a Richel, te quedaras mucho mas tiempo a mi lado.– A mamá se le quebraba la voz cuando decía cada palabra. Margarita sonreía agradecida y beso la frente de mi madre.
-Lo que quiero pedirte es un favor.– Mi madre asintió limpiándose las lágrimas.
–Sé cuales son pensamientos de tu corazón, y los de él, Candeb jamás a amado, por favor...quédate a su lado...si llego a faltar cría a mi hijo como si fuera tuyo, el amor es muy hermoso Ivy, pero al mismo tiempo es efímero, por eso vívelo cada día, Se que el te ama. Lucha por lo que amas y da un cambio a este mundo.– Mi madre se veía muy confundida e incapaz de aceptar lo que estaba escuchando.
-Como a ti, a mi me separa una ley marcial mágica, con un resultado devastador, si me quedo a su lado, temo arrastrar a Candeb hare a un abismo de tristezas, pero si llego hacer emperatriz podre cambiar eso y tal vez mis hijos puedan decidir a quien amar. A veces los buenos emperadores tenemos que sacrificarnos por el bien de otros. No puedo prometértelo Margarita, pero...lo que si puedo prometerte es que serás mi mas grande amiga para toda la vida hasta la eternidad, y nuestros hijos serán los mejores amigos, tal vez ellos puedan decidir sus propios caminos.– Margarita no insistió más en la petición que había hecho, pero quedo satisfecha con lo que acababa de escuchar y amabas amigas se abrazaron nostálgicamente. Ambas sabían el destino que le deparaba a la otra.

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora