Capítulo 08. Somos más que primos

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-¡Salvé al glorioso Rey de Clawwind!.- la esposa de Robert y Amelia hicieron una reverencia, ¿Que está haciendo aquí? ¿Acaso quiere pelear de nuevo? Vaya si que es persistente, una sonrisa se formó dentro de mí, parece que después de todo soy parecida a ti. ¿Aunque sigo preguntándome qué hace aquí? No parece ser de los que compran flores.
- ¿No eres una mocosa aún para trabajar?.- Amelia tomó mi brazo para hacer una reverencia.
- ¿No eres muy serio para venir a comprar flores tu mismo.- El rostro de Amelia parecía querer esconderse detrás del mostrador, hizo que me agachara para pedir perdón, puse resistencia en hacerle reverencia a ese emperador ingrato, Amelia y la esposa de Robert me miraban horrorizadas.      
-El que sea emperador no quiere decir que haré reverencia, en la escuela me dijeron que uno tiene que ganarse el respeto de otro, como yo, si quiero que papá me recompense tengo que hacer cosas que le agraden. - lo mire desafiante mientras Amelia sufría un ataque al corazón. Candeb me miró seriamente pero...¿Qué es eso que veo? ¿Será acaso una...sonrisa? No puede ser, inmediatamente borro todo rastro de lo que parecía ser una.
-Veo que no eres para nada ignorante, eres inteligente aunque no demasiado, ¿Debería hacerme cargo de esa escuela?.- harta de está conversación me aleje de Amelia y volví a mis pinturas, tomé una de las flores que necesitaban ser plantadas, Candeb solo miraba cada movimiento que hacia, esto es un fastidio, aunque esto puede ser un buen comienzo, no creo que esté aquí para matarme, hay muchas personas aquí.
-¿Vienes a matarme?.- pregunté aún haciendo mi pintura.
-No lo sé, aún lo estoy pensando.- me levanté para mirarlo a los ojos.
-mmm si no me matas hoy, puedo enseñarte a pintar.- Candeb mi miro horrorizado, se que la idea no le parece pero, al menos trato de relajar el ambiente para Amelia y la esposa de Robert.
-Ava, ¿Qué son esos modales?, su majestad...- Candeb se acercó hasta la mesa donde estaba y tomo asiento. Sorprendidas las 3 miramos a Candeb atonitas.
-Esta bien, veo que los modales no son lo suyo.- ¡Idiota!, Agarre otro pincel y se lo dí, rellene de nuevo las acuarelas  poniéndolas en la mesa para que ambos pudiéramos usarlas. La esposa de Robert puso otra silla para mí.
-Bien la primera regla para pintar es la creatividad, hay que pensar sobre algo que queramos pintar, hay que cerrar los ojos.- cerré los ojos tomándome muy enserio mi papel de maestra- aprendiz. Al abrir los ojos vi que el seguía con los ojos abiertos.
-No funciona así debes cerrar los ojos e imaginar, hasta un perro puede hacerlo. - Candeb me miró con su mala cara de nuevo.
-¿Estás comparandome un perro?.- tomé un poco de pintura y comencé a pintar.
-Solo digo que todos pueden hacerlo, mira primero pintaremos el cielo azul y dibujaremos algunas nubes, pinta las nubes.- Candeb tomó pintura blanca, tenía su mirada fija en la pintura estaba teniendo una batalla interna.
- ¿No sabes cómo son las nubes? Pues...- agarré su mano y lo ayude a trazar una pequeña nube en la pintura azul que había puesto, su mano era muy grande, comparada con la mía, su calidez me provocó cosquillas dentro de mí, al terminar su nube sonreí, sí hasta un perro puede hacerlo, lo mire satisfecha de mi trabajo pero...me sorprendió ver qué me miraba sorprendido, rápidamente desvió su mirada a la pintura.
-Asi que, así son las nubes eh.- lo mire confundida, nuevamente dirigió su mirada hasta mí, está vez no podía entender su reacción, se veía como si quisiera decir algo.
-Señorita Avalon será mejor irnos ya, su padre nos llamará la atención si no llegamos a la cena.- ¡Vaya! Me estaba divirtiendo, ¡Qué! ¿Qué acabo de decir? Vaya me refiero a que me gusta mucho pintar sea con quién sea.
- Así que tu padre- susurro Candeb, preferí no comentar nada acerca de eso.
- ¡oh! Ava se está divirtiendo mucho, me encanta pintar, bien.- me puse de pie para marcharme pero Amelia me miró enojada. Si si ya sé. Oh ¡Si casi lo olvido! Mm ¿Será buena idea?
-Señor majestad el príncipe Richel ha sido bueno conmigo me ayudó en la escuela cuando unas niñas me hicieron caer, podría darle este dibujo, es para agradecerle, dijeron en la escuela que estaba enfermo.- temblando y temiendo que no tirará el dibujo, lo miró un buen rato hasta finalmente lo tomó, asintió sin ninguna expresión en su rostro.
- Adios señor majestad, ahora sabe dibujar nubes, espero siga pintando.- Amelia me cargó para despedirme de la esposa de Robert con un beso, mire por última vez a Candeb, quién desvió su mirada cuando le sonreí, bueno en mi no quedó. Amelia me tomó de la mano y salimos de la tienda.
- Su majestad puedo ayudarlo en algo más- pregunto la esposa de Robert.
-Esta niña ¿Viene todos los días?.- la esposa de Robert sonrió feliz.
-La mayoría de las veces, viene ayudarme con la florería, pero en ocasiones su padre no la deja, ya que tiene que tomar clases, sus clases privadas, como ve es un poco testaruda, pero es una buena niña.- Candeb salió de la tienda despidiéndose con un gracias de la esposa de Robert.
-¿Buena niña eh?. ¿Así que has estado jugando con Richel?

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora