Capítulo 12 El hombre sol

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       Horas antes de la desgracia

-Vamos solo fue una gotita, pero creo que en el otro brazo se te verá bien también.- una voz externa interrumpió al duque Bacy.
- Eres un insecto, y los insectos merecen ser pisoteados.- De pronto se escuchó un estruendo en los barrotes de la puerta. El sonido de más golpes rezonabaa con gran fuerza por toda la habitación.
- Voy a cerrarte la garganta hasta que supliques como un pez.- los gritos del señor Bacy me helaban la piel de quién lo escuchara, no conocía esa voz pero la recordaré siempre, podrá sonar mal, pero sentía una alegría de que a ese hombre estuviera recibiendo su merecido.
Un líquido caliente y espeso choco contra mi cara, aunque sabía que era trate de rechazar ese pensamiento y cerrarme a la negación y permanecer en la ignorancia de lo acontecido, de pronto la habitación se llenó de un asqueroso olor a sangre. Unas manos cálidas, gruesas y fuertes, me levantaron del suelo, el hombre me desató las piernas y manos, pero incapaz de moverme el sujeto me cargó en sus brazos, podía escuchar su corazón latiendo, era muy reconfortante que decidí no prestar más atención a lo que sucediera alrededor, ahora estoy segura, el olor a aire fresco y el viento en mi cara me hicieron llorar de felicidad al saber que estaba fuera de ese lugar. Estaba tan casada que lo único que quería hacer era dormir un largo rato.
-¿Qué pasó con esa basura?- preguntó una voz ajena y desconocida.
-Me encargué de eso, ya no existe más.- Admito que todo este momento me llenaba de inquietud solo quería ver con quién estaba. Trate de levantar mi mano para poder limpiar la sangre de mi cara, pero una tela fina y suave detuvo mi acción, al no sentir ningún líquido en mi cara me arme de valor y abrí mis ojos. Mi corazón se detuvo y mi rostro se relajó al ver al joven caballero del baile cuyo cabello era como el sol. Me miró serio y sin ninguna pista de alegría, más bien parecía que le daba pena al verme.
-Hombre sol.- solté sin querer, Víctor me miró sorprendido y después de algunos segundos su mirada se relajó para regalarme un muy, muy pequeña sonrisa.
-Hombre sol ¿eh?, Tranquila ya está bien princesa.- ¿Princesa?, Bueno oficialmente no lo soy, pero podría decirse que esa teoría es cierta, claro que no iba a contradecirlo.
-El hombre malo...- Víctor acaricio mi rostro para poder quitarme algunas manches de sangre de mi cara.
-No tiene que preocuparse por eso, no volverá a lastimarte...vamos princesa no es seguro que esté aquí.- unas brazos extras me tomaron de las piernas, en modo alerta mire en dirección al dueño de esas manos, aquel hombre mayor que vi en mi sueño de barba y cabello como mamá estaba frente a mí. Pasó su mano por mi espalda y alejándome de Víctor dijo.
-Yo me en encargó desde aquí, al cruzar ese portal te llevará a la frontera de Clawwind, donde se supone debes de estar.- Víctor miró a al hombre de barba sin ninguna expresión más bien mantenía su vista en mí.
-Protejala bien.- dicho esto dio media vuelta y camino hasta el círculo mágico con forma de ondas de agua.
-¡Señor Sol!- Víctor se detuvo, dio media vuelta y me miró.- ¡Muchas gracias!- me despedí con una tierna y agradecida sonrisa, agité mi mano y felizmente dije adiós.
Espero volvernos a encontrar señor sol.
El señor sol agitó su mano para despedirse y desapareció en el portal mágico.
-Tranquila Ava te aseguro que desde ahora estarás a salvo, vámonos.- frente a nosotros el hombre de barba abrió otro portal aunque esté debo decir que se veía más brillante y dorado, brillos saltaban del portal como si fueran chispas.
Al entrar en aquel portal fue como atravesar una corriente de aire en un pasillo dorado, todo alrededor era silencio y tranquilidad. Hasta que de pronto se hizo visible lo que parecía ser un castillo, era tan grande como el de Candeb pero este se sentía diferente, sentía seguridad, podía verse como una gran burbuja transparente cubría todo el castillo, cruzamos por un gran puente que conducía hasta la puerta, lo que me llamaba la atención era el símbolo de un sol de oro y la estatua de una mujer en la fuente de la entrada, al mirarla bien me lleno de nostalgia al darme cuenta que era mi madre, estaba vestida como en la pintura y sus manos se alzadas sostenían una bola de cristal, dentro de ella había lo que parecía ser un jardín y pájaros volando y cantando, que extraño ese jardín siento que lo he visto antes...pero si...es el jardín de Candeb.
                         
                           ⚫⚫⚫
Al entrar al castillo muchas personas vinieron a nuestro encuentro, algunas vestidas con trajes, capas y vestidos blanco con dorado, me sostuvieron en sus brazos  y me llevaron a una habitación con una cama en el centro, ahí una mujer me puso un vestido más ligero color rosa, me ayudaron a limpiarme y acostada finalmente en la cama, medite un poco mirando el techo, era como si estuviera  viendo el cielo, podía verse las nubes moverse,  había, había algunos estantes de cristal muy largos y grandes con frascos de vidrio, en algunos había libros, me colocaron en la cama que apenas toqué comenzó a emanar de ella una luz blanca a medida que la luz me cubría brillos dorados flotaban por todo mi cuerpo e iban perdiendose al acercarse a mí, era como si estuvieran entrando en mi cuerpo.
A medida que la luz seguía, mi energía comenzó a intensificarse, sentía como poco a poco perdía el cansancio y el dolor desaparecía, mi sorpresa fue cuando los moretones en mi cuerpo comenzaron a desaparecer,  se borraban como si fuera alguna clase de pintura, el collar que llevaba de mi madre comenzó a temblar mucho, uno de los brillos dorados entro en el collar y de la nada una explosión de lluvia de estrellas lleno la habitación, solo que esas estrellas caían sobre mí, pero no dolían más bien daban cosquillas las personas que estaban en la habitación miraban la escenas sorprendidos, una bola de luz diferente a las demás y más grande bajo lentamente, y cada vez que iba bajando iba tomando forma de una mujer, al llegar hasta mí la sombra de luz en forma de mujer alzó sus brazos para acariciar mi rostro, por un momento sentí una la extraña sensación de llorar.
-¿Que eres tú?.- En el momento que abrí mi boca para preguntar, la extraña sombra de luz entro en mi boca como si fuera alguna clase de humo, sentí como algo dentro de mí iba esparciendose, era una clase de fuerza más bien era como una corriente de aire y calor. Cuando la sensación desapareció, me levanté de la cama analizando todo a mi alrededor
-miren sus ojos.- dijo alguien.
-¡Sus ojos brillan!, Parece como si fueran estrellas. - ¿Qué mis ojos? ¿Que les pasa?
Preocupada toqué todo mi cuerpo en busca de algo anormal, toque mis ojos asustada.
-JAJA.- Yo diría que son unos ojos que hipnotizan, dos joyas dignas de una princesa.- dijo el hombre de barba entrando a la habitación.
-¿Qué le pasa a mis ojos?.- pregunté preocupada
-No le pasan nada, sucede que una princesa del linaje de magia, se vuelve como una joya, la magia purifica el alma y el cuerpo, digamos que ahora eres la princesita más hermosa de todos los reinos.- No puedo entender lo que dice el señor barba
-Eh disculpe señor, pero...no entiendo hehe.- Las personas de la habitación comenzaron a reír, el hombre me tomó de la habitación y nuevamente me llevo a la entrada del castillo, nos sentamos en una banca cerca de la estatua de mi mamá.
-¿Sabes quien es ella?.- yo asentí feliz admirando la hermosura de mamá.
- Ella es mi mamá, ese ángel es mamá de Ava.- el hombre de barba me sonrió tiernamente.
- Sí así es, ella es tu mamá...y también es mi hija.- asombrada mire al hombre de barba.
-¿Tu eres su papá?.- el hombre de barba asintió
-Entonces tu eres...- Aquel hombre parecía emocionado por decirme toda y cada una de esas palabras.
- También soy tu abuelo, ¿Sabes lo que es un abuelo?.- negué con la cabeza, claro que lo sé, pero me relaja y emociona escúchalo.
-Pues soy algo así como tú papá también, un abuelito tiene que cuidar a su nieta, Ava es mi nieta, yo debo protegerte, enseñarte sobre la magia, educarte y a veces consentirte.- al decir esas últimas palabras acercó sus manos a mi pequeño estómago para hacerme cosquillas. Solté algunas carcajadas que muchos que estaba paseando por ahí voltearon a vernos.
-Ahh, ¡Ava quiere un abuelito!, Puedo decirte abuelito.- pregunté feliz.
-Si ahora puedes decirme abuelito, se que has pasado mucho dolor.- me atrajo hasta él y me dio un gran abrazo.- Se que tal vez no puedes entender todo lo que digo, pero solo quiero que escuches y entiendas algo, yo quiero que tengas una buena vida, quiero que tengas la vida que tu madre no pudo, te prometo que pronto vivirás aquí conmigo, tienes que convertirte en tu madre.- me sorprendió un poco al escuchar esas palabras, ¿Vivir con él? Pero ¿Y mis tíos?, Y me dio algo de miedo cuando dije que tenía que convertirme en mi madre.
-Abuelito, ¿Pero y mis tíos?.- mi abuelo me miró un poco serio.
-Avalon, algún día aprenderás magia y tendrás que entrenarte, aquí en el reino mágico del sol.- ¿Magia? La magia lo que me trajo problemas en primer lugar
- ¿Ava es una maga?, ¿Cómo la maga mala que me dio ese collar para lastimar a mi hermano?.- recordarlo solo me hacía sentir mal.
-No Ava, a decir verdad tienes mucha suerte, tu eres una princesa mágica, en ti nace una magia especial, una magia inusual, por ahora no tienes que preocuparte, cuando pase un poco más de tiempo entenderás. - volvió abrazarme dulcemente.
-Por ahora tendrás que regresar, hay algo que aún tenemos que hacer.- mi abuelo tomó mi mano y caminamos juntos hasta salir del castillo, una mujer encapuchada con una capa blanca y con brillos dorados me hizo una reverencia, me agarró de la mano y miré preocupada a mi abuelo.
-Tranquila ella es Alía, te llevará con tus tíos, nos veremos con ellos, estarás seguras.- insegura solté la mano del abuelo, de alguna manera confíe en él, camine con Alía y cruzamos un portal.
Estoy feliz tengo un nuevo integrante en mi familia y eso me hace muy dichosa y saber que fue muy cercano a mamá me hace quererlo más, pienso que me encantaría vivir aquí con él, y descubrir todo lo que esté genial e inusual mundo tiene para mí, pero parece que no será hoy.

                        ⚫⚫⚫

-¡Lo que pasó no fue lo que acordamos!, Candeb esta...- la voz del tío Lauke me hizo salir de mi habitación.
-Lo que pasó, fue lo que merecía algo como él. Recuerda nuestro acuerdo Duque de Clawwind.- Escuché la voz de mi abuelo en el gran salón baje corriendo por las escaleras, Alía me había traído a la casa de los tíos, Amelia al verme lloro de felicidad y me hizo quedarme en mi habitación, me parecía extraño que Amelia guardara mis vestidos y zapatos en maletas y algunas cajas guardaba mis listones, ¿A dónde vamos?. Amelia me dijo que no podía ver a mis primos, ni siquiera sabía por qué, yo no había hecho nada malo.
-Lo sé, cuando sea el tiempo, volverá contigo.- ¿A qué se referían?. Al ver a mi tío Lauke y mi tía Naru no pude evitar sonreír y correr hasta ellos.
- ¡Tía Naru!.- corrí emocionada y me lance a sus brazos, la tía quien lloraba lágrimas de felicidad me abrazo fuertemente.
- Mí niña, ¿Estás bien? ¿No te duele nada?, Ese cerdo no...- no pudo terminar la frase, ¿Se refería lo del duque Bacy?, En fin sea cual fuera el caso no quería que tía Naru estuviera triste.
-Estoy muy bien tía Naru, muy bien.- lleno su cara de muchos besos.
- ¿Y para mí no hay nada?- alegre corrí a los brazos de mi tío, me elevó en sus brazos y beso mi cabeza. Respiraba el olor de mi cabello como para asegurarse que fuera real.
- Señor es momento, el carruaje está listo, es hora de irse.- dijo Joseph.
El tío Lauke me dejó en el suelo nuevamente. Miró a mi tía Naru triste.
Amelia bajo las maletas y cajas que había preparado con ayuda de algunos empelados de la mansión, las subían al carruaje una por una, yo seguía sin entender, ¿Nos mudaremos?
-Es hora Naru- dijo mi tío Lauke. Mi tía asintió algo triste. -No tenemos tiempo hay que darnos prisa.
-Bueno Ava voy a despedirme de ti por un momento, creo que irás a una aventura, pero, yo estaré cuidándote, hace falta un pensamiento para que me llames.- -¿Solo un pensamiento? Y me escuchara.
-Y tú podrás escucharlo.- mi abuelo sonrió divertido.
-Asi es, cuídate mi princesa tiene que ser muy bonita e inteligente.- cruce mis brazos y sinceramente dije.
-Creo que la belleza ya es un don en mí, eso dice mi tía Naru, mi cabello blanco, mi ojos como el cielo y soy más inteligente que Noah.- mi abuelo sonrió mientras me ponía una capa dorada en mí, me dio un beso en la frente y me dijo.
-Esto la cubrirá, con esta capa nadie podrá  reconocerla... si tan solo hubiera sacado el cabello de tu madre... bien, cuiden de nuestra princesa y de mi nieta.- dicho esto el abuelo le miró tiernamente por última vez antes de cruzar por el portal.
Tía Naru me tomó de la mano y subimos al carruaje, me sentó en sus piernas para poder acariciar mi cabello, Amelia se sentó junto a nosotras y por último el tío Lauke estaba frente a nosotras.
Joseph dió la orden para que el carruaje se pusiera en marcha feliz me despedí de Joseph quien me miraba algo triste pero feliz.

            Algunas horas después

Lauke...no sé si hacer esto fue lo mejor.- mi tía Naru miró preocupada al tío Lauke.
-Es la única forma para que Ava sobreviva y pueda tener una vida larga.- dijo el tío Lauke serio, mirando por la ventana del carruaje.
-¿Dime cariño aún te duele?- preguntó cariñosamente mi tía Naru.
-No tía Naru, el hombre sol detuvo al malo y  mi abuelo sano mis heridas con magia, ahora estoy mucho mejor y no me duele nada.- los brazos de la tía Naru me rodearon para darme un cariñoso abrazo.
- Tío Lauke ¿a dónde vamos?- pregunté seriamente.
-...A un nuevo hogar.- mi tío Lauke me acunó en sus brazos, poco a poco fui cerrando los ojos hasta quedarme dormida, el cálido tacto de su pecho me daba tranquilidad y paz.- A tu nueva vida.

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora