Capítulo 17 El preludio dragón

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Dicen que los sueños que te hacen sonreír mientras duermes, son deseos que albergamos en nuestro corazón.
Tuve un sueño en el que mi madre acariciaba mi rostro mientras me susurraba una canción "Estoy aquí bella doncella, te necesita, te necesitamos, Sol y luna guíanos, pequeña dulce y bella estoy aquí oh bella doncella, escucha tu corazón, seré tu línea de tiempo y te mostraré el camino mi princesa"
Abrí mis ojos poco a poco, mi cuerpo se sentía muy pesado, un ardor molestaba en mi muñeca vendada. No recuerdo mucho, solo recuerdo haberle pedido a mi padre piedad por Amelia, antes de que me desmayara recuerdo que era de noche, ¿Por qué ahora es de día?, ¿Dormí toda la noche?, Tengo que ir a ver a Amelia rápido. Cuando estaba apunto de levantarme escuché unos pasos acercarme, volví a recostarme haciéndome la dormida. ¡Cobarde!
-No sé cómo se le ocurren esas tontas ideas.- esa voz me suena familiar. Abrí un poco mis ojos ¡Es el niño tómate!, Me senté en la cama y llame su atención.
-Oye niño tomate- dije emocionada
- Ah veo que estás despierta, ¿sabes todo lo que ha pasado ahí afuera?, ¿Por qué no me dijiste que eras una princesa.- dijo molesto, se ve muy lindo enojada.
-Porque no lo soy.- dije natural.
-¿Enserio?, No es lo que dicen allá afuera, además fui regañado por tu culpa.- me reprochó el niño.
- ¡Fuiste tu quien les dijo cómo encontrarnos!- reclamé molesta.
-Si lo siento por eso yo...en realidad no lo sabía lo siento, por otro lado ¿Cómo te sientes?.- lo mire confundida.
-Supongo que bien, no sé muy bien, no recuerdo que ocurrió, ¿Cómo lo sabes tú?.- le pregunté al niño tomate, camino hasta mí, se sentí a lado de mi cama haciéndome compañía.
-Me escondí para verte, luego vi como te traían hasta la habitación, había mucho revuelo, pero me descubrieron y volví, al final tu padre salió muy preocupado y enojado.- ¿Candeb preocupado? Si claro debe ser por qué estoy aquí de nuevo.
-Lo dudo, el no me quiere, está furioso por qué me encontró nuevamente.- dije segura.
-Vaya y lo comprendo.- hablo seriamente, ¡Mocoso!, Indignada me recosté nuevamente en la cama
-Oye Ava.- lo ignore completamente.- Ava, Ava oye lo siento fue una broma, vamos a jugar.- nadie bromea conmigo jovencito.-
-No puedo me siento mal.- dije seriamente
- Te ves muy fea cuando te enojas.- de nuevo sin obtener respuesta.
-Bueno en realidad...Ahora que veo tu cabello blanco...pienso que es muy...Hmm bonito.- ¡Pero que! ¿Es eso un cumplido? ¿Acaso su rostro está rojo?.
Vengo a cuidar de su majestad la princesa de Clawwind.- la puerta de la habitación se abrió, ¡Es Víctor!
-¡Hombre sol!- me levanté de la cama, y corrí a sus brazos felizmente.
-Es bueno volverla a ver princesa.- me cargó en sus fuertes brazos y ¿Es eso una sonrisa? Wow si que es muy guapo.
-Veo que te encuentras muy bien princesa- dijo Evan con un tono de molestía
-El señor sol está aquí como no sentirme mejor.- abrace a Víctor del cuello.
-Esta bien puedes retirarte mi padre me dio órdenes de cuidar de la princesa- Comentó el fastidioso de Evan, a quien le importa.
-Lo siento pero su majestad me pidió vigilar a la princesa- le dijo Víctor muy serio y con cara de poco amigos.
-Parece que un subordinado trata de llevarle la contra a un miembro de la realeza- Parece que Evan está enojado, hehe se ve muy gracioso.
-No podría, no hago más que lo que me pide mi emperador, podría irme si hubiera otro caballero que vigile a la princesa pero solo veo un niño.- Abrace más a Víctor y miré presumida a Evan
- Eh!!!!- se quejo Evan
-Si me disculpa princesa, estaré a cargo de vigilarla.- Víctor me dejó nuevamente en la cama y se quedó de pie junto a la puerta
Por supuesto hombre sol puedes quedarte el tiempo que quieras, después de todo el niño tomate es fastidioso- miré tiernamente a Victor
-¡¡Que!! Dices que yo soy fastidioso, ¿que hay de él?, ¿Es agradable?, Además este es mi palacio.- Even se veía muy irritado.
- Ehh pues veamos, ¡¡si!! Me agradan las cosas brillantes, hermosas y extrañas.- sonreí al recordar todas las joyas, vestidos, postres y hombres guapos que he visto como Víctor.
-¿Extraño?.- susurró Víctor para el mismo.
-Fuera fuera.- even empujaba a Víctor. Fuera del espectáculo que hacía Evan, recordé lo que había dicho Víctor y Evan.
-Oye hombre sol ¿a qué te refieres con princesa?- le pregunté confundida.
-Padre dice que Ava será mi esposa, así que tengo que  cuidarla- Hmm toda la habitación quedó en silencio, creo que todos notaron mi cara de confunsión y horror, ¿Por qué dijo algo tan vergonzoso en público?. ¿Qué ideas pasan por su cabeza?.
-Estoy segura que ni los dioses aprobarán esa petición-. Me reí amablemente, Evan me miró avergonzado y molesto
-Ya lo sé, tú ni siquiera eres bonita- se burlo even
-¡¡Ehh!! Soy una joya hermosa!!- presumí la belleza que existe en mí.
-Vaya veo que no tienes sutileza.- susurró Evan.
-Dejemos eso de lado, hermano Evan tengo que ver a Amelia.- tomé sus manos con mis ojos de suplica.
-¿Amelia?, ¿Hablas de tu madre?, Más bien la mujer con la que pasabas ¿verdad?.- asentí tristemente, la pequeña mano de Evan tomó la mía, y aquí estaba Evan regalandome una sonrisa reconfortante.
-Creo que es hora que vayas a buscarla Ava, iré contigo.- miré dudosa a Víctor.
-Oye hombre sol yo...-Victor me contestó como si estuviera leyendo mis pensamientos.
-Puedo escoltarla hasta su majestad.- le sonreí agradecida, no sé pero cuando veo a Víctor, me da mucha tranquilidad y confianza. Debe ser por qué el fue quien me ayudó aquel día que pensé que moriría.
Acompañada de Evan y Victor, fuimos hasta según Evan es el estudio real, Víctor abrió la puerta para nosotros, al entrar un hombre que supongo era el padre de Evan por su mismo cabello me sonrió, estaba la mujer de ojos grises y cabello negro, estaba vestida como aquella maga de cabello rosado solo que con los colores azul, blanco y dorado, a su lado había otro hombre que creo había visto en aquel baile de Richel... Richel ¿Cómo estará?, Lo extraño mucho.
Y a lado del hombre de cabello rojo, en una silla dorada y grande estaba sentado Candeb...mi padre. Todos me miraban sorprendidos y felices, menos Candeb, no podía descifrar cuales eran sus sentimientos justo ahora. ¿Qué le digo? Justo ahora yo...
-Aquí está la futura emperatriz de Dieber.- comentó seguro el hombre de cabello rojo
-Me reuso a tener algún parentesco matrimonial con esta persona- dijimos Even y yo cruzados de brazos, en fin no es eso por lo que estoy aquí, nerviosa mire a Candeb, caminé hasta él, ha pasado un tiempo ¿No?, Seguirá enfadado por lo de la fiesta de Richel, cuando intenté acercarme más a él, sentí una punzada de ardor en mi muñeca.
-Auch.- agarré mi muñeca sobándome en el lugar. Curiosa retire mi venda para ver qué era lo que se ocultaba ahí abajo. Otra marca de colección, al verla me sentí muy triste al recordar todo lo doloroso que he pasado, y lo que han tenido que sacrificar otros para darme felicidad.
Todos me miraban con pena, me frustra esa mirada.
-Y...yo señor nieve, por favor no le haga nada malo a Amelia ella...- Canses chasqueo la lengua burlándose
-Vienes a verme después de mucho y lo primero que tienes para decir es que ayude a esa traicionera mujer.-Amelia no es una traicionera.
-Merece un castigo al igual que...- enojada lo interrumpí
-¿Como yo?.- Candeb me miró sorprendido.- ¿Todos los que estén ligados a mi recibirán un castigo?, Entonces que hay de ti.- Candeb me miró molesto se notaba que queria gritarme.
-Les daré un tiempo en privado majestad, acompáñame Evan.- dijo el hombre de cabello rojo, quién salió de la habitación después de tomar a Evan del brazo.
-Veo que sigues careciendo de modales.- se burló Candeb, estoy harta que solo se ría de mí, no pude evitar llorar. Me puse de rodillas frente a él, derrotada, no me importa hacerlo si puedo ayudar a Amelia.
-Se lo pido señor Nieve, se que me buscan por mi hermano Richel, pero Amelia solo me protegía, ellos solo buscan cuidar de Ava- más lágrimas sinceras salían de mis ojos.
-Señor nieve de verdad ya pague todo lo que hice.- tragandome los recuerdos de todo lo que había pasado supliqué.-
-Cuando envío al hombre malo, aquel día a la habitación de piedra yo...no me volveré a portar mal, prometo que no voy a hacerlo enojar.- La mujer que estaba en la habitación se acercó a mí y me ayudó a levantarme.
-Pequeña damita, ¿acaso ese hombre malo te hizo algo?.- aterrada solo con el hecho de recordarlo asentí.
-Yo quiero ayudarte, pero necesito ver qué pasó ese día, yo soy una maga ¿podrías prestarme tus recuerdo?.- Prestarles mis recuerdos ¿Eso se puede hacer?
- ¿no me va a doler?.- tal vez, pero solo será un momento, por ahora te pediré ser una guerrerita, Víctor te tomara de la mano.- Melina agitó su mano para que Víctor se acercara, incómodo Víctor tomo mi mano, la maga me recostó en un escritorio de piedra que había en el estudio.
Esto era como ir al doctor en mi antigüo mundo.
-Prometo sanarte cuando termine.- la maga pasó sus dedos por mi frente, me hizo desmayarme, en mi sueño podía ver solo una habitación blanca, camine por la habitación blanca hasta encontrar alguna salid, lejos de mí había una luz resplandeciente, camine lo más rápido que pude hasta la ese umbral, pero al llegar no era más que un espejo gigante reflejando algún tipo de luz.
-Observa más de cerca.- susurró una voz cerca de mí, mire a todas partes pero no había nadie, me acerque al espejo hasta que vi mi reflejo, el espejo hacia pequeñas ondas como el agua, hasta que una onda expandió y dejo ver una imagen, al tocarlo con mi mano el espejo me succionó, al abrir mi ojos me encontraba nuevamente en la habitación de piedra, me daba escalofríos estar ahí. Unos gritos me hicieron reaccionar de aquella pesadilla. El terror, el miedo y la confusión me invadieron al ver otra yo tirada en el suelo, siendo golpeada por aquel cerdo, podía verme gritar y llorar, podía ver la cara de aquel hombre reírse, mis lágrimas no tardaron en aparecer pero mire todo detenidamente, no olvides que esto, algún día te hará más fuerte Ava, avergonzada decidí cerrar los ojos y mirar hacia otro lado, cuando lo abrí vi como el abuelo me llevaba en sus brazos al palacio mágico, estaba acostada en una habitación donde aquella silueta de mujer había aparecido, como si hubiera cerrado los ojos, ahora veía como el abuelo me abrazaba cariñosamente y decía que regresaría con él. Y aunque quería que durará más tiempo esa escena otro recuerdo me succionó, ahora estaba con mi tío Lauke ya tía Naru el abuelo se despedía de mí y le decía al tío Lauke sobre un trato que tenían. Nuevamente la escena fue intercambiada ahora me encontraba despidiendome tristemente de mis tíos. Y la Tía Naru diciéndome que todo lo que hacía era para protegerme, recordé como el tío Lauke decía que quería para mí una vida feliz y normal. Y después su carruaje estaba partiendo, yo abrazaba desconsoladamente a Amelia llorando. Una fuerza de aire me hizo salir de aquel espejo, volví a ver solamente mi reflejo,  recordar y ver todo aquello me hizo tener un dolor en mi pecho, sentía como si algo dentro estuviera ahogándome, me lastimaba, toda la habitación desapareció para por fin despertar, de la nada solté un gemido de dolor acompañado por el llanto, no podía dejar de llorar, podía sentir la mano de Víctor apretarme un poco más fuerte, me levanté de aquella mesa con ayuda de la maga, a quien sin pensar abrace, sentía muchas ganas de llorar y quería que alguien me abrazar como la tía Naru cuando me consolaba.
-Bien hecho pequeña, ya todo terminó.- me devolvió el abrazo.
-Ahora como prometí, haré que tú corazón ya no duela, te haré olvidar todo los momento malos.- me sonrió tiernamente la maga.
-No...no lo hagas.- limpie mis lágrimas para poder mirarla bien.
-No quiero olvidar, quiero crecer y ser muy fuerte.- La maga me abrazo nuevamente, cuando me gire a ver a Candeb él tenía la mirada perdida, su ceño fruncido, hacia notar su expresión de disgusto, cuando se dio cuenta que lo miraba, su expresión se relajó, seguía disgustado pero ahora parecía que me veía con preocupación.
-Por favor señor nieve ayude a Amelia y al señor Ermes.- suplique nuevamente. Candeb se levantó de su asiento y camino hasta mí.
-No vuelvas arrodillarte así por nadie,  no debes, tampoco quiero que vuelvas a recordar nada de eso, nadie se atreverá a tocar ni un solo cabello de ti- Candeb seguía teniendo su rostro de seriedad.- liberen a la mujer- ordenó Candeb.
- En cuanto a ti,  vienes al palacio conmigo.- es la primera vez que escucho amabilidad en Candeb y que veo algo de comprensión. Pero ¿Por qué de pronto?
-¿Y el señor Ermes?- pregunté nerviosa.
- Él también.- aclaró Candeb, no pude evitar soltar lágrimas de frustración pero más que eso eran de felicidad.
-Gracias, muchas gracias.- e inconcientemente lo abracé, su cuerpo era muy cálido y reconfortante. Podía sentir su cuerpo tenso ante mi contacto, no necesitaba que el me abrazara solo quería demostrarle cuan agradecida estaba. Mi corazón comenzó a latir muy rápido, deje de respirar un momento cuando sentí sus manos tomarme, la maga me soltó una vez que me encontraba en los brazos de él, para ser sincera me sentía muy nerviosa, avergonzada y me daba miedo.
- Todos esos recuerdos serán borrados  para siempre, no volverás a pensar en ello.- ¿Estoy soñando? Si así debe ser, esto debe ser un sueño, que suela tan más injusto y doloroso, solo juegan con mis ilusiones.
-Que injusto es, este sueño es tan agradable, ojalá nunca despertara.- cerré mis ojos mientras pensaba en voz alta.
-No tienes que preocuparte por eso más.- lo miré una última vez antes de esconder mi cabeza en su cuello. Huele a miel y menta.
-Hueles a regaliz- dije en voz alta.-me gusta...
-Hueles a fresas.- dijo en voz alta.- odio las fresas.
-¡¡Ay!!No creen que la princesa es tan linda.- Decía Merlina extasiada de emoción.- Y que los dos hablen al mismo tiempo es tan adorable
-¡Ya lo creo!, Parece una pequeña muñeca, ¡oh! quiero cargarla, majestad permítame el honor de...- Octavius hizo una reverencia que fue ignorada.
-Volvamos al Palacio Clawwind.- Mi padre salió de la habitación conmigo en sus brazos.
-Me ignoro.- susurró herido Octavius.
-Vamos Merlina.- dijo Víctor tratando de no reír ante la situación.
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             EL HECHIZO EVOCARIO

Un hechizo generalmente utilizado por los magos para adentrarse en los pensamientos del individuo, la persona entra en estado de adormecimiento, y los recuerdos vivientes son vistos por los demás a través de una boira en el lugar de dicho ritual, antiguamente la diosa Amaterasu realizaba el hechizo evocario para obtener la veracidad de acciones realizadas por los individuos cuando eran juzgados por las leyes ancestrales. Y los luxes lóbrego utilizaban este método para torturar, haciendo que revivieran  hasta los pensamientos, recuerdos y miedos más oscuros.

2#Luxes lóbrego: magos con magia oscura, que están encontrar de los linajes mágicos.

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                   Nota extraviada
El tiempo de las dimensiones es indefinido, así el tiempo de dos líneas del tiempo puede variar.
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serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora