Capítulo 32 Secreto de hermanos

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-¡Señor las tropas se han movilizado en la entrada norte!.- gritó uno de los caballeros preocupado.
-¿De que hablas?, hasta apenas ayer no había ningún movimiento.- preguntó el capitán a cargo del escuadrón de caballeros que vigilaban la frontera norte.
-Señor los caballero encontraron...ellos...han encontrado a un Gormog.- El capitán extrañado por aquel disparate dicho del caballero, soltó la copa de vino que estaba bebiendo. Si ya era mucho que estuvieran interrumpiendo su cena, era escandalosamente preocupante escuchar esas palabras. Un Gormog cerca del territorio de Clawwind...¿Cuántos serán? Sin duda esto debía saberlo el emperador.
-Encadenenlo y paralicenlo, debemos esperar órdenes de su majestad.- El capitán se levantó de su silla para ir a enviar un ofuscagrama.- Ah y si causa problemas...eliminenlo...que el escuadrón 2 verifique bien el área no quiero que otra cosas de esas vuelva aparecerse por aquí.-
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-¿Cómo se encuentra la princesa?.- Preguntó Neth desde la puerta de mi habitación.
-Me temo que aún se niega a comer bien, lo único que hemos podido darle son tomar flores de azar con agua de lluvia, y algo de verduras, ni siquiera ha querido probar sus postres favoritos.- Suspiró Rose con cansancio.- Estoy muy preocupada por mi pequeña señorita, solo se sienta en el balcón por horas.- Espero que sean conscientes de su volumen de voz.
-Rose...¿Qué me dices de...?, Ya sabes de ese zorro, el que es un espíritu familiar...¿sigue con ella.?- Susurró Neth.
-Tshh Sir Neth, Hmm...solo lo he visto un par de veces parece que no está con ella, solo viene a visitarla algunos momentos y después ¡Boom!, Desaparece.- Suspiré con cansancio, cada vez que Neth viene a cuidarme tengo que escuchar esta conversación. Si no es con ellos, lo es con todas las doncellas que vienen a buscarme.
Desde aquel día que salí de aquella mazmorra no he podido dejar de pensar y soñar en todos los sucesos ocurridos aquel día, me levanto cada noche sudando con el recuerdo de una cabeza en mis manos, lo preocupante es que no siempre es la de aquel mounstro caballero, si no que, a veces es la de Papá, Richel, los tíos...algunas veces la imagen de mis caballeros pasando ese tipo de penurias me provoca horror e inseguridad, mi cuerpo tiembla tanto que ya es imposible calmarlo con flores de azar. Lo único que me mantiene en calma es ver el amanecer, el atardecer y el anochecer. Han pasado 4 días desde aquel accidente, papá no ha podido venir a verme, por las noches Richel viene a cenar conmigo, se que le preocupo que no pueda comer bien pero simplemente no puedo tocar algo como la carne, me abraza hasta que me quedo profundamente dormida. Richel es lo que más importa para mí, es lo que debo proteger y es con quién debo permanecer para siempre...debo estar...siempre a su lado.
Aun recuerdo el día que pedí verlo para hablar de la gema que su madre me dio.
                               ...
          Hace pocos días atrás.

-Hermana, escuché que no has querido comer nada, debes estar muy cansada después de todo lo que sucedió...- decía Richel desde el umbral de la habitación, deje de mirar el atardecer que podía contemplarse desde la ventana, para poder admirar esos ojos que alguna vez miró mi madre. Verlo me provocó un gran sentimiento de culpabilidad y nostalgia. Pensar que tal vez su madre pudo salvarse si no hubiera sido por el impedimento de mi abuelo, si no hubiera sido por un hechicero, si no hubiera sido por los de raza mágica. Y en parte la responsabilidad de su muerta se ha vuelto mía también. Así que lo mínimo que puedo hacer para compensar el vacía que dejó su madre es darle lo que me fue otorgado, el más que nadie es quien merece tenerlo.
-Hermano....- me acerque lentamente a él.- lo siento...Ava lo siente mucho.- tristes lágrimas rodaron por mis mejillas, Richel me miraba preocupado, se acercó a mí para poder abrazar mi pequeño cuerpo, mi cabeza fue recargada por él en su pecho.
-¡Hermana! ¿Te duele algo?, ¿Estás herida en alguna parte?.- Su mirada de nerviosismo y curiosidad me hicieron darme cuenta que solo estaba preocupandolo, el solo quería pasar un momento agradable con su hermana, por eso es que me añora tanto...por eso hay una conexión muy profunda entre ambos, vivimos el mismo destino...solo que fuimos separados por nuestros padres, aún hay muchas cosas que no se de ti, pero solo yo puedo romper todo los obstáculos que se crucen en nuestro caminó, yo trataré de que seas el emperador más feliz y lleno de amor que pueda existir. Tu y papá...deben ser solo mi único objetivo...deben ser por lo que deba desvivir...En mi corazón no podría existir alguna otra clase de amor...Ya que, anhelar el amor en este mundo, sería muy enrevesado.
-No...Ava está bien...Richel Ava quiere contarte un cuento nuevo ¿Si?.- le dediqué una sonrisa fingida a mi hermano, lo que pareció ser más que suficiente, alegremente me agarró de la mano para sentarnos ambos en el sofá.
-Me encanta escuchar las historia de mi hermana, por favor anhelo escucharla.- Richel sonrió feliz.
--Había una vez una pequeña niña, llamada Alicia, un día la hermosa hada de las nubes bajó a la tierra a visitar a Alicia, Alicia tenía un hermano mayor a quien adoraba y amaba, ambos eran huérfanos...vivían en una pequeña cabaña de madera, era cálida, cómoda y pequeña, una buena casa para unos pequeños niños, ambos hermanos admiraban todas las tardes los bellos colores que el cielo les regalaba, era el momento más feliz de Alicia, pero sin embargo lo que le preocupaba a Alicia era cuando el silencio de la noche inundaba la habitación, pues los llantos susurrantes de aquel hermano partían el corazón de Alicia. Sin entender por qué cada noche era igual, Alicia pensó que debería hacer algo por su hermano. Un día en un bello atardecer Alicia pidió al cielo que la felicidad y el amor tocará la puerta de su hogar, "por favor que nuestras vidas puedan cambiar", conmovidos por tal acto de amor y bondad, los dioses permitieron a una de las hadas que vivían en el cielo ayudar a esos pequeños niños.                                        Una bella hada como las flores del bosque, le rogó al Dios supremo que le permitiera bajar a la tierra, al Dios le sorprendió tanto su deseo, pero como aquella hada había sido muy buena y obediente dejó que bajara.                   
El hada se presentó frente a Alicia con su forma humana, le dijo a Alicia que estaría con ella por solo 3 noches y esas tres noches Alicia tendría que descubrir el acertijo que la hada había preparado para ella, "si eres capaz de cumplir con esa prueba te prometo que tu hermano encontrará la felicidad y el amor que tanto anhelas. Pero todo tiene un precio mi querida niña, ¿estás dispuesta a tomarlo?"                                En el corazón de Alicia solo podía existir el amor para su hermano, por lo que sin titubear aceptó cuál fuera el precio.  "Te lo diré cuando hayas cumplido el acertijo", aceptando finalmente se cumplió la primera noche... el hada le mostró a Alicia un recuerdo viviente sobre una pequeña mujer, hermosa como el atardecer que tuvo que abandonar cualquier sentimiento del amor para poder cumplir la orden de su padre, siendo una niña apenas la mujer quiso seguir a su corazón, lo cual cobró un alto precio, un hechicero malvado le puso a la mujer una terrible maldición, que decía que nadie más podría amarla, solo el hombre que su padre le designara. Resignada a como su padre eligió, la mujer vivió tal como su padre le ordenó pero su corazón estaba triste, el hada terminó por esa noche la primera parte del acertijo, se despidió y se marchó hasta que el silencio de la noche volviera aparecer.                        La segunda noche el hada volvió nuevamente con Alicia, mostrándole el segundo recuerdo viviente, la mujer del recuerdo anterior ahora tenía a un bebé en sus brazos, un pequeño príncipe, tan brillante como el oro pero tan frágil como una pequeña flor, nuevamente la mujer pudo sentir el amor después de muchos años...pero debido a la maldición que le fue impuesta su cuerpo se iba apagando lentamente, pues nadie podría amarla, ni siquiera el ser que más la amaría por siempre. La mujer conoció una aldeana que con un buen corazón y una sincera amistad se compadeció de aquella madre, intentó hacer todo lo que pudo para ayudarla, investigó e investigó, utilizó magia día tras día para poder encontrar alguna forma de quitar esa maldición, pero, nada apareció. Concluyendo así la segunda parte del acertijo, el hada se despidió de Alicia y dejó que esa noche durmiera tranquila, la pequeña Alicia ahora sentía un poco del dolor que cada noche su hermano sentía, pues ahora para ella su noche se convirtió en un susurro triste.                                El tercer y último día el hada bajo nuevamente a visitar a Alicia, quién lista estaba para la última pista, nuevamente con el recuerdo viviente, ahora la mujer llevaba a su hijo en sus brazos, que con sus brazos mecía y mecía, hasta que el bebé pudiera dormirse, besó su pequeña frente mientras le cantaba una canción de cuna, "cuánto te amo mi pequeño niño", la mujer estaba triste pues no sabía cuándo sería la última vez que sus brazos sostuviera el cálido y reconfortante cuerpo de su hijo. Que cruel ironía que nadie pudiera amarla, ni siquiera su propio bebe, la mujer una noche sabiendo que sería la última, tomó a su bebé en brazos, lo miró con ternura y le dijo; "Aunque mi amor no pueda estar frente a ti, siempre te rodeará a cada lugar que vayas, aunque tú no puedas amarme, yo te seguiré amando para la eternidad", dicho eso la mujer le pidió a la aldeana que acababa de conocer que cuidara del pequeño bebé, la aldeana destrozada por la pérdida de su amiga, intentó cumplir su promesa, cuidó del niño por un tiempo como si fuera suyo, sin embargo el destino puede jugar muy duro de vez en cuando...la aldeana estaba embarazada de una pequeña niña, que dio a luz antes de morir, entre agonías la aldeana le dijo a su pequeña bebé, que cumpliera la promesa de ambas madres, y que siempre cuidara de su hermano con tanto amor y bondad...Dicho esto los niños crecieron y ambos se cuidaron mutuamente, pero a veces las personas necesitan de una verdad para poder ser felices...Los hermanos eran los más alegres y amorosos que la gente conocía, cumpliendo así las promesas de ambas madres, desde el cielo los dos hermanos fueron bendecidos eternamente, un hombre los adoptó convirtiéndolos en sus hijos, los dos pequeños se mudaron a un palacio tan grande y bonito donde vivieron toda su vida feliz y cómodamente.                        Terminado así el tercer acertijo el hada se dirigió a Alicia; "Muy bien querida mía, ahora dime la respuesta del acertijo, ¿Cuál fue el objetivo de mostrarte esta historia?".                      La pequeña niña lloriqueando con tristeza, se acercó a la hermosa hada e inesperadamente se le abalanzó dándole un fuerte y amoroso abrazo. "Debió ser tan triste para ti", le dijo Alicia a la hermosa hada. "Pero a pesar de todo seguiré cumpliendo esa promesa, seguiré cuidando y haciendo feliz a tu hijo, seguirá siendo mi hermano para la eternidad", "Y él sabrá del gran amor que aún aviva en tu corazón por él". El hada conmovida por la bondad y sinceridad de la niña, agradeció entre lágrimas. Tristemente le recordó el precio que se debía pagar antes de aquella plegaria. "Tristemente niña mía, por la felicidad de tu hermano, tendrás que entregarme lo que más has disfrutado hasta ahora, aquel mar de colores que tanto amas." Alicia sin dudar y aceptando lo que prometió, sonrió. El hada antes de irse le entregó a Alicia un collar de una preciosa joya que solo crecía en los cielos, "esto es lo que tú hermano tanto ha buscado, es por lo que tanto llora en las noches", Alicia lo acepto agradeciendo, el hada se despidió de Alicia con un beso en la mejilla, chasqueó sus dedos y desapareció.  Con algunas pequeñas lágrimas la niña regresó a su casa, caminó hasta donde su hermano se encontraba llorando de nuevo, le entregó aquel obsequio que el hada le había regalado. El hermano al escuchar toda la historia que Alicia le había contado, la abrazó con más amor que otros días, y entre lágrimas ambos agradecieron por nunca estar solos, ahora cada noche el hermano podía escuchar un susurro que decía; "te amo mi príncipe", de aquella joya del cielo. Haciendo sus noches y el resto de su vida diferentemente más jubilosas. Al poco tiempo un gran rey que no pudo tener hijos conoció a ambos niños y encariñándose con ellos, decidió adoptarlos y llevarlos a vivir con él. Ahora todo no era más que un recuerdo, ambos niños crecieron y junto al rey se convirtieron en una verdadera familia. Y en los atardeceres los tres admiraban el cielo con una sonrisa...Alicia mirando a su padre y a su hermano pensó que aunque el cielo y todas las cosas para ella se vieran grises, era como si aún hubiera color.  El destino puede llevarnos por caminos muy duros y diferentes pero a pesar de las circunstancias, si en tu corazón hay bondad y esperanza al final del camino podrás escuchar un susurro de fe. 

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora