Capítulo 42 Aiden

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Las personas representan el destino como la base fuerte de un árbol, aquel que cada extremidad esta conformado por pequeñas y grande ramas, hojas pequeñas, medianas y grande e incluso de diversos colores, algunos otros creen que mas bien el destino se representan por hilos, hilos extensos y con un sin fin de distancia, incapaces de conocer cual es el hilo o rama correcta aceptamos la que en nuestro subconsciente es mejor, entonces que afortunados son algunos, para alguien como yo la palabra "decidir" parece imperceptible. Desde que tengo uso de razón las personas a mi alrededor elegían lo que era lo mejor para mí. Tal como un príncipe debe de ser, crecemos con una idea de gobernar, ver lo que es mejor para el imperio y su gente y nos olvidamos de nosotros mismos, sí así lo recuerdo...así es siempre a la sombra de mi hermano. No lo detesto me agrada la relación que Elliot y yo tenemos supongo que mi padre y sus hermanos no lograron ser así por las diferencias de años, y aunque somos cercanos, nuestras almas son distintas, ser como mi padre no es lo que deseo, me consuela saber que no necesitare serlo, Elliot será el próximo emperador. Aún así, sabiendo esto es inaceptable que me obliguen a competir por la mano de una niña, ni siquiera quiero llevarme bien con ella, yo ya tengo alguien especial...yo tengo una amiga mejor que ella, pero aquí en este lugar y en cualquier lugar no hago mas que escuchar de ella, ¿qué la hace especial?, no me gusta que me obliguen a agradarle, aún recuerdo su deseo de ser caballero ¿de verdad cree que es así de fácil?, pedir algo con una cara tierna y obtenerlo vaya niña, no deseo competir con mi propio hermano por alguien como ella, día y noche escucho a mi padre reprendernos por no intentar ser cercanos al emperador, sobre todo a Elliot, decirme a mí que trate de acercarme a ella ¿de verdad?, Hmm si tan solo Mirai pudiera ir al palacio, si tan solo no fuera príncipe ¿podría jugar mas a menudo con ella?.

-Elliot ya que pasas tanto tiempo con los caballeros de Zircón deberías volverte mas cercano a sus majestades, ustedes dos deben ser las opciones de Candeb una alianza en matrimonio es lo que todos en este lugar esperamos, son mis hijos ustedes tienen que ser la mejor opción.- Padre al igual que todos buscan ser la mejor opción para su majestad Cande ¿para qué? ¿poder? ¿relación? después de todo existe ya un acuerdo entre las descendencias dragones. ¿Por qué la codicia?. Todo en el palacio es tan abrumador, todos son tan desesperantes, todo me da vueltas, y cada vez la caída es tan profunda, ja quisiera reírme con sarcasmo de su hija frente a él. Un emperador que de la nada presenta a su hija como un trofeo, ¿no deberían sentir vergüenza? Abandonar a su hija todos estos años, una niña humilde que no tuvo nada y de repente lo tiene todo, hace que su avaricia crezca cada vez pase el tiempo. ¡No me rehusó a ver a mi hermano como competencia!, me rehusó a luchar por alguien del cual ninguno de los dos somos pertenecientes del corazón del otro. ¡No quiero su mano, no quiero resentimientos, no quiero obligaciones! No la quiero.

-Aiden, ¿me estas escuchando? Lo que tienes que hacer es ir con la princesa y...-. Furiosamente retire la mano de la criada que servía en nuestra mesa, asustada pidió perdón retirándose lentamente hacia atrás, furiosamente me encare con mi padre, ¿quieres ver lo que hago con tu tan deseada princesa?

- No lo hare...-susurre para mi familia. - No seré su títere. - Solo quiero ser una persona libre, con mis propias decisiones fuera, lejos del palacio, lejos de todas las obligaciones codiciosas. Realmente no me percate del dolor que sentía al apretar con fuerza mis labios, las inmensas ganas de aguantar todo lo que pensaba.

-Aiden, tus manos... - susurró Elliot. - Aiden ¿Qué haces? Siéntate ahora. - ¿Por qué tú también me regañas? Acaso ¿no es lo que sientes tú también? - Aiden escúchame ahora siéntate. Y como si mis palabras quisieran vida propia, otro yo, una parte de mí que no conocí decidió salir.
- ¡Princesa!, ¡Usted...me prometió un duelo!, ¿recuerda? Me dijo que cuando lograra entrenar para ser un caballero me concedería un suelo. - A diferencia de mi padre que deseaba darme 100 azotes en este momento, Elliot me miraba con suma preocupación y horror. ¿estas preocupado por mí, y por ella?

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora