Capítulo 33 El secreto de mamá.

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-¿Dónde estabas?.- preguntó Candeb irritado.
-Oh lo siento ¿es que acaso su majestad me extraña?, estaba haciéndole compañía a una pequeña princesa...sabes creo que debemos hablar de ciertas cosas sobre tu...hija...-Aken había recostado su espíritual cuerpo en el sofá de descanso de su estudio secreto.
-Sé donde está el cuerpo de Ivy.- La expresión sombría de Candeb no era nada de raro para Aken, pero aquellas palabras que habían salido de su boca, representaban el peligro del cuál Aken pensó, estaban muy lejos. Miró atentamente al emperador de belleza inigualable..."pensé que algo estaba cambiando dentro de ti Candeb" eran las palabras que Aken guardaba en silencio.
-¿Cómo lo encontraste?.- Ahora parecía estar más interesado en el misterioso caso.
-Eso no importa, lo que importa es que...tenemos las piezas en el juego, y el tiempo está avanzando esa niña adquiere más magia y poder, pero lo preocupante es Aken...que Richel se está aferrando a ella, debemos apresurar esto...ella es muy lista no dudo que adquiera mucha popularidad.- Esas palabras ¿eran la esperanza de un amante trágico o eran el temor de un padre desesperado?, Aún así la respuesta no se sabe, a veces su ser, su razón y su corazón actuaban con preocupación frente a ella, los latidos de su corazón aumentan pero...en algunas ocasiones parece odiarla. Aunque tratase de engañarse así mismo es imposible evitar que una flor crezca en un edén.
"Han pasado días desde que su majestad se ha reunido con la princesa, ¿Cómo espera su majestad llevar a cabo su plan?, Podría ser que ¿estés dudando?"
-¿Lo has entendido Aken?- preguntó su majestad.
-Lo comprendo...entiendo a qué te refieres, pero... permítame que te recuerde, si no logras obtener el favor de tu hija, no funcionará.- Aken le recordó seriamente a Candeb.
-Tan solo es una niña...una niña que ha crecido sin padres, por el momento soy el único hombre en el que puede confiar, por supuesto que soy el único que tiene su corazón.- habló muy seguro su majestad.
Aken soltó una enorme y sarcástica carcajada.
-No seas tan presuntuoso...aunque eso fuera cierto...deberías preocuparte por el cariño que te tiene tu hija...lamento desilucionarte pero no eres el único hombre en su vida...olvidas a su tío...una vez ya la alejo de ti, su abuelo, que haría de todo por conseguir a la niña...hasta una guerra podría provocarse por su seguridad...tal vez no lo sepa...su majestad pero...la princesa ya ha conocido a algunos de los príncipes herederos...y está su...prometido, algún día heredará el trono de su padre, no pienses que no dudaría en proteger a su futura emperatriz, aunque eso implique la desunión de un acuerdo de paz, olvidas también el caballero que le ha jurado lealtad...tu mejor que nadie sabe el peso de la promesa de un caballero, escúchame... debés prestar más atención a lo que digo...no lograrás tu objetivo con solo suposiciones...y tal vez si apresuras esto podría terminar más pronto de lo que crees.- Candeb miraba el silencio de la noche pensativo... él solamente quería que todo esto terminará de una vez por todo, si al menos las cosas fueran más fáciles.
"En está vida el cariño entre tú y yo... será para siempre irrealizable. Tal vez en otras circunstancias yo hubiera podido amarte sinceramente" pensó Candeb
Aken estaba apunto de retirarse cuando un recuerdo importante penetro sus recuerdos.
-Por cierto tal vez te interese escuchar esto...ella y Levi Crawford se han encontrado.-  concluyó Aken mientras salía de aquel estudio secreto, el cuerpo de Candeb trepidaba de irá de tan solo pensar en el hecho que su peor enemigo estaba cerca de él nuevamente.
                             ...
                     
                           Ava
-Entonces, Ava no olvides que siempre debes saludar de esa manera a su majestad, ahora eres oficialmente de la familia real...trata de mostrar los modales que has aprendido.- Todos los días desde que me levantaban me hacían practicar diferente clases de saludos y despedidas.
-Princesa su majestad el emperador solicita su presencia en el comedor real.- Anunció Giselle acompañada de Rose. Amelia terminaba de bañarme como todas las mañanas, pero ahora tenía que arreglarme e ir a ver a mi padre...no sé que puede cambiar si no lo he visto en un par de días, mi cuerpo titilaba con la idea de que tendría que comer junto con ellos, los desayunos eran más tranquilos ya que al menos mi hermano no me obligaba a comer por mi condición, pero era de admirar el empeño con el que trabaja en lograr que probará algo sólido.
Sin embargo no era de mucho éxito, si bien lo que me mantenía de pie, era las diarias revisiones mágicas de Merlina, venía cada mañana cuando le notificaban que mi energía disminuía, los incrementos de maná que usaba en mí, restauran la falta de energía que causaba el no comer, algo así era conocido en mi mundo como vitaminas, ¿Quién pensaría que aquí una vitamina tendría que ser la magia?, Merlina comentó que tengo suerte en ser mitad mágica, ya que mi solo humano linaje dragón no hubiera sido suficiente...mi cuerpo es más lento al de los demás, a mi edad Richel era capaz de controlar su poder dragón, su mana hacia una perfecta sintonía con su cuerpo, lo que daba una buena aura de poder dragón, mi mana es apenas una gotera, al menos así creo que muchos lo ven.
-Princesa está quedando muy linda, no hay duda que el emperador está ansioso de ver a su hermosa hija, ¿No es hermoso? Parece ser que la extraña princesa.- ¿Papá me extraña?...bueno eso no lo sé, no es algo que pueda creer pero también...he logrado ver las pequeñas acciones de papá que muestran un poco de afecto hacia mí, sé que será duro el que llegues a amarme, pero aunque mis sentidos puedan cansarse prometí que sería paciente y... definitivamente lograré que puedas darme un poco de lugar en tu corazón. Entiendo muy bien que por el momento sea duro estar conmigo...creo que el único feliz aquí es Richel, tiene un padre y una hermana que lo aman...solo espero que algún día mamá...puedas moverme de estas cadenas que me atan a ti. Por ahora seguiré actuando como una niña de 6 años, aunque mentalmente soy más grande hehe
-Bueno...no, Ava no ha visto a papá en días...Ava está muy feliz por ver a papá, quiero verme bonita para él.- sonreí reflejandome en el gran espejo frente a mí.
-¡Dios estoy agradecida con el cielo de servir a una hermosa princesa!.- Parecía que Rose iba a llorar en cualquier momento.
-Si no se dan prisa su majestad el emperador es el que pedirá al cielo que salgamos de aquí.- Bromeó Amelia. Giselle y Rose siguieron cambiándome y peinandome, y aunque no me guste mucho el usar vestidos debo admitir que la mayoría son muy bonitos.
-¡La princesa parece una muñeca!, la señora Naru si que tiene sentido de la moda, que vestido tan hermoso, no es tan esponjado y la forma en la que caen los hombros es tan hermoso. Y el encaje en la tela del vestido hace que la princesa se vea más más dulce, con ese color amarillo parece un pequeño sol.- Ahora entiendo el por qué la moda es difícil, aunque la verdad es que agradezco a los dioses permitirme ser una belleza a la que todo le queda bien en esta vida, no importa que la mayor parte del tiempo este mundo sea un cielo de modelos brillantes.
-Ya está lista princesa, no haga a su majestad esperar.- sujeté con fuerza la mano de Amelia, me miró dedicándome una sonrisa tranquilizadora. Salimos de la habitación donde Neth me esperaba para escoltarme. Cómo siempre me acompaña mi caballero Neth, mis dos doncellas, que cada día se turnaban los roles y Amelia por supuesto.
Debo admitir que me siento nerviosa al ver a mi padre después de mucho tiempo, cuando sus brazos me sujetan el tiempo para mí se detiene, agradezco que sea mi padre, si no tendría que poner al rededor de él una cinta de "cuidado zona peligrosa".
Si darme cuenta ya nos encontrábamos frente a la puerta del gran comedor, lo sé por el golpe que me lleve al chocar con ella.
-¡Princesa! ¿Se encuentra bien?.-  preguntó Rose, ¡No no me encuentro bien! Estoy a punto de compartir una comida con mi padre cara de dragón malhumorado ¿cómo quieren que me sienta?.
-Sí Ava está bien.- sonreí divertidamente.
-La princesa ha llegado.- me anunció uno de los guardias reales.
Las dos puertas se abrieron, mi padre tiene el poder de hacer que mi corazón deje de latir en cuanto lo veo, su perfecto cabello tan blanco como la nieve hace resaltar su afilado rostro, sus bellos ojos de zafiros, es como perderte en el grande y hermoso cielo nocturno. Auque me hubiera gusto admirarlo un poco más, fui sacada de mis pensamientos por el saludo de Octavius, estaba de pie mientras me hacía una reverencia, creo que más que estar feliz de verme esperaba que mis conocimientos de etiqueta no estuvieran extraviados.
-Mis saludos al glorioso sol del imperio, padre te deseo buena salud, está mañana.- Espero estén contentos Amelia y Octavius, ambos me dieron un pulgar arriba como aprobación.
-¿Por qué tantas formalidades de repente?, Otras veces carecias de modales...adelante toma asiento.- por qué siempre tienes que ser tan severo, Octavius tomó asiento mientras me hacía una señal para que siguiera caminando, creo que el mismo se arrepiente de la actitud de su majestad.
Cómo siempre, papá tenía que sentarse al filo del comedor, Octavius estaba de un lado de su extremo así como yo...por alguna razón no veía a Richel por ningún lado.
-Uhh...mi hermano Richel ¿no comerá con nosotros?.- pregunté evitando el contacto visual con papá que parecía estar escaneandome, ¿no debería preguntar directamente si es que hay algo de lo que tenga curiosidad?.
-Bueno el príncipe fue a...- La puerta se abrió abruptamente interrumpiendo el comentario de Octavius, el bello rostro de mi hermano parecía consternado, me miró por un rato, cuando por fin entró en consciencia de el lugar donde se encontraba.
-Ahh...Extiendo mis saludos a padre el glorioso sol del imperio, te deseo buena salud esta mañana.- Richel hizo una reverencia educadamente, veo como todos en el palacio están enamoradas del joven príncipe, un caballero educado, de buenos modales, siempre de buen carácter...bueno a veces...un caballero de buen corazón e inigualable con la espada. Richel ocupo el asiento que estaba a mi lado, y como papá no despegó su vista de mí.
-¿Cómo ha estado la academía Richel?, ¿Tus maestros están enseñando te bien?.- preguntó Octavius tratando de aligerar el ambiente.
¡Es cierto! Richel tiene permitido ir a la academia, extraño poder estar con mis amigos, se dice que esa academia fue obra del gran emperador Candeb, pues estaba cansado de ver cómo solo la gente aristócrata recibía educación mientras otros con mejores habilidades, conocimientos y dones carecian de algo tan importante como el aprendizaje debido a absurdas tradiciones o mejor dicho absurdos pensamientos.
Aunque a pesar de tan buen acto, aún hay niños y padres que lo consideran una mala idea.
Creó que todo era más fácil cuando era la hija del duque.
-Pss Ava...- susurró Richel, ¡Cielos! no me percate que aún seguían hablando, parecía que Octavius y Richel habían terminado su conversación, ahora discutía con mi padre acerca de asuntos sobre la preparación de lo que parecía ser una reunión aristócrata.
-Pssss, Ava...¿estás bien?...¿estás segura que puedes comer?.- me preguntó lo más bajo que pudo. No quería preocuparlo, he sido egoísta al monopolizarlo en toda esta semana durante los desayunos.
-Ehh, sí estoy mejor ahora, no te preocupes.- le susurré igualmente.
-Me han dicho que estuviste indispuesta en estos días, e incluso tuviste una recaída...¿Es eso cierto?.- preguntó papá con rectitud. Los chefs y los ayudantes de cocina entraron al comedor con bandejas de plata cubiertas de tapas del mismo material, generalmente las bandejas de oro son utilizadas solo en fiestas o reuniones donde hay gente noble o de la realeza.
-Ohh, no tienes que preocuparte, Ava está muy bien, solo fue sueño.- relajé mi rígido rostro con una sonrisa.
-¿Es eso así?, Entonces duermes demasiado, me pregunto que es lo que te enseñan en el palacio, ¿has estado faltando estos días a las clases con tus profesores e institutriz?.- papá se veía un poco molesto, el ambiente en el comedor era algo incómodo sobre todo por el hecho de que todos en el comedor estaban escuchando.
-Bueno, Ava...solo...está cansada, eso es todo.- desvíe la mirada hacia las manos de Richel, quien entendiendo mi gesto sujetó mi mano con tranquilidad.- Ahh pero si asistí.
Mentira aunque probablemente no siquiera sepa quienes son mis maestros, y no creo que Octavius se atreva a desmentirme en una ambiente como este. Miré a Octavius tratando de que entendiera mi situación y tuviera compasión de mí.
-Hmm, mentirle al emperador puede provocarte un castigo, sé muy bien que no saliste de tu habitación para nada, me pregunto ¿si es solo un capricho o alguna etapa que estás atrevasando?.
Los chefs destaparon las bandejas de platas, y para mí mala suerte mi peor pensamiento se cumplió la jugosa carne acompañada de lo que parecía ser una crema no ocultaba el término medio con la que la carne había sido cocida, lo único apetecible del platillo era su variedad de verduras y otros acompañamientos. Podía sentir la mirada preocupada de Richel atravesandome.
-Después arreglaremos este tema, parece que hay cosas que me estás ocultando, comamos.- Tal vez si solo como todo lo que no sea carne no dirán nada.
Y así fue como lo hice pero, no lograba nada, mi mente sabía que justo enfrente estaba la carne, era imposible tener una comida tranquila me sentía más bien estresada e incómoda y un poco asqueada al ver cómo los demás comían la carne. Logré ver cómo los chefs se preocuparon porque no veían que llevara ningún bocado de su apetitoso platillo a mi boca.
-Pa...padre pu...puedo retirarme por favor.- Dije con dificultad, sentía que si abría mi boca las náuseas aumentarían y lloraría.
-¿Acaso no es esa una falta de respeto?.- le preguntó mi padre a Octavius, Octavius nervioso por la respuesta que debía dar, no pudo más que estar de acuerdo con mi padre.
-A... así es majestad, el...el emperador debe de terminar su comida para que el resto de la familia pueda levantarse, y desperdiciar la comida es algo que a su majestad no le agrada en absoluto.- Octavius para ser un pez fuera del agua.
-Ahora...come.- me ordenó papá
-Es que yo...- Amelia me cortó la carne que había en mi plato.-
-Está bien Ava puede hacerlo sola.- Comentó mi padre mirando disgustado a Amelia.
Amelia se separó de mí dejándome tomar mi tenedor libremente.
Miré la cara seria de mi padre que estaba atento a cada movimiento que yo hacía.
Separé la carne del resto pero un mareo de náuseas y escalofríos atravesó mi cuerpo entero, al ver la carne aún roja y con un poco de sangre.
Mis manos temblorosas dejaron caer los cubiertos al suelo e incapaz de poder controlarme lleve mi mano a la boca evitando que algo saliera, salí corriendo del comedor, ignorando las llamadas que me hacía mi padre y la demás gente.
Necesito aire fresco necesito respirar, necesito que todo recuerdo se vaya, ¿Por qué siento el sabor de la sangre en mi boca?.
Salí del castillo por la parte trasera, evitando con todas mis fuerzas el vomitar cerca de las personas del palacio. Al atrevezar el umbral, logre sentir cómo el viento golpeaba mi rostro si poder resistir más abrí la boca arrojando el vómito que había almacenado en mi boca, el esfuerzo que hacía por vomitar provocaba que mis lágrimas salieran sin que yo lo controlara. Y los recuerdos de aquel momento bailaban frente a mí, parecían querer burlarse.
-¿Es la princesa?...¡Sí, es la princesa!.- Escuché un grito parecido a la voz de Harper. Al alzar un poco la vista pude vislumbrar las siluetas de Elijah y Harper.
-¿Princesa se encuentra bien?.- trató de sujetar mi cuerpo pero en un acto de  vergüenza la alejé con un manotazo.
-Espera Harper...- Elijah apartó los cabellos que caían sobre mi rostro, posó su mano en mi espalda y empezó a hacer pequeños círculos, su masaje en mi espalda hacían que me tranquilizara, el vómito había cesado,
pero las lágrimas no.
-Lo...lo siento yo...me doy asco.- decía llorando.
Una suave caricia hizo que reaccionara y mirara a mi lado, Elijah acarició mi mano diciéndome que todo estaba bien, sacó un pañuelo de su bolsillo y me lo entrego. Me dejó perpleja, pues no debía de darme ese pañuelo así como así, aunque estuviera en esta condición.
-Despues de todo dentro de poco le jurare mi lealtad así que puede tener mi pañuelo desde ahora.
¿Me juraras lealtad? Tú...¿Por qué?.
Agradeciendo sujeté su pañuelo con fuerza y limpie mi boca.
-Princesa...- Esa voz...no...no quiero que me veas, nadie más.
Alcé mi rostro lloroso, permitiéndome ver al hombre sol, Víctor se puso de rodillas frente a mí, preguntando a los dos caballero a mi lado sobre ¿Que había pasado?. Limpie mi boca y sin dudar lo abrace fuertemente.
-Ava no puede comer ningún trozo de carne sin evitar ver su cabeza en las manos...todos los días el olor a sangre se hace más fuerte...- Lloré en sus brazos descontroladamente, aún no sé por qué cuando estoy a su lado, todo parece más liviano, parece más fácil...como si unos brazos me arrullaran y dijeran que no debo de preocuparme, hace que el peso que estoy cargando disminuya.
-¿Sangre?...pero ¿de donde?.- preguntó Elijah mirandome sin entender.
-E...en a...aquel día en el...templo. Ese hombre... cortó su cabeza y... cayó en mis manos. Y la cabeza de él rodó.- Víctor me sujetó de los hombros obligándome a levantar mi cuerpo para poder mirarlo, pero no logró ver nada más que terror en mi mirada. Y al ver su mirada comprensiva dejé que mis recuerdos y lágrimas salieran de nuevo. Víctor me acercó a su cuerpo en un cálido, fuerte y reconfortante abrazo.
-Majestad usted...¿escucho eso?.- Escuché a Elijah preguntar.
- Así es...lo escuché.- no quería mirar a papá se que no tiene la culpa de esto pero...me siento molesta conmigo misma...me siento débil y avergonzada, mirarlo solo me incomodaría más, debió solo dejarme ir cuando se lo pedí. Queriendo evitar cualquier contacto con mi padre me aferré más al cuello de Víctor.
- Víctor dame a mi hija...- pidió mi padre con seriedad.
-No...- susurré y me aferré más.
Impaciente papá caminó hasta nosotros, colocó sus manos en mi pequeña cintura, extrañandome de mi propio comportamiento aparte bruscamente las manos de mi padre con un manotazo.
-No más...por favor...no quiero que me mires.- No quiero que me veas en este estado, me avergüenza que puedas verme en este asqueroso y patético estado.
-Amelia, será mejor que regresen al palacio de la princesa, Víctor...escolta a la princesa de vuelta.- Era la voz del tío Lauke, ¿Cuando apareció?. De reojo observé la forma de un zorro pequeño...es Aken.
Aken caminó hasta donde estábamos todos. Lo miré con ojos llorosos y molestos. ¿Dónde has estado zorro molesto?.
Aceptando las órdenes Víctor se puso en marcha hacia el palacio Bellwhite, me seguían Neth, Aken, mis doncellas y Amelia
Ahora sí podía ver el rostro de papá, parecía confundido y molesto, tal vez no le gusto la manera en la que dejé el comedor, tal vez sea algo que no te importe mucho, pero...hay recuerdos que aunque quisiera que desaparezcan no pueden desaparecer.
Solo al cerrar mis ojos y al ser abrazada, encuentro tranquilidad.
                                ...

serás tú, mi majestad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora