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Entré en clase totalmente dormida, ayer tardé en dormirme por el dichoso pelinegro y lo que me había dicho. Muchos pensarán que es una tontería que me emocione por una simple frase, pero no puedo evitarlo.

Ayer me lo pasé realmente bien, antes de dormirme Valerie me acribilló a preguntas por mensaje y las evité todas así que en cuanto me sentase en mi sitio me esperaba una buena por parte de Valerie, aunque cualquier cosa mejor que atender a filosofía.

-Cuéntame como lo hace. - Dijo Valerie con los ojos muy abiertos.

-Conduce bien.

-¿En un coche? Tía esa es fantasía mía.

-Estúpida, no pasó nada.

-A mí no me habría importado. - Me giré y vi a Kevin acercándose hacia nosotras.

-Ves estúpida, es solo cosa tuya. - Dijo Valerie con una sonrisa tremenda.

-Cierra el pico, y tú. - Dije mirando a Kevin. - No te metas en conversaciones ajenas.

-Sabes que yo estoy dispuesto. - Me guiñó un ojo y se fue, Valerie me miró como si se le acabase de aparecer un ángel, aunque lo único que se había aparecido era un demonio.

-Si no te lo tiras tú me lo tiro yo.

-¡Valerie!

-No me grites... Si tú también quieres. Hace mucho que no echas un polvo.

-Valerie ya.

Me concentré en la clase y así hasta que pasaron las 6 horas horribles. Salí a toda prisa de mi casa para ir a la mía, hoy tenía que llegar a casa pronto ya que esta noche iríamos a una discoteca Valerie y yo y necesitaba prepararme.

Al llegar a casa comí rápido y me fui al armario, tras un rato mirando opté por ponerme un top en banda blanco y unos vaqueros apretados rojos con unas plataformas negras.

Cuando por fin terminé de arreglarme me vestí y me maquillé, recogí mi pelo en una coleta y bajé, ya que Valerie me esperaba, ella llevaba un vestido corto y apretado verde, con la espalda abierta. Definitivamente iba a ligar. Al llegar y entrar Valerie casi desapareció de mi vista, así que dirigí a la barra y pedí un ron cola.

Estuve un rato sola, mirando el ambiente. Gente bailando por todos lados, incluida Valerie que bailaba con un chico de una manera un tanto acalorada. Valerie siempre había tenido un don para ligar, llegaba a cualquier sitio y todo el mundo se giraba a verla, dejándome a mí como un segundo plato para los que ella rechazaba.

Nunca me había molestado realmente, pero ahora echaba de menos un poco de diversión, al menos el poder rechazar al primer gilipollas de turno.

-Pero mira a quién tenemos aquí. - Levanté mi cabeza, topándome con Kevin, llevaba una camisa blanca remangada por los codos y unos vaqueros rotos negros. La camisa le quedaba apretada, remarcando sus músculos a la perfección.

-¿Qué haces aquí? - Dije tomando un un sorbo de mi bebida.

-Pues suelo venir aquí, ¿y tú? No pareces la típica que vaya de fiesta en fiesta.

-Me gustan. - Me encogí de hombros y terminé mi bebida, para pedirle otra al camarero.

-No lo parece, estás sola bebiendo. ¿Te ha dejado el novio? - Buena estrategia Kevin.

-No. - Murmuré.

-Interesante, pues si me lo permites me voy a sentar contigo. - Le pidió un chupito de tequila al camarero y se lo tomó de un trago.

-¿Cómo no puedes siquiera poner una mueca?

-Pues he tenido práctica.

-Está asqueroso.

-Vaya insulto. - Soltó una carcajada y no pude evitar mirarle, se veía muy bien.

Se giró hacia mí y acercó su pierna a la mía de una manera poco disimulada, yo giré la cara inmediatamente y noté como me ruborizaba, pero intenté bajar el color y volví a mirarle, él miraba al frente con un vaso de agua.

-¿Agua? Pregunté divertida. - Se encogió de hombros y yo vi a Valerie acercarse junto con un chico.

-Nena no me esperes hoy, me quedaré con este guapetón. - Dijo Valerie besando en la mejilla al rubio, el cual le pegó en el culo a medida que se alejaban.

-¿Esa es tu amiga? - Dijo Kevin en tono divertido mientras le daba vueltas a su vaso con agua.

-Por desgracia si.

-Oh bueno, pues creo que te ha dejado un poco tirada. - Rodé los ojos y le di un trago a mi bebida, no sé por qué siempre iba a fiestas estúpidas con Valerie si al final acababa con algún tío.

-Me tocará volverme sola, como siempre.

Vi que él fruncía el ceño y negaba con la cabeza, me miró y yo empecé a sentirme incómoda, así que clavé mi vista en el vaso, observando detenidamente su color y los hielos que flotaban en la bebida, ya pequeños por el paso del tiempo.

-Te llevaré yo.

-No hace falta. - Dije sin siquiera mirarle.

-Recuerda la cuneta, no quiero sentirme mal porque aparezcas allí. Cuando quieras irte solo dime.

-Qué caballeroso por tu parte, pero si piensas que haciendo esto me tendrás en tu cama estás muy equivocado.

Él soltó una carcajada y le dio otro sorbo a su bebida, para luego mirarme fijamente. No le estaba mirando pero podía sentir su mirada sobre mí, me giré a verle y efectivamente me estaba mirando.

-Ay Alison, créeme que si quisiera que estuvieses en mi cama ya lo estarías.

Y tras eso se alejó, otra vez dándose aires de interesante. Yo me levanté y me fui a la pista de baile, me sentía perdida entre toda esa gente que no paraba de bailar, restregándose entre ellas, de repente sentí una mano en mi cintura y me giré asustada, al hacerlo me topé con un chico de ojos verdes.

-Hola, soy Mike, ¿bailas?

-No gracias. - Intenté alejarme pero me cogió con un poco más de fuerza.

-Oh vamos yo creo que sí quieres. ¿Cómo te llamas nena?

-Kevin, y si no la sueltas te parto la cara. - Kevin apareció detrás mía y el chico me soltó al instante. Él me agarró de la muñeca y su simple tacto me provocó un escalofrío. - Nos vamos.

Y sin darme tiempo a rechistar me sacó de allí y me llevó a casa.

La Última Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora