17.

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Me desperté rodeada por unos brazos que casi me impedían moverme, con un poco de esfuerzo conseguí estirar el brazo y alcanzar el móvil, eran las 2 de la tarde. Mis padres no se habían ni molestado en llamarme para felicitarme el año, pero estaba feliz porque tenía una felicitación de mi tía y mi hermana, les felicité de vuelta y solté el móvil.

Me giré para observar más de cerca a Kevin, descansaba sobre su lado derecho y estaba totalmente serio, sonreí inevitablemente y le acaricié el pelo.

Poco a poco se despertó, clavando sus grises ojos en los míos.

-Buenos días angelito. - Dijo con voz ronca, vale, eso había sonado muy sexy.

Ya tenemos a una Ali caliente.

¿Te pego?

No puedes

-Buenos días Kev. - Me sonrió y dejó de abrazarme para levantarse, yo me froté los ojos e hice lo mismo. - Voy a entrar al baño.

Me encaminé hacia el baño pero unos brazos me sujetaron, haciendo que frenase, me giré y encontré la cara de Kevin a escasos centímetros de la mía. Decidí jugar con él un poco.

Pasé mis labios por los suyos sin besarlo, me aparté y él me miró serio, cuando me volví a acercar le di un tierno beso en la mejilla y me alejé en dirección al baño pero me cogió de la cintura y me acorraló contra la pared.

-Creo que no quieres jugar a esto angelito. - Susurró contra mi oído causándome escalofríos.

-Igual sí.

-Estás jugando con fuego, solo has conocido la parte que yo te he dejado ver nena. - Un nuevo escalofrío recorrió mi espalda cuando noté sus labios contra la piel de mi cuello, pero no me besó ahí, se quedó quieto mientras con su otra mano acariciaba mi piel por debajo de la camiseta.

Suficiente.

Le aparté y él soltó una ronca carcajada, me metí rápido en el baño y cerré con pestillo.

-Te recuerdo que seguiré aquí cuando salgas, tú empezaste Ali. Ahora no corras pequeñaja.

Tragué grueso y me lavé los dientes, la cara y me cepillé el pelo, al salir Kevin estaba en la cama sentado, aún sin camiseta. Bajé rápido para pillar algo de desayunar y Kevin me siguió.

-¿Qué quieres desayunar?

-Mmm, se me ocurren varias cosas. - Dijo acercándose a mí, yo empecé a retroceder pero mi espalda chocó con la encimera, él puso una mano a cada lado de mi cuerpo, dejándome atrapada.

-Pues dime y hago algo.

Una de sus manos acarició mi mejilla.

-No hemos hablado de lo de anoche. - Dijo pasando su mano por mi cuello y clavícula, con sus ojos clavados en los míos y una sonrisa picarona.

-¿Y de qué quieres hablar? - Pregunté con nerviosismo.

-Del beso angelito. - Dijo separándose bruscamente de mí y cogiendo una manzana del bol de la encimera.

-Ah, eso. - Arqueó una ceja y yo me reí. - Era broma, no estuvo mal. - Dije picándole.

-¿No estuvo mal? - Inquirió divertido.

-Creo que podrías haberlo hecho mejor Kev. - Creo que acababa de invocar al demonio porque dejó la manzana en la isla y vino hacia mí, acorralándome de nuevo.

-¿A sí? - Dijo rodeandome la cintura con un brazo y subiéndome a la encimera.

-Sí. - Estaba definitivamente muerta.

Me cogió con una mano de la parte de atrás de la cabeza y juntó sus labios con los míos, mis manos viajaron a su cuello y las enredé en su pelo, tirando de él hacia mí, era un beso más intenso, con más deseo. Su mano libre recorrió mi espalda erizando mi piel, nos separamos al poco tiempo y se apartó, dejándome bajar de la encimera.

-¿Mejor? - Preguntó con la respiración todavía entrecortada.

-Sí, pero creo que puedes seguir mejorando. - Él rodó sus ojos y siguió comiendo su manzana.

(***)

Valerie casi chilla cuando le conté todo lo que había pasado el otro día con Kevin, 5 días habían pasado y yo sin creerlo.

Después de esos días empezamos a hablar mucho más, si él no estaba en mi casa yo estaba en la suya y viceversa. Estábamos en un punto en el que no tenía ni idea de qué éramos, pero tenerle cerca me hacía muy bien.

Llevaba 3 días comiéndome la cabeza sobre qué comprarle por reyes, Valerie no era nada adecuada para esto, me había dicho desde condones hasta lencería. Y pensarán, ¿por qué cojones comprarle lencería? Pues ella opinaba que el verme con lencería puesta sería un gran regalo para él.

Y sí señores, esta es mi mejor amiga.

Pasé por una pequeña tienda de accesorios, me llamó la atención lo curiosa que se veía y decidí entrar, estaba llena de collares, pulseras y otras cosas que parecían caras y estrafalarias, pero entonces la vi. Una pequeña pulsera con una nota musical y un piano colgando de ella, era simplemente increíble.

-Tía, esta. - Dije señalando la pulsera.

-Es perfecta.

Una señora de unos 60 años se nos acercó sonriente.

-¿Vais a llevaros la pulsera? - Dijo amablemente.

-Sí, es preciosa. - Dije mirándola.

-Es una pulsera con historia, por lo visto la dejaron aquí hace unos años, yo estaba librando ese día y al día siguiente la encontré en el escaparate. Perteneció a una familia cuya hija murió de cáncer, amaba tocar el piano. - La señora nos dio la pulsera en una bolsita. - Regálala con sensatez niña, es algo muy importante. Era el amuleto de la suerte de la familia.

-Lo haré, muchas gracias.

Salimos de la tienda hablando y riendo, ya tenía el regalo perfecto para mañana, iba mirando mi móvil y no noté que me chocaba con alguien hasta que mi hombro no chocó con un pecho.

-¿Alison?

La Última Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora