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Kevin

Eran las 5 de la mañana cuando llegué a casa, después de haberla dejado en su casa porque su amiga la había dejado tirada, aunque eso había supuesto una ventaja para mí. Había podido pasar más tiempo con ella.

Me parecía una chica bastante interesante, y quería seguir acercándome a ella como fuese, por eso decidí ponerme con ella en el trabajo, a Valerie no pareció importarle.

Por más que intenté dormirme, eso era misión imposible, quería hablar con ella pero iba a ser egoísta llamarle, así que no lo hice.

(***)

Me desperté con un portazo en la puerta de abajo, salté de la cama y bajé corriendo creyendo que iban a robarnos o algo, pero casi mato al ver que solo era mi madre.

-Mamá casi me matas de un susto.

-Lo siento hijo, no calculé la fuerza.

-Cuando me encuentres medio muerto por un infarto ya te acordarás de calcular la fuerza. - Ella rodó los ojos.

-Tú siempre tan dramático. - Se dirigió a la cocina y yo hice lo mismo. - ¿Qué tal con la chica del otro día?

-Bien, estuvimos haciendo un trabajo.

-Ya, claro. - Murmuró a la vez que se dirigía al frigo.

-Es enserio mamá, fue un trabajo.

-La chica es muy guapa. -

Y tiene buena delantera, y trasera, bueno en fin ella está buena.

-No está mal.

-A ver si ya asientas cabeza, he visto más chicas desnudas aquí que en el baño del gimnasio. - Rodé los ojos y negué con la cabeza, me tomé un vaso de agua de un trago y volví a mi habitación, cerrando las persianas para ver si podía dormir.

5 minutos, 10 y nada. No era capaz de dormirme, en su lugar me levanté y me di una ducha fría, me sentía un poco solo ahora que me había alejado de mi antiguo hogar, y más teniendo a Alex tan lejos, la verdad echaba de menos a ese idiota.

Escuché la puerta y supuse que mi madre habría salido a hacer algo así que me quedé en la cama tirado un rato, hice los deberes que tenía porque desgraciado pero aplicado y esa pregunta volvió a rondar mi mente.

¿La llamo?

Hazlo.

¿Y si me cuelga? No soportaría un rechazo así.

Llámala idiota.

Tras un par de minutos discutiendo con mi conciencia marqué su número.

-¿Hola? - Una voz de chico.

-¿Quién eres?

-Trevor.

-¿Quién?

-¿Quién eres tú? - Dijo en tono molesto, escuché una pequeña discusión y se escuchó otra voz por la línea, la de Alison. - ¿Estás bien Kevin?

La Última Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora