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Me desperté sobresaltada ya que había olvidado bajar el volumen de la alarma, bien Alison, a este paso no llegas a los 18 viva. Tras el susto dado me levanté sin ganas y fui al baño a vestirme y cepillarme el pelo.

Bajé a la cocina y cogí un bol, me eché cereales y me senté a comerlos mientras miraba las redes sociales en el móvil, mi hermana bajó y abrí mi boca al ver que llevaba puesta ropa mía. Pasó por mi lado como si nada y sin saludarme y se sentó enfrente mía.

-Buenos días a ti también. - Dije mirándola fijamente.

- ¿Qué pasa? ¿Alguien se despertó de mal humor? - Preguntó burlona mientras mordía una manzana.

-Llevas puesta mi ropa.

-A mí me queda mejor.

-Quítatela. - Dije en tono amenazante.

-¿O si no qué? - Dijo de manera desafiante, yo le mire sería y entonces me acordé de mi jugada maestra.

-Le diré a mamá que te trajiste un chico a casa, con fotos.

-Era gay. - Exclamó mi hermana molesta, yo sonreí victoriosa mientras la veía subir para luego bajar mirándome con asco, amaba molestarla.

-Me voy, no llegues tarde al instituto.

Al llegar al instituto cogí el libro de mi primera clase de la taquilla; química. Empezar un martes con esa asignatura no era agradable y más cuando sabías quien era el profesor. El señor Jenkings era un hombre de mediana edad, bajito y ancho que era famoso por sus clases horrorosas, nadie entendía nada pero nunca preguntaban. Esperé a Valerie pero no llegaba así que fui yo sola a clase, para mi sorpresa, el tal Kevin estaba sentado mirando su teléfono.
Me senté en mi sitio y yo también cogí el móvil.

-¿Chica madrugadora? - Escuché decir, le miré y me lo encontré mirándome.

-Se podría decir.

-Ayer te pillé mirándome. - Dijo con una mueca divertida mientras me lanzaba un papel.

-¿Qué es esto? - Le pregunté mientras lo abría, me encontré un número de teléfono seguido de un "llámame guapa" - ¿Enserio?

-Tú no te atrevías a hacerlo, y estás buena. - Rodé los ojos y negué con la cabeza mientras me levantaba y le devolvía el papel.

-No me confundas, no soy otra de tus putas Kevin. - Me iba a volver a mi sitio pero me cogió la muñeca haciendo que volviese hacia él.

-Vas a caer Alison, créeme. - Me dijo serio mientras me dejaba ir.

La clase poco a poco se fue llenando, yo volví a mi sitio y esperé a que Valerie llegara, la vi entrar mirando descaradamente a Kevin y le miré riendo, se sentó a mi lado y me miró sonriente.

-Joder tía mira que está bueno.

-Eres de lo que no hay. - Digo rodando los ojos, la profesora de inglés entró y comenzó a dar clase, yo me aburría así que empecé a dibujar en la parte trasera del cuaderno, la clase pasó más lenta de lo que debería, en cuanto sonó el timbre me fui hacia la puerta con Valerie pero alguien me agarró del brazo, al girarme vi al idiota de Kevin. - No voy a darte mi número.

- ¿Has apuntado lo que ha mandado la de inglés? - Dijo haciendo caso omiso a mi comentario.

-¿Tengo cara de haberlo hecho?

-Desde luego eres la alegría en persona. Ha mandado las páginas 3 y 4. Para mañana, y las va a revisar.

- ¿Y?

-No creo que quieras que te ponga un 0.

-No tienes que preocuparte por mí.

Se encogió de hombros y se fue, detrás mía estaba Valerie, con los ojos abiertos como platos y la barbilla casi en el suelo.

-Te ha recordado los deberes.

- ¿Y? - Dije a medida que salíamos a la siguiente clase.

-Te ha dirigido la palabra, se interesa por ti.

-Por llevarme a su cama dirás.

-Yo aceptaría. - Le pegué un leve puñetazo en el hombro y ambas reímos, me separe a mitad de pasillo porque yo tenía psicología y ella anatomía. - Ya sabes, si te dice algo más ataca fiera.

Me despedí de ella y entré a mi clase. Cuando acabaron las clases cogí los libros que necesitaría para estudiar esta tarde, me puse los cascos y empecé a caminar hacia casa, hoy estaría sola porque Aria iba a casa de una amiga así que me paré a comprarme una ensalada preparada, había mucha cola así que me tocó esperar.

-Pero qué coincidencia. - Dijo una voz a mis espaldas.

-Tú... - Dije a sabiendas de quién se trataba.

-Hola Alison, ¿Cómo tú por aquí? - Preguntó el pelinegro.

-He ido a comprar una ensalada para comer.

-¿Casa sola? - Preguntó encarnando una ceja.

-No te importa. - Rió levemente y yo rodé los ojos, la cola avanzaba muy lento y era lo último que me apetecía.

-Bueno, creo que te equivocas.

Alguien pasó a toda velocidad y me empujó, me habría caído al suelo de no ser porque Kevin me sujetó por la cintura, lo que hizo que mi piel se erizase levemente, creo que lo notó y me puse bien rápidamente.

-Gracias.

-Tranquila, hay gente que no sabe comportarse. - Dijo encogiéndose de hombros, se había vuelto menos irritante.

-Bueno, al menos la cola ha avanzado. ¿Qué vas a pedir?

-Empanada, mi madre me ha pedido que compre una.

-Qué bien...

Ahí terminó nuestra conversación, en unos 5 minutos tenía la ensalada que quería y me fui a casa, comí y me pasé la tarde estudiando

La Última Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora