Pelea

39 11 13
                                    

Todomatsu estaba exhausto, el olor a alcohol y cigarro inundaba sus fosas nasales mientras movía su cuerpo al ritmo de la música. La adrenalina controlaba su mente cuando comenzó a frotarse contra alguien que no conocía, estaba perdido en el alcohol y luego de un momento comenzaron a besarse, intercambiando saliva mientras se aferraban al cuerpo del otro. Había pasado mucho tiempo desde que fue a una fiesta. No entendía porque, pero se sentía con esa necesidad de liberar ese dolor que había acumulado, necesitaba olvidarse de su corazón roto.
Que mejor forma de olvidarse de algo que con el sexo, pensó.
Y con ese pensamiento en mente fue guiado por aquella persona desconocida a la salida del establecimiento, completamente borracho.

Aunque, justo en la salida, ese hombre que sostenía la mano de Todomatsu, fue golpeado por otro hombre robusto y castaño.

—¡¿Qué demonios te pasa Jimmy?!—preguntó furioso Todomatsu, interponiendose en su camino.

–¡Eso debería preguntar yo!-respondió sujetándolo por los hombros—. ¡¿Qué mierda haces aquí?!

—¡Ese no es tu maldito problema!

Todomatsu lo empujó enojado cuando sintió las lágrimas querer escapar de sus ojos, mientras caminaba con rapidez intentando perder a su amigo.

—¡Todomatsu! ¡Oye!—gritó tomándolo del brazo.

—¡Sueltame!

—Escucha, perdón por gritarte ¿si? Te llevaré a casa.

—No quiero ir a casa.—dijo jalando su mano.

—Tus hermanos se preocuparan ¿sabes que hora es?

—¡No me importa! ¡Ya déjame!

—¡Todomatsu!—lo llamó cuando él se soltó de su agarre de forma agresiva.

—¡Sigueme y te cortare el pene!—gritó comenzando a correr.

[ . . . ]


Ichimatsu miraba el reloj con nerviosismo, eran más de las dos de la mañana y su hermano no volvía, se sentía inseguro y preocupado. Él suspiró mordiendo su labio mientras cruzaba sus brazos, intentando mantener su cuerpo caliente. Que buen momento para que la calefacción deje de funcionar, pensó.
En el fondo de su preocupación, sabía que cuando vuelva a ver a Todomatsu lo iba a golpear.

—¿No vas a dormir?—preguntó Jyushimatsu, saliendo del baño.

—Esperaré un poco más.—contestó bostezando.

Jyushimatsu asintió y se acercó a la cocina, donde buscó un vaso para luego llenarlo de agua, y finalmente beberla soltando un suspiro cuando sintió el agua llegar a su cerebro. Ichimatsu lo observó en silencio, desviando su mirada en repetidas veces hacia la puerta principal, manteniendo la esperanza de que, en algún momento, Todomatsu entraría por ahí.

[ . . . ]

La noche había durado demasiado, lo suficiente para que su cerebro se refrescará y su mente se volviera clara. Ahora se sentía estupido.
En el momento en el que rechazó a Jimmy no pensó en lo que sucedería después, y en consecuencia, ahora se encontraba en un barrio que no conocía y, probablemente, muy lejos de donde se suponía estaba su hogar, aunque no podía afirmarlo.

—Mierda ¿Qué hago?—preguntó a si mismo mientras caminaba con las manos en los bolsillos, refugiándose del frío—. Ah... Cuando llegue a casa me matarán.

Suspiró pensando en sus hermanos, sacudiendo su cabeza para intentar dejar de pensar en el futuro y centro su mirada al frente.

Estaba oscuro.

Lentamente, se acercó al parque a lado suyo y se sentó en un banco solitario. Suspiró dejando caer su cabeza hacia atrás para mirar el cielo, observando las estrellas y la hermosa luna llena que resplandecía en la noche. En medio del silencio, Todomatsu escuchó a lo lejos una voz, un hombre hablando por teléfono. Volteo la mirada en esa dirección y una persona con apariencia intimidante se apareció ante él, observándolo atónito a lo lejos.
Él, extrañado, se levantó y comenzó a caminar asustado. "¿Qué diablos le pasa?". Pensó amentando la velocidad, al escuchar sus pasos más cerca.

"Esto es malo". Sus manos comenzaron a sudar y su corazón empezaba a acelerarse, estaba nervioso y temía por su seguridad.
Cuando empezaba a considerar gritar, una gruesa mano sostuvo su hombro, volteando su cuerpo con rapidez.

Y al observar ese rostro conocido, su cuerpo se congeló, su cerebro se detuvo un momento y simplemente dejó a sus impulsos hablar.

—¡¿Ah?!—exclamó apuntando su rostro con sorpresa.

—Silencio.—habló el hombre poniendo su dedo entre sus labios, alejando sus manos de él.

—¡Y una mierda! ¡¿Quién eres?!—preguntó exaltado.

—Yo también estoy confundido—dijo con expresión seria—, cálmate y hablemos ¿bien?

Todomatsu lo pensó un momento, no cualquier día se podía encontrar a alguien con su mismo rostro que no fueran sus hermanos. Sin embargo, se sentía intimidado, vestía con un traje caro, y en su muñeca podía observar un reloj de calidad, también un par de guantes de cuero que cubrían completamente su piel. Se abrazó a si mismo, cuando pudo visualizar sus músculos resaltar en su camisa azul marino, con un par de botones sueltos dejando ver un poco de sus clavículas.

—Vamos a sentarnos.—indicó señalando un banco cercano.

Ambos se acercaron al banco, y se sentaron guardando distancia entre ellos. Un silencio incómodo se plantó, mientras que los dos intentaban procesar la existencia del otro.

—¿Cuál es tu nombre?—empezó Todomatsu, mirándolo directamente.

—Primero el tuyo.—habló devolviendo la mirada.

—¿Por qué? ¿Acaso tienes un nombre feo?-preguntó de forma sarcástica.

—Mi nombre es muy hermoso.—respondió con una sonrisa confiada.

—¿Eh?—él arqueó una ceja y suspiró—. Mi nombre es Todomatsu.

El hombre borró su sonrisa cambiando el ambiente totalmente, Todomatsu se sintió confundido, ¿Qué tenía de malo su nombre?

—Yo soy....

—Karamatsu-sama.—interrumpió otra voz masculina.

Karamatsu volteo la mirada hacia el hombre atrás suyo, regalándole una sonrisa sincera.

—Haru.—pronunció su nombre, haciendo que el mencionado suspirará.

—¿Karamatsu?—preguntó Todomatsu, levantándose de inmediato.

El cubrió su boca, sin saber cómo exactamente reaccionar al ver al supuesto hermano muerto del que le habló Ichimatsu hace años. Karamatsu lo miró sorprendido, cambiando su expresión al ver cómo se levantaba.

Un largo silencio se formó, mientras Haru miraba atónito a ambos hombres, desviando su mirada de uno a otro varias veces.

—¿Qué esta pasando?.

Continuara...

Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora