Escape

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El sonido del fuerte golpe resonó por la habitación. Todo sucedió tan rápido que Todomatsu no pudo reaccionar, pero Bushida sí.  Antes de que se diera cuenta, ella ya se había avalanzado contra él y ambos cayeron al suelo. Al siguiente instante, el agudo sonido de un disparo hizo que su corazón se detuviera un momento. 

No notó cuando el Inspector había golpeado a Atsushi, solo cuando los escuchó forcejeando el peligro comenzó a respirar en su nuca. 

—¡Inspector! —Todomatsu intentó levantarse, pero Bushdia se lo impidió. 

—Nos vamos. —La mujer tomó su brazo con un fuerte agarre y lo arrastró hacía la salida. Pero dos hombres armados aparecieron en la puerta, deteniendo su escape. 

—¡Sueltáme, maldita sea! —Atsushi gritó, forcejeando con el Inspector. Pero entonces él se colocó detrás suyo y llevó la boca de la pistola a su sien derecha. 

—No se muevan—Amenazó—, suelten sus armas.

Los hombres armados se congelaron por un momento y miraron a su jefe buscando su aprovación. Atsushi sonrió. 

—No dejen ni a uno vivo. 

El hombre levantó su arma hacía Bushida, pero ella reaccionó rapidamente golpeando su mano y usando todo su cuerpo para empujar al hombre. Empezó un intenso forcejeo cuando el segundo hombre pateó con fuerza su estómago, tirándola con fuerza al suelo, sin embargo ella logró arrebatarle el arma. Bushida rodó hasta topar con el escritorio y desde el suelo les disparó a ambos. Sus cuerpos cayeron al suelo inmediatamente. 

—Puedo darte al hombre que mató a tu sobrino, solo sueltáme —Atsushi intentó convencerlo mientras era empujado por Ishikawa hacía la puerta. 

—No me sirve el verdugo, tu eres quien lo planeó —Respondió el Inspector cuando salieron al pasillo. El ascensor indicó como ascendía desde el piso inferior, los hombres de Atsushi estaban por llegar—. A las escaleras ¡Ahora!

Bushida y Todomatsu corrieron en direccion a las escaleras de emergencia con Ishikawa detrás.

—Yo no lo quería matar, ¡Él me dijo que lo hiciera! 

Todomatsu y el Inspector voltearon sus cabezas en su dirección. 

—Tu lo ordenaste. —El inspector pegó aún más la boquilla del arma en su cabeza, Atsushi se retorció en su agarre.

—No lo hice, yo jamás odenaría hacer algo tan macabro, hombre —Atsushi levantó sus manos, en señal de rendición—. Esa es la firma del Fukunakami. 

Todomatsu sintió su piel erizarse, no podía ser posible que sus hermanos planearan eso. 

—¡Mentiroso! —Todomatsu se acercó a él de forma amenazante. 

—No tenemos tiempo ¡Vámonos! —Inoue jaló del brazo a Todomatsu y el inspector los siguió por detrás. Comenzó a llamar a Yuzuru por su celular mientras bajaban las escaleras con prisa.

—Escucha, les diré todo si me dejan ir. Prometo que no los perseguiré. 

—Cierra tu sucia boca y camina. 

Era cuestión de tiempo que los hombres de Atsushi comenzaran a persegirlos por las escaleras, el metal de los barandales evitaron que recibieran balas que dispararon desde arriba pero su suerte duró poco. Una bala impactó en el brazo de Todomatsu, provocando que soltara un alarido de dolor. 

—¡No te detengas! —Bushida, a pesar de sus gritos, lo siguió jalando hasta que llegaron a la planta baja. 

Inoue y Todomatsu pasaron rápidamente la puerta, pero al momento que Atsushi llegó a ella bajó su cabeza fuera del alcance del arma y empujó a Ishikawa. Se colocó encima suyo y forcejeó por el control del arma.

—¡Inspector! —Inoue intentó regresar a ayudar a Ishikawa. Pero escuchó pasos acercándose y entonces dudó. 

—¡Vayanse! ¡Saca a Todomatsu de aquí! —Gritó mientras Atsushi retorcía el agarre de la pistola hasta que la tuvo en su mentón. 

Todomastu cerró los ojos cuando escuchó un disparo, y entonces las piernas de Ishikawa se dejaron de mover. 

Solo sintió el agarre de Bushida nuevamente y comenzaron a correr. Ambos agacharon sus cabezas cuando Atsushi disparó en su dirección. 

—¡Les dije la verdad, carajo! —Lo escucharon gritar detrás suyo.

Cuando estuvieron a punto de llegar a la entrada fueron interceptados por seis hombres, los amenzaron con bates y palos de fierro en sus manos, obligándolos a detener su escape. 

Uno de ellos golpeó a Todomatsu en la espalda, provocando que cayera al suelo y casi al instante posó su pierna sobre él, inmovilizándolo. 

Bushida gritó y acudió en su ayuda, pero también la obligaron a arrodillarse. Atsushi se acercó con una sonrisa en su rostro. 

—¡Que mal! Ahora no tienen escapatoria —Se burló apoyándose en una de sus rodillas para estar a su altura—. Escucha, el trato sigue en pie. No suelo perdonar este tipo de acciones pero haré una excepción por ti, líndura. ¿Qué dices?

Bushida escupió en su cara, Atsushi no borró su sonrisa y, en cambio, soltó una suave risa. Ella pudo sentir como el ambiente se tensaba, fingió que no le importaba hasta que volvió a escuchar un grito de dolor de Todomatsu. 

—¡No! —Ella intentó levantarse, pero la obligaron a mantenerse en el suelo. 

—Ustedes me obligan a usar la violencia. Esto es tu culpa, el Inspector está muerto por tu culpa ¿Lo entiendes? —Atsushi se levantó y le dió una mirada de desdén a Inoue. 

Todomatsu se retorció bajo el peso del hombre que metía un dedo en el agujero que había hecho la bala en su brazo. El dolor escaló por su brazo a sus hombros, haciéndolo insoportable y agonizante. 

Atsushi soltó un suspiro y sacudió su cabeza con decepción. 

—Apresurense y maten a estos dos, todavía tengo trabajo que hacer. 

La puerta se abrió en un estruendo, Atsushi volteó inmediatamente y se encontró con la figura de Choromatsu, parado en la entrada con un porte relajado. Le dirigió una mirada molesta, en su mano había un sencillo bate que pretendía ser un arma, pero a Atsushi solo lo hizo reír.

—Nadie te enseñó a tocar la puerta, ¿verdad? —Bromeó llevando sus manos a su cintura—. Cielos, ¿A qué se debe la precencia de su majestad? 

—Ese es mi hermano —Chromatsu señaló a Todomatsu, quien seguía sometido en el suelo—. Suéltalo y quizás te deje vivir. 

Atsushi lo miró incrédulo, luego soltó una amarga carcajada.

—Que sorpresa, ¿Vienes a mi territorio y me amenazas? ¿Qué te hace pensar que saldrás vivo de aquí?

—Tu no eres capaz de matar una mosca. —Choromatsu seguía tan serio como siempre, y eso era lo que mas le molestaba.

—Eso ya lo veremos. 

Continuará...


Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora