Extraño

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El amanecer se veía a lo lejos, entre las montañas dejando ver el sol. Esa mañana Ichimatsu se levantó somnoliento, mientras terminaba de levantarse sintió un cuerpo extraño a su lado, suspiró en sus adentros y volteo observando a su hermano menor durmiendo plácidamente mientras sujetaba la esquina de su pijama suavemente. Sonrió mientras observaba el rostro de Todomatsu, cuando intentó levantarse fue golpeado por el brazo izquierdo de su otro hermano mientras roncaba, impidiendo su escape. 

—Jyushimatsu...—intentó despertarlo retorciéndose debajo de su pesado cuerpo—¡Quítate de encima!

—Que ruidoso eres.—quejó Todomatsu levantándose mientras frotaba su ojo derecho con delicadeza.

Jyushimatsu se levantó mientras estiraba sus brazos con fuerza, luego se relajo volviendo a caer sobre su hermano mayor, quien anteriormente intentaba levantarse, tumbándolo de nuevo. 

—¡Jyushimatsu!—gritó Ichimatsu, siendo aplastado por él.

—¡Silencio!—respondió el abrazando con fuerza al mayor. 

Ambos terminaron acostados en el futón, mientras que Todomatsu se levantaba dejando la habitación en silencio. Jyushimatsu se quedo en esa posición inmovilizando a Ichimatsu con sus brazos y, ahora, piernas. Ichimatsu suspiró rindiéndose a la posibilidad de escaparse, mientras acariciaba los cabellos despeinados de Jyushimatsu, quien frotaba su cabeza en su pecho. 

—¿De nuevo?—preguntó enredando el pelo entre sus dedos.

—No es eso.—respondió inundando sus fosas nasales con el aroma de Ichimatsu.

—Deja de olerme, es asqueroso.—reprendió sintiendo sus ojos cerrarse.

Un bostezo salió de su boca cuando Todomatsu abrió la puerta ya arreglado.

—Me voy  al trabajo—habló el menor, mirando su celular—, saldré con unos amigos está noche, no me esperen para cenar.—dijo cerrando de nuevo la puerta.

Los mayores guardaron silencio mientras escuchaban el sonido de la puerta principal abrirse y cerrarse, dejando el lugar en silencio, antes de ser interrumpido por el gruñido del estomago de Jyushimatsu, él levantó la mirada hacía Ichimatsu, quien lo miró con molestia y finalmente pudo moverlo de encima suyo.
Ichimatsu se dirigió al comedor, limpio por parte de Todomatsu, cuando dirigió su mirada al reloj de mano que estaba puesto encima de una mesa de madera cuadrada, con una nota encima.

“Regalo de Papá, yo no lo quiero”

Estaba escrito con la letra de Todomatsu, Ichimatsu arqueó una ceja, extrañado de ver a su hermano rechazando un regalo costoso, era raro.
Él suspiró, tomo el reloj en sus manos y lo observo con cuidado, cuando observo la hora, miró con rapidez a su hermano a su lado, quien parecía no darse cuenta de nada.

—¿No tenías que ir a la casa de Yoshizawa-san antes de las nueve?—preguntó mostrándole el pequeño reloj.

—¡AH!—gritó él cuando observo el reloj en mano de Ichimatsu, regresando rápidamente a su cuarto y comenzar a vestirse con prisa—¡¿Por qué no me despertaron antes?!

—No es mi trabajo.

Jyushimatsu recorrió el apartamento corriendo, mientras recogía sus pertenencias personales para salir. Ichimatsu lo observo mientras tomaba un vaso de agua tranquilamente.
El menor llegó a la entrada donde se sentó a colocarse sus zapatos, sosteniendo su bolso para no olvidarlo.

—¿Qué pasa con el desayuno?—preguntó Ichimatsu entregándole su teléfono, que casi olvida.

—Comprare algo en el camino—respondió tomando el teléfono y colocándolo en su bolsillo—, gracias Ichimatsu-niisan—Jyushimatsu finalmente abrió la puerta y antes de salir miro a su hermano, dedicándole la sonrisa que siempre expresaba—. ¡Me voy!

—Que tengas un buen viaje.—se despidió él, observando como se iba su hermano.

Ichimatsu se quedó solo en el apartamento, pasó un momento mirando la entrada hasta que se dio vuelta para regresar a su habitación. A pesar de que tenían cuartos separados, a veces sus hermanos invadían la suya sin previo aviso. Él se acostó de nuevo en su futón y se cubrió con el cobertor, cerrando los ojos para regresar al sueño que había sido forzado a abandonar.

[...]

Jyushimatsu caminaba con prisa por la calle, mientras algunas señoras mayores le saludaban con una amplía sonrisa en el camino, él les devolvía el saludo lo más rápido que podía antes de seguir mirando al frente para evitar chocar con desconocidos.
En una esquina dio la vuelta y comenzó a correr cuando miró la hora en su teléfono.

8:55

Tenía la costumbre de llegar justo a tiempo al trabajo, pero parecía que está vez no lo iba a lograr.
Suspiró en sus adentros y aumentó la velocidad, hasta que tuvo que parar a la fuerza cuando se acercaba a cruzar una calle el semáforo se volvió rojo, evitando su paso.
Él no pudo evitar maldecir a la máquina, antes de pararse a tocar el botón para que se volviera verde. Al hacerlo cruzó sin muchos problemas mientras una figura conocida llamaba su atención a la lejos.

—¿Uh?—en la lejanía, pudo observa a quien parecia ser su hermano—. ¿Totty?—podía observarlo caminar a lado de otro hombre, con quién parecia intercambiar algunas risas.

Jyushimatsu, a punto de perseguir a Todomatsu, recordó a dónde se supone que estaba yendo, y así volvió a salir disparado en la dirección en la que iba. Tenía curiosidad del por qué Todomatsu estaba con ese hombre, pero ahora no tenía tiempo así que le preguntaría después.

Cuando pudo visualizar su objetivo, paro con fuerza justo en la puerta principal y antes de que hiciera nada la puerta se abrió dejando ver a una mujer joven con el pelo corto y castaño.

—¡Ahh!—exclamó la mujer a punto de que le diera un infarto, colocando su mano en su pecho en reacción—. ¡Jyushimatsu-san!

—¡Maestro!—gritó el niño detrás de su madre.

—¡Eitaro-kun!—exclamó él con su amplía sonrisa—. Perdón por llegar tarde.—se disculpó llevando su mano a su nuca, apenado.

—Oh está bien—dijo con una dulce sonrisa—. Te encargo a mi hijo, tengo una junta urgente—dijo mientras Eitaro se acercaba a abrazar a Jyushimatsu—, deje algo de dinero en la mesa, siéntete libre de usar la cocina. Me voy ahora.

—Que tenga un buen viaje.—se despidió mientras entraba en la casa y Eitaro se despedía de su madre con movimiento de mano.

—¡Que te vaya bien!—gritó el niño de forma alegre.

Al cerrarse la puerta, Eitaro miró con emoción a Jyushimatsu, quien le devolvió la mirada alegre.
El niño jaló suavemente su mano para sentarlo junto a él, y mostrarle el dibujo que hacía antes de su llegada.

—Mira maestro.—indicó el niño mostrándole la hoja con algunos rastros de color, el observo el rostro del mayor, expectante a su reacción.

—¡Ohh!—exclamó Jyushimatsu, observando las figuras—. ¿Quiénes son?—preguntó mirando al menor.

—Son los hombres que visitaron al vecino—respondió señalando unas figuras de color negro, que al parecer eran personas—, fue genial, parecía una película. Lo sacaron de su casa y se lo llevaron.—dijo de manera inocente.

—¿Qué?¿A Yamagawa-san?

—Si—asintió señalando otra figura en el papel—, aquí está él.

Jyushimatsu miro algo asombrado al menor, algo atónito por lo que había escuchado. Parece que estaba metido en asuntos turbios, sin embargo prefirió cambiar de tema, hablaría con su madre más tarde.

Continuará....

Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora