Shock

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Era un día soleado, el clima marcaba el fin de la primavera y el inicio del verano. Choromatsu descansaba en los pies del gran árbol en el que solía pasar el tiempo con Haru y sus hermanos. La brisa era fresca, las flores eran brillantes, podía decirse que era un día perfecto. 

Choromatsu observó a una pareja subir a un niño a su auto y llevarselo. Era raro que adoptaran a alguien de su residencia, pero de vez en cuando alguien solia hacerlo. Los vió irse hasta que el rostro de su hermano se atravesó en su vista. 

—¿Qué haces, Choromatsu? —Karamatsu preguntó siguiendo la ubicación de su mirada. 

—Solo pensaba —respondió levantando sus hombros con indiferencia—. No puedo creer que hayan adoptado a ese cabrón antes de Haru. 

Karamatsu sonrió con tristeza. 

—Los adultos son raros —asintió mientras se sentaba a su lado. 

—Son imbéciles —otra voz se unió a su conversación, ambos levantaron su mirada para encontrar a Osomatsu recostado sobre la gruesa rama del viejo árbol. 

—Sí, lo son —Choromatsu soltó un suspiro con frustración, entonces una pregunta cruzo su mente—. ¿Cómo será ser un adulto? 

—Aburrido, eso es seguro —Osomatsu respondió desde arriba—. Ójala nos quedemos como niños para siempre. 

Karamatsu soltó una risa. Choromatsu volvió a mostrarse pensativo, a diferencia de sus hermanos él había estado pensando mucho sobre eso últimamente. 

—Me gustaría ser un adulto responsable —dijo repentinamente, llamando la atención de sus hermanos—. No quiero que nunca nos separemos.

Un largo silencio transcurrió antes de que Karamatsu y Osomatsu comenzaran a reírse a carcajadas. 

—¿Por qué estás tan cursi hoy, Choro-chan? —Osomatsu bajó de un brinco del árbol—. ¿Qué te hace pensar que nos separaremos? 

—Uh... ¿Instinto? —contestó sintiendose avergonzado. 

—Pues tu instinto está equivocado —Osomatsu se sentó del lado libre de Choromatsu y recargó su peso sobre él—. ¿Qué clase de vida quieren vivir cuando salgamos de aquí?

Choromatsu pensó un momento su respuesta. 

—La que sea está bien —Karamatsu respondió primero—. Mientras estemos los cuatro seremos felices.

—Solo quiero vivir tranquilo —Choromatsu asintió mirando el cielo despejado. 

—Ustedes son muy simplones —Osomatsu se burló. 

[ . . . ]

—¿Lo entendiste? —Atsushi presionó su pie contra el hombro de Osomatsu. Pero a él no le dolió.

Nada le dolía en ese instante, simplemente su cabeza dejó de funcionar por un largo momento.

—Mientes —alcanzó a susurrar mientras colocaba su mano en su pierna—. No aguantaré más tu mierda.

Atsushi rió, la expresión incrédula de Osomatsu era tan exquisita y observar la poca fuerza que le quedaba era divertido. Solo disfrutaría un poco más el espectáculo.

—¿Lo sientes? —preguntó azotando la planta de su zapato contra su cuello—. La traición en tu propia familia, de tu misma sangre. Dime ¿cómo se siente?

Osomatsu no respiraba, sus manos se aferraron a su pierna pero simplemente no podía quitarla de su cuello. Escuchaba la risa de Atsushi regocijándose en su sufrimiento y su sangre ardió en rabia. Quería despedazarlo y borrar su sonrisa burlona a golpes.

Hitsuyō - Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora