Prólogo

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Lo qué pasó despues


Astrid aun no lograba ver el alcance de sus decisiones, lo único que llegaba a su mente era que Aharon y Alexei estaban con vida, tal vez a punto de llegar al refugio, ellos llevaban volando en ese helicóptero horas, tantas que ella ya no sabia cuántas habían pasado, en todo ese tiempo ella se había quedado quieta, no había echo nada mas que respirar y echar miradas hacia afuera, lo único que había visto eran edificios y ciudades en ruinas, ahora solo veía campos cubiertos de nieve, podía sentir las miradas de los dos hombres en ella, una la hacia temblar y la otra la ayuda a pensar que, quizás, no estaría sola al lugar a donde la llevaban, había pensado en su padre y en su hermano, había pensado en los amigos que había comenzado a hacer en el refugio, su pecho dolía con cada uno de esos pensamientos, su interior le recriminaba el haber dejado a tras esa calma y seguridad que el refugio y sus habitantes le habían dado, pero ella se consolaba al pensar que gracias a su delicioso ella había podido salvar la vida de Alexei y de Aharon, si ella no se hubiera subido por voluntad propia tal vez hubieran matado a Aharon y a Alexei y a ella se la hubieran llevado a la fuerza, al menos de esa forma se había asegurado de que ellos dos volvieran al refugio a salvo, ademas de que ellos dos informarían de lo que había pasado.


-la llevaras al sur de las instalaciones - la voz del hombre a su derecha la hizo tensarse - la dejaras en una de las habitaciones de la Torre y después te encontraras conmigo, ¿entendido?


-si - el rastreador contesto, sabia que si se negaba él no recibiría un castigo, no, el castigo lo recibiría Astrid, le había dado a su líder su punto débil, miro a Astrid cuando vio que Vaughan no los miraba, ella temblaba en el asiento, sus manos estaban en puños en su regazo y si no fuera por el movimiento de sus hombros él juraría que ella estaba muerta, podía sentir su miedo y su ansiedad como si fueran suyos, sabia que ella estaba aterrada, pero si quería mantenerla a salvo en el Nido él tenia que acatar las reglas y las ordenes de Vaughan al pie de la letra y en cuanto se lo pidiera.


El rastreador estaba seguro que había ganado y perdido mucho en las ultimas horas, había ganado a su compañera, la llevaba con él, pero la estaba llevando a el Nido, ese era el lugar de operaciones de Vaughan, era donde creaba nuevos soldados, donde veía que todo su mundo llevara el orden que él quería, era donde buscaba a la resistencia que estaba esparcida por todo el mundo, era el lugar mas peligroso para un humano, en especial para la humana que era su compañera, ella tenia algo que Vaughan quería con desesperación y lo conseguiría, sabia como era Vaughan y sabia de lo que era capaz para conseguir aquello que quería, la lastimaría, la rompería hasta que ella le diera todo, incluso aquello que no necesitaba, eso era él, un destructor, y si él tenia que destruirlo primero para evitar que tocara a Astrid lo haría, lo destruiría y a ella se la llevaría lejos.



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El refugio era un completo caos, todos estaban confinadas a sus habitaciones, pero aun así no se tenía ningún orden, eso nunca había pasado, a los habitantes se les había prohibido salir de sus habitaciones, tenían que permanecer en ellas hasta que escucharan lo contrario, Eloise estaba en la habitación que compartía con Alexei, solo que ella no estaba sola, con ella estaban Nathan, su hermano y los pequeños Iris y Grigory, los dos adultos estaban en la cama conversando en voz bajas mientras los niños estaban acostados en el suelo con algunos bloques de madera que fungían como juguetes, Iris tenia su muñeca de trapo sentada a su lado y se entretenía viendo hacia los adultos, ella había visto llegar a su hermano, pero por alguna razón su hermano no había ido a saludarlos, Iris aun como era de pequeña entendía que eso era algo malo, miro a Eloise y vio como ella veía a Nathan y a la puerta, sabia que estaba preocupada, y si ella lo estaba las cosas eran peores de lo que pensaba.


-¿pero porque Astrid no volvió con ellos? - Eloise conversaba con su hermano en voz baja, sus manos se retorcían en su reato y su hermano se aseguraba de que ella y los niños estuvieran bien, los dos sabían que el que los recluyeran a sus habitaciones no era nada bueno, eso no se hacia desde que fue la caída del mundo exterior -ademas estoy segura que tú también viste todos esos medicamentos y el enojo de Alexei lo notamos todos.

Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora