Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.

Capítulo 5

∆Cuestión de Tiempo.∆

Vaughan miro como su rastreador salía de su oficina y se alejaba, se quedo sentado en el piso por un instante y luego se rio con fuerza, cualquiera que lo viera creería que estaba completamente loco, y tal vez si lo estaba, pero era todo lo contrario, nunca había estado tan cuerdo, nunca en toda su vida, la alegría lo tenia rebosando y riendo con histeria, se puso de pie aun con la carcajada en sus labios, se sacudió el polvo de la ropa y se paso la mano por el cabello, su plan iba tan bien que incluso se estaba adelantando a sus ideas, nunca pensó que el vínculo del compañero pudiera reforzarse tan pronto, ahora solo necesitaba que tanto Astrid como Caleb se mantuvieran el mayor tiempo juntos, eso era la primera parte de su plan, tenia que hacer que su vínculo de compañeros se reforzara, ademas tenia que obtener el chip de Astrid, eso era la segunda parte, pero también era la mas importante de todas, lo único que necesitaba era dejar que su rastreador se acercara a ella.

-será pronto, mas pronto de lo que creía - hablo en la soledad de su estudio - quizás un par de días, tal vez semanas, pero no mas que eso, una vez que lo logre y que tenga su chip, entonces empezare todo - se puso de pie delante de su escritorio y miro los largos mapas que estaban extendidos - con ella aquí solo será cuestión de tiempo para que encuentre el Refugio y cuando lo logre me haré de todo lo que queda - se rio con fuerza una vez más - solo es cuestión de tiempo, solo eso.

Miro al gran ventanal que estaba a su espalda y que daba a la zona de entrenamiento de sus soldados y de su armamento, eso era lo que había conseguido en tan solo diez años, lo único que necesitaba era deshacerse de los últimos refugios de los humanos, su plan era ese desde un principio, pero nunca había podido encontrar el refugio y tampoco los demás que estaban esparcidos por la ciudad y por el resto del mundo, pero ahora la tenia a ella, a aquella persona que tenia dentro de si al chip que lo ayudaría a hacerse de todo, el chip que se le había colocado por accidente y que nunca había podido rastrear al ser el único en su clase, pero después de años de búsqueda finalmente lo tenia al alcance de su mano, solo necesitaba arrancárselo y claro que lo haría, se lo arrebataría.

-pero primero, antes de que eso pase, tengo que obtener a su padre y a su hermano - aseguro y miro como sus soldados entrenaban sin descanso - sin ellos nunca encontrare los demás refugios, los demás lugares en donde el resto de seres humanos se esconden como cucarachas - apretó un par de botones que estaban en su escritorio y solo un par de minutos después aparecieron tres de sus soldados de mas alto rango - preparen a sus legiones y envíenlos a la ciudad, quiero que busquen en todos lados, quiero que derriben todos los edificios si es necesario, pero no vuelvan hasta que no encuentren el Refugio de los humanos, ¿entendido? - sus hombres asintieron y se retiraron en el mismo silencio que con el que entraron - solo esperen, eso es lo único que pueden hacer, esperar.

Fue entonces cuando salió de su estudio y camino con calma por los pasillos, cualquiera que lo viera pensaría que estaba tan tranquilo como siempre, pero en su interior todo era un remolino de pensamientos, en ese mismo momento pondría su plan en marcha, la primera parte era la mas sencilla, pero para eso necesitaba a Alizah, sabia que el mantenerla con vida le serviría de algo, llego a la zona del laboratorio y la mando a llamar, nunca la veía si podía evitarlo, detestaba verla, no la soportaba y solo la había mantenido con vida durante ese tiempo para poder chantajear a su rastreador, pero tal vez ahora le seria de suma utilidad, minutos después ella llego y se quedo de pie detrás de él, Vaughan miraba una de sus maquinas de regeneración, esa maquina era el mayor motivo por el que su ejercito no terminaba, una persona podía estar muerta y él lograba revivirla una y otra vez, pero el proceso era tan doloroso que aquellos que entraban en la maquina se quedaban sin voz gracias a los gritos de dolor que soltaban.