Capítulo 16

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              ∆Una duda sembrada.∆

Astrid se sentía tan tranquila, se sentía feliz, al menos a un nivel en el que nunca espero sentirse mientras estuviera en el Nido, pero se sentía de esa forma gracias a su compañero, desde que habían logrado completar el vínculo todo había cambiado para ambos, ahora ya no necesitaban las pulseras para llamarse, bastaba con pensar en el otro y de inmediato sabían lo que ocurría, se comunicaban con pensamientos y sentimientos durante la noche o cuando pasaban demasiadas horas alejados, Caleb había vuelto ha salir de el Nido dos días después de que la dejo dormida en su cama, Astrid se preocupo por él y también porque sabia a donde se dirigía, Vaughan seguía buscando el Refugio bajo los túneles y utilizaba a Caleb para eso.

Astrid no se había encontrado con Aharon en la Torre, ni siquiera había visto ha Alizah, pero sabia que él había comenzado ha hablar con ella, Caleb se lo había dicho la ultima vez que fue ha verla, eso no era lo malo, lo malo era que Alizah parecía decirle cosas sobre ella, sobre Astrid y sobre Caleb, eso no le gustaba, ahora que Aharon caminaba con tanta calma por el Nido no sabía que pensar de él, Caleb le pedía constantemente que se cuidara de él, que se mantuviera lejos y ella, hasta ahora, lo había cumplido a la perfección, pero justo esa mañana todo se fue cayendo en pedazos.

Astrid sabía que ese día no estaban en el Nido ni Caleb, ni Vaughan, habían salido en la madrugada, pero Caleb había logrado hablar con ella sobre esa salida, Vaughan casi nunca salía, así que si lo hacia era algo de suma importancia, solo había salido dos veces, una cuando fue ha ver su centro de operaciones secundario y la otra cuando atrapo a Astrid y dejo ir a Aharon y a Alexei, pero Astrid sentía que su motivo de salida era uno muy diferente, no se habían ido solo ellos dos, se habían llevado a un gran grupo de soldados con ellos.

Astrid estaba desayunando en la cocina de el primer piso de la Torre por primera vez en semanas, pero quería salir de su habitación y quería ver otros espacios, así que lo que era mejor para cumplir eso era la cocina de la Torre, estaba terminando su desayuno y poniéndose de pie cuando escucho la puerta principal de la Torre ser abierta, ella creyó que seria Alizah, ella si tenia permitido dejar la Torre por un par de horas a la semana, pero cuando se giro se dio cuenta de que no era Alizah, su mano se detuvo sobre los cubiertos y vio con inseguridad a Aharon.

Este la miraba con seriedad desde la puerta, pero cuando dio un paso hacia adentro de la Torre Astrid sintió escalofríos, algo que no había sentido con nadie de el Refugio, pero allí estaba esa sensación de miedo y desconfianza, lo sentía desde que se entero de lo que Aharon le hizo a Alexei, al que se suponía que era su amigo.

¿Si pudo matar a su amigo de años sin pestañear, que seria capaz de hacerle a ella?


—buenos días, Astrid, es bueno verte — ella se mantuvo en silencio, lo observo caminar hasta estar frente a ella, la mesada de la cocina le daba cierta tranquilidad a Astrid, si intentaba algo no la alcanzaría tan fácil, Aharon se rio al ver que no le respondía — veo que estas enojada, ¿a que se debe?

—no estoy enojada y si lo estuviera no seria necesario decírtelo — le hablo con frialdad y dureza, la misma que había tenido Caleb al advertirle de su salida y de lo peligroso que seria que se acercara a él en su ausencia — estoy segura de que no puedes estar en este lugar.

—pues no estes tan segura — se burlo de ella y se sentó en los bancos dispuestos en ese lugar — Vaughan me ha dado permiso de estar en cualquier lugar que yo quiera — se inclino hacia ella y susurro — y eso tú no puedes evitarlo, ¿entendido?

Astrid lo miro enojada y Aharon se rio al ver lo que había provocado, Vaughan le había dejado una sola tarea antes de irse, quería que sembrara la duda en Astrid, la duda de quien era en verdad su compañero, ellos dos habían dado pasos sin permiso de Vaughan y eso él no lo permitiría.

—mantente lejos de mi, Aharon, el rastreador se molestara cuando se entere — lo amenazo, pero Aharon solo se rio, su tarea parecía más fácil de lo que se le dijo que seria.

—a ti debería de preocuparte mas lo que tu compañero es capaz de hacer, ¿no crees? — cuando la vio fruncir el ceño volvió a reír — no puedo creerlo, aun cuando no me sorprende que él no te haya dicho nada — Astrid tomo una respiración profunda, le molestaba cuando solo daban vueltas en algo y no iban directo al grano.

—esto es una tontería, ni siquiera se porque me quedo aquí contigo — ella salió de detrás de la mesada que los separaba y comenzó a caminar hacia las escaleras.

—¿no te has preguntado de donde saca Vaughan, y tu preciado rastreador, ha todos sus soldados? — cuando lo escucho ella se quedo quieta, claro que era algo que todos en el Refugio se preguntaban, pero era algo que nadie nunca había logrado saber, se giro y lo enfrento, el le daba la espalda y seguía mirando a la mesada — es extraño la gran cantidad de ejercito que tiene, pero es aun mas extraño que este solo aumente cada que su rastreador sale de caza — la miro sobre él hombro y se rio al ver que había captado su atención.

—¿de que rayos estas hablando ahora? — ella dio dos pasos mas cerca de él y Aharon se puso de pie y la miro impasible.

—yo creí que tu gran compañero ya te lo habría dicho, pero parece que me equivoque — se burlo — parece que el tener un compañero no es señal de confianza, pero si quieres yo puedo decírtelo.

—¿y tú crees que yo caeré en algo tan fácil como eso?

—estoy seguro de que no, pero incluso yo quise saber, al menos una vez, que pasaba con los cuerpos de los soldados que perdíamos en exploraciones y que nunca pudimos recuperar — ahora, justo en ese momento, Astrid sintió un escalofrío recorrerla y una duda crecer en su cabeza — en especial cuando uno de esos cuerpos fue el de mi padre, pero como tú no has perdido ha nadie durante esta guerra es normal que eso no te importe — se acerco a la puerta de la Torre y le dio a Astrid una ultima mirada — pero, incluso tú, deberías de preguntarle a tu compañero porque cada que el vuelve de una misión al exterior aparece un nuevo grupo de soldados, incluso tú tienes que tener curiosidad de lo que se oculta en el Nido, ademas — le sonrió al ver la duda bailando en sus ojos, su parte ya estaba echa, pero nunca estaba de mas dar un último empujón — no conoces a tu compañero, conoces solo la cara que él te ha enseñado, en lugar de pasar el tiempo encerrada en una Torre deberías de preguntarle sobre los años en los que fue el rastreador y sobre lo que tuvo que hacer para Vaughan.

Se dio la vuelta y la puerta se cerro tras de él, Astrid se quedo de pie justo en el lugar donde la dejo por horas, pensando y pensando, sabia que no tenia que confiar en Aharon, en especial en él, había matado a su amigo, había traicionado a toda la resistencia, pero aun con la certeza de que no le creyera sabía que la duda ya estaba dentro de ella y que tenia que saber a lo que se refería, no sabía cuándo volvería Caleb, no sabia si al volver él le diría algo o si respondería sus preguntas, pero tenia que saber si la duda que ahora estaba dentro de ella era verdad o no.

Camino lenta y sumida en sus pensamientos hasta que llego a su habitación, se metió debajo de la cama y saco los mapas y planos que había conseguido en sus primeras horas en ese lugar, necesitaba saber, aun cuando eso fracturara su relación con su compañero, tenia que ver, Caleb había llegado de su ultima misión al exterior hacía cuatro días, así que suponía que si había traído algo de el exterior aún estaría en alguna habitación de el Nido, se quedo en su habitación por el resto del día, mirando una y otra vez los papeles bajo su cama, rechazo una visita de Alizah y la envío de nuevo a su habitación, intento calmar sus emociones para no darle una señal a Caleb de lo que estaba pasando y para cuando dieron las seis de la tarde ya tenia una ruta planeada por los túneles, vería la bodega principal, los laboratorios y al final iría al cuarto en el que sabia hacían investigaciones mas avanzadas, si Caleb había traído algo de el exterior estaría en alguna de esas habitaciones.

Para cuando dieron las ocho de la noche Astrid estaba con los planos dentro de su ropa y ella debajo de su cama, mirando con las manos en puños y una linterna hacia la entrada de ventilación que había utilizado la ultima vez, respiro hondo y cerro los ojos, no sabía lo que vería y lo que eso provocaría, pero necesitaba hacerlo, necesitaba saber, respiro una ultima vez, encendió la lampara y entro en los ductos, había memorizado la ruta hacia la bodega principal, era la mas alejada de la Torre, pero eso no le importo, se arrastro por ductos anchos y por ductos estrechos, entre el polvo y los sonidos de la ventilación que la hacían ponerse nerviosa, pero eso no le importaba, justo en ese momento el sentimiento de duda y el cariño por su compañero, aun cuando este ultimo se mezclaba con el miedo ha descubrir algo de él, la impulsaban.

Llego a uno de los ductos de aire que estaban al nivel del piso, reviso una ultima vez y se aseguro de que estuviera en la bodega principal, empujo la rejilla frente a ella y salió, justo frente a ella había grandes cajas y un camión de carga, le servían para evitar ser vista, no estaba segura de cuantos soldados estaban por el Nido ha esa hora de la noche, era si estaba segura de que no estaba sola, siempre había soldados rondando por las instalaciones, hacían guardia.

Se quedo de cuclillas detrás de las cajas y se arrastro hasta el borde de estas, miro y espero, no se escuchaba nada, todo estaba en un silencio que le helaba los huesos, se escondió cuando vio pasar a un soldado con una camilla, se quedo quieta mientras escuchaba el tintinear del metal contra el piso, cuando estuvo segura de que ya no lo escuchaba se asomo de nuevo, el soldado estaba delante de una puerta, cuando se abrió y entro Astrid alcanzo a ver que la camilla cargaba algo, cuando las puertas se cerraron ella se puso de pie y salió de detrás de las cajas con cuidado, utilizaba los espacios en sombras para moverse por la bodega, miro hacia la dirección de donde había salido el soldado y comenzó a caminar hacía ella.

Se detuvo cuando llego frente a unas puertas de metal grandes, acerco la mano y la alejo, estaban frías, quemaban en la piel, justo a un lado había un panel, había acercado la mano cuando las puertas comenzaron ha abrirse, ella miro a su alrededor con miedo ha ser descubierta, fue entonces cuando miro la gran columna que estaba a solo unos pasos y que lograría ocultarla, corrió hasta ella y se escondió al mismo tiempo que otro soldado salía de la habitación con otra camilla, ella lo miro por un segundo y entonces las puertas comenzaron ha cerrarse.

Astrid dio un pequeño brinco en el lugar en donde estaba y entonces corrió hasta las puertas, entro por estas y miro frente a ella dos largos pasillos, un momento después las puertas se cerraron a su espalda, miro hacia ambos lados de el pasillo, de uno de ellos venia mas ruido que del otro, así que se decidió por ir al pasillo que estaba mas tranquilo, supuso que habría menos personas en ese lugar, camino por el pasillo mirando sobre su hombro, sus manos sudaban y su respiración era errática, sabia que si alguien se enteraba de que estaba en ese lugar podría recibir un castigo o castigarían ha alguien en su lugar, pero no podía desaprovechar esa oportunidad, llego al final del pasillo y este daba un giro hacia la derecha, un pasillo mucho mas corto estaba frente a ella, al final había una puerta con la advertencia de “ACCESO RESTRINGIDO”, Astrid dio una profunda respiración y camino hasta esta, la miro un instante y estiro su mano, la abrió y entro.

Era una sola habitación de grandes proporciones, tenia largas filas de mesas y cajas, no había nadie mas que ella en la habitación, pero eso no fue lo que la sorprendió, lo que la sorprendió fue ver la gran cantidad de ropa, zapatos, armas y artículos personales desparramados por las mesas y llenando las cajas, camino por entre dos mesas y miro a su alrededor, botas, chaquetas, pantalones y demás cosas se esparcían hasta el borde de el cuarto, pero lo que mas le asusto fue ver la mesa del fondo, camino con pasos lentos hasta esta y miro con horro lo que había sobre ella.

Fotografías, anillos, juguetes pequeños, algunas cintas para el cabello, pulseras, collares, todo tanto de hombre como de mujer, todo eran cosas de sobrevivientes, fotos de familias, de hijos, hermanos, esposas, todo ahora estaba reunido en un solo lugar y el dolor de verlas abandonadas en este lugar calo en el pecho de Astrid, pero su dolor creció al ver que muchas de ella, cientos de ellas, tenían la sangre de los que habían sido sus dueños.

¿Qué hacia ahora?

No podía creer lo que sus ojos veían, miro hacia los montones de ropa y comenzó a revolver entre toda la tela, no le importaba que algunas estuvieran frías y duras, no le importo que se manchara con la sangre fresca que había en algunas de ellas, no se detuvo hasta que encontró una chaqueta que conocía demasiado bien, esa chaqueta la había resguardado de el frío el día que despertó de el crío sueño, esa era la chaqueta de Alexei.

Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora