Capítulo 27-Epílogo

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                           °Epílogo.°
               ∆Unidos y separados.∆


Astrid caminaba justo a la mitad del grupo, su hermano estaba al frente, liderando el camino, casi habían pasado tres días desde que habían dejado atrás el Nido y a Caleb con él, caminaban despacio y se ocultaban cada que podían, pero aun así iban a un paso constante, Astrid solo podía sentir el dolor de su compañero, a veces desaparecía, pero solo para volver de nuevo un momento después, eso la tenia al borde, ni siquiera le importaba el dolor que tenia siempre en su cabeza, ni el hambre, ni el frío, nada de eso le importaba, solo le importaba Caleb, pero no podía saber nada de él mas que el dolor que le llegaba por oleadas, ella enviaba oleadas de calma y paz, pero el dolor solo disminuía poco, casi nada, ella también recibía oleadas de calma, pero eran tan cortas y cada vez mas espaciadas.

Eso era lo que pasaba cuando dos compañeros completaban el vinculo, ambos podías sentirse sin importar la distancia de separación entre ellos, incluso si estaban al otro lado del mundo, pero en ese momento, ese dolor, esa conexión, era lo peor para Caleb y Astrid, ella sentía su dolor y él sentía su miedo, eso era lo único que sentían desde que se habían separado.

Astrid se llevo una mano al pecho en ese momento y se inclino, el dolor la atravesó desde el pecho hasta la punta de su cabeza, se detuvo y uno de los hombres detrás de ella le siguió, ella escucho el nombre de su hermano y como el sonido de las pisadas en la nieve se detenía, sintió una mano en su codo y escucho su nombre, respiro profundo y el dolor disminuyo, solo un poco, entonces alzo la mirada y miro a su hermano, su ceño fruncido y la preocupación en sus ojos era lo único que había visto desde hacia dos días.

—¿vuelve a doler? — le pregunto en un susurro, ella asintió — descansaremos un momento — esta vez hablo en voz alta para que todos a su alrededor lo escucharan, todos asintieron y agradecieron el descanso que se les daba, habían comenzado a caminar antes de que saliera el sol y desde entonces no habían parado, desde eso ya habían pasado horas.

Todos se encaminaron hacia un grupo de arboles que los cubrirían lo suficiente, nadie los vería desde ese lugar, ahora estaban en la parte mas espesa del bosque y aunque no habían visto ningún indicio de que los siguieran, no se confiaban y siempre intentaban caminar bajo las ramas de los arboles, Astrid camino con su hermano a su lado, cuidándola, ambos llegaron con el resto del grupo y se sentaron con ellos, el frío viento soplaba a su alrededor, pero no podían encender un fuego y arriesgarse a que los vieran, gracias a Caleb todos iban bien cubiertos de pies a cabeza, pero el frío se estaba volviendo peor con cada paso que daban.

—come algo, Astrid — Cyrus le paso una botella de agua y un pequeño cuenco con lo que parecía carne seca, ella no quería comer, pero tampoco quería pelear con su hermano, así que tomo lo que le daba y comió en silencio — descansaremos media hora y después seguiremos — todos a su alrededor asintieron — estamos a unas cuantas horas de llegar a las piedras que nos dio el rastreador, estamos cerca.

Lo siguiente que se escucho fue el aire soplar a su alrededor y las cucharadas esporádicas a los cuencos con comida, Cyrus miro a su alrededor, del grupo que había salido de el Refugio quedaba menos de la mitad, desde entonces había perdido a ocho hombres y mueres, ahora solo quedaban cuatro ademas de él y de Astrid, pero al menos quedaban algunos, se detuvo en su hermana, las bandas se notaban por debajo del gorro que usaba, sabia que era difícil para ella, el dolor constante en su cabeza la estaba matando, ademas de la separación con su compañero, la había estado viendo en los últimos días, sabia que su hermana y el rastreador habían completado el vinculo, pero él no le había dicho que lo sabia, no quería atormentarla más de lo que ya estaba, uno de los otros que iban con ellos también tenia un compañero con el que había completa el vinculo, sabia lo difícil que debía de ser para ambos el estar tan separados.

Se paso una mano por su muñeca izquierda, sabia que sus números comenzaban a llegar a cero, muy pocos sabían de sus números, estaba seguro que ni siquiera Astrid lo sabia, pero el caso de sus números era uno que nunca se había visto, sus números aparecieron cinco años después de que Astrid entrara en el crío sueño, todos lo que tenían números los llevaban desde el momento de nacer, pero él no, a él sus números se le habían presentado una noche y desde entonces el reloj corría en reversa advirtiéndole del poco tiempo que le faltaba para conocer a su compañero o compañera destinada, su padre era el que lo sabia, pero ni siquiera él pudo encontrar una razón para esto, ahora lo único que hacia era esperar el momento en el que sus números llegaran a cero.

—sigamos, guarden todo, que no quede nada que nos delate — Cyrus dio la orden casi cuarenta minutos después, todos se prepararon y arreglaron sus mochilas, dejaron el lugar como estaba y emprendieron de nuevo el camino.

Astrid caminaba ahora al inicio de la fila, justo al lado de su hermano, el sol se filtraba por pequeños espacios entre los arboles y les daba un poco de calor, la nieve comenzaba a volverse mas delgada y ligera, el caminar se volvía mas fácil, con el paso de las horas ellos siguieron su camino colina arriba, algunas veces tenían que caminar por lugares en extremo peligrosos, pero eso no los detuvo, tropezaron y tupieron que volver a ocultarse dos veces mas, pero nada los seguía, al menos no todavía, finalmente cuando el sol comenzaba a ocultarse a su costado, y el frío comenzaba a volverse mas fuerte, fue cuando lograr alcanzar una pared de una montaña, al pie de esta una gran roca se recargaba junto a la falda de tierra y nieve, Cyrus alzo la mano y todos se detuvieron, el silencio calo en sus oídos, pero el frío les hizo doler los huesos.

—creo que es aquí — miro por encima de su hombro, todos sujetaron con mayor firmeza sus armas — estén atentos.

Astrid se acerco mas a su hermano y todos siguieron sus pasos, la nieve había cubierto el ruido de sus pisadas, pero ahora parecía que aumentaba el ruido de cada paso que daban, llegaron a la enorme piedra y Cyrus logro ver un pequeño, casi inexistente, espacio por el que podrían pasar y entrar a la cueva que se lograba ver al fondo, dio la señal y todos lo siguieron, la oscuridad en el interior era densa, pero el frío desapareció casi de inmediato, caminaron en silencio y con cuidado, no sabían que podía haber en el interior, pero no tenían otra opción, Caleb los había enviado a ese lugar, era la única esperanza que tenían, caminaron hasta que la luz que entraba del exterior desapareció, fue entonces cuando Astrid percibió algo por el rabillo de su ojo, se detuvo y miro en esa dirección, no le dio tiempo a nada, en ese mismo instante se escucharon pasos veloces y como la arrojaban con fuerza hacía el piso.
Grito y entonces todo a su alrededor se descontrolo, escucho como también embestían a su hermano y a los otros sobrevivientes, se escucharon golpes, gritos y forcejeos, pero ninguno de ellos se rindió, sabían que eran mas que ellos, el ruido era demasiado para que fueran solo unos pocos, pero ni siquiera los números en contra los detuvieron de luchar, entonces, entre la lucha, ella escucho la voz de su hermano gritando su nombre.

—¡Astrid! — ella miro a los lados, pero no veía nada — ¡Astrid! — entonces, al segundo grito, todo a su alrededor se detuvo.

Nadie se movía, los sonidos de pelea se detuvieron y solo se escuchaban las respiraciones pesadas de todos a su alrededor, quien fuera que la sujetaba la soltó con rapidez y se aleo de ella — ¡denme luz! — se escucho sobre ella, creyó reconocer la voz, pero con toda la confusión no estaba segura — ¡ahora!

Se escucho un chasquido y un brillo a su izquierda la hizo parpadear, miro la luz cobrar fuerza y ser entregado a una mano grande, ella miro al frente y pudo ver a un hombre alto de pie frente a ella, tenia el rostro cubierto, pero logro ver como sus ojos la escaneaban y la miraban con sorpresa, parecía conocerla.

—no puedo creerlo, estas viva, después de todo — era la voz de un hombre, pero ella aun no sabia quien era.

—¿Cómo sabes quien soy? — ella se levanto y lo encaro, todos a su alrededor los miraban, mas luces se habían encendido — ¿Quién rayos eres tú?

El hombre frente a ella comenzó a mostrar su rostro y cuando ella lo reconoció no pudo creerlo, era imposible, ella había visto la prueba de su muerte.

—Alexei — Cyrus y los que iban con ellos se detuvieron al escucharla — estas… estas vivo.

—lo estoy — sonrió y se acerco a ella, la sujeto entre sus brazos y ella se rio al verlo aun con vida — y es gracias a tu compañero — se separaron — él me mantuvo con vida y eso no es todo.

—¿hay mas? — Alexei se giro y miro a Cyrus, asintió, pero toda felicidad de sus ojos se desvaneció cuando volvió ha hablar.

—si, pero esta vez no son buenas noticias — los miro a los seis, sabia que ellos no tenían ni idea de lo que había pasado, pero merecían saberlo — el Refugio fue atacado — aquellos que no sabían dieron un paso mas cerca de él — fue destruido y… muy pocos sobrevivieron.

Entonces todo a su alrededor se detuvo.



           ∆Fin de la segunda parte.∆

Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora