∆Soldados.∆
Astrid sentía como toda ella temblaba, seguía sosteniendo la tela, fría y dura por la sangre seca, en sus manos, no tenia ninguna duda de que esa era la chaqueta de Alexei, ahora solo podía pensar si se la habían quitado cuando Aharon le disparo, la miro un segundo mas hasta que escucho que otra puerta era abierta, se inclino con rapidez y se oculto debajo de la mesa, los largos pedazos de tela la cubrían lo suficiente, miro un par de pantalones blancos pasar a un lado de ella y seguir su camino, se quedo en silencio por un momento hasta que estuvo segura de que nadie mas estaba cerca, se puso de pie y miro una ultima vez la chaqueta de Alexei, no quería dejarla, no quería que jugaran con lo que era, tal vez, lo único que quedaba de Alexei fuera de el Refugio, pero lo único que podía hacer era arrancar las etiquetas con su nombre, su rango y su sello, lo hacia por Eloise, por Iris y por Grigory, tenia que darles algo de él, lo que fuera que demostrara su muerte, que ellos no siguieran con la duda de que él volvería algún día con ellos, tenían que saber y ella se los diría.
Aun cuando ni siquiera ella estaba segura de que volvería a verlos.
Miro a su alrededor y dejo la chaqueta con cuidad en el lado mas despejado de la mesa, la miro una ultimo vez y se alejo de ella, su pecho se comprimía y sus manos temblaban, pero tenia que seguir, ya estaba en ese lugar y tenia que descubrir algo, lo que fuera, siguió caminando hasta la otra puerta y la abrió despacio, la recibió un cuarto vacío y obscuro, no lograba ver nada, la puerta se cerro a sus espaldas y ella dio un par de pasos mas adentro, justo cuando estaba a punto de darse la vuelta he irse una gran pantalla frente a ella se encendió, dio un paso mas cerca y se dio cuenta de que no era una pantalla, era una gran ventana que daba a un cuarto mas grande en la parte baja, camino despacio y utilizando la oscuridad para pasar desapercibida, se oculto a un lado de el vidrio y miro.
Era un gran cuarto con camillas y cuerpos en ellas, varios soldados trabajaban en los cuerpos, pero lo que mas le llamo la atención fue el fondo de la habitación, esa parte era dividida por otro largo panel de vidrio que cubría de una pared a otra, había cinco camillas esparcidas en ese espacio, diez soldados en esa zona, dos por camilla, y una gran maquina pegada a lo largo de la pared, justo detrás de ellos, tenia tubos, mascaras y demasiadas cosas que ella no lograba entender, los miro por un segundo, todos esos soldados estaban de pie y quietos a los lados de las camillas, como si esperaran una señal, pero fue solo un segundo de calma, comenzaron a quitar las sabanas que cubrían las camillas y ella logro ver los cuerpos desnudos y limpios sobre estas, ella no lograba alcanzar a ver mas, pero estaba segura que reconoció dos rostros entre los cuerpos de las camillas, busco con rapidez y respiro con mas calma al darse cuenta de que el cuerpo de Alexei no estaba entre ellos.
Una mirada mas y su cuerpo se tenso, recordó en donde había visto los rostros que logro reconocer, eran dos soldados de el Refugio, soldados que ella había visto por ultima vez hacia semanas cuando salió de el Refugio y nunca volvió, su ceño se frunció y se pego mas al vidrio, comenzaron a utilizar utensilios médicos en los cuerpos, cerraban heridas y estudiaban las magulladuras, pero Astrid aun no entendía porque lo hacían.
¿Por qué se tomarían la molestia de arreglar los cuerpos de sus enemigos?
¿Por qué?
¿Por qué?
No tenia sentido, ningún sentido, o al menos no lo tuvo hasta que ella presto más atención y se dio cuenta de que podía escucharlos hablar, presto más atención y logro captar las leves voces de los que movían los cuerpos a su antojo, la ira en ella creció.
—¿están listos para el procedimiento? — pregunto uno de ellos, el que estaba mas cerca de el inicio de la maquina, los demás asintieron — comiencen la incisión, todos se inclinaron al mismo tiempo sobre las cabezas de los cuerpos en las camillas y, con un bisturí en la mano, abrieron una larga herida por detrás de sus orejas, ligeras gotas de sangre cayeron y golpearon el piso, pero pareció que a ellos no les importaba — coloquen el chip y preparen para regeneración — Astrid frunció el ceño, ¿regeneración?
Miro como tomaban cajas negras de uno de sus costados y las abrían, ella no alcanzaba ha ver lo que había en el interior, pero cuando uno de ellos saco su contenido ella se dio cuenta de que era un chip, llevo su mano hacia detrás de sus oreja y sintió la seña de lo que le habían querido hacer en el Refugio, quitarle su chip, ¿era esto algo parecido? Pero cuando se dio cuenta supo que no era lo mismo, a ella le querían quitar su chip por que le dijeron que lograba controlar a sus portadores, ¿Por qué pondrían chips en cuerpos sin vida?
Miro como los colocaban durante algunos minutos y un ligero brillo se vio al final de ese procedimiento, hubo un instante de silencio, y empujaron las camillas hasta que estuvieron cerca de la maquina de la pared, un botón fue apretado y una palanca fue bajada, grandes agujeros se abrieron en la pared, justo a la altura de los cuerpos, pegaron las camillas y empujaron los cuerpos hasta que estuvieron dentro de esos agujeros, otro botón apretado, otras palancas accionadas y un zumbido comenzó a escucharse en toda la habitación, justo donde estaban los agujeros ella logro ver la luz brillando dentro, miro como el vidrio frente a ella temblaba, fueron minutos y minutos de eso, y ella se quedo quieta y esperando, finalmente el zumbido se detuvo, las luces se apagaron y los agujeros fueron abiertos de nuevo, los cuerpos fueron sacados y ella noto que había algo diferente en ellos.
Al principio no lograba saber que era lo diferente, que había cambiado, pero cuando vio como seguían maniobrando los cuerpos se dio cuenta de que era lo diferente en ellos, su color había cambiado, yo no tenían el color blanco de un cuerpo, ahora su piel tenia un tono rosa, sus heridas se habían cerrado y ahora solo quedaban ligeras marcas rojizas, pero lo peor de todo fue cuando miro hacia su pecho, tuvo que mirar dos veces, pero cuando vio que el pecho subía y bajaba con la respiración su cuerpo se estremeció y sus ojos se abrieron con horror, lo que ella vio entrar en los agujeros eran cadaveres, pero lo que salió fueron cuerpos con vida, cuerpos que respiraban y estaban sin ninguna herida mortal, dio un paso atrás y vio como alzaban el cuerpo y lo sentaban en la camilla.
Sus ojos estaban vacíos, no miraban ha nada, sus labios estaban blancos y juntos, pero ninguno de ellos se movían por si solos, cuando los pusieron de pie Astrid se horrorizo al ver que eran cuerpos funcionales y capaces.
—transición con éxito, sujetos listos — el mismo soldado hablo de nuevo, y ella miro como les ponían encima ligeras batas y los guiaban a una puerta alterna, todos caminaban como los soldados de Vaughan, firmes y sin ver a ningún lado — nuevo grupo de hombres completo, envíen al siguiente.
Astrid no podía creer lo que había visto, por eso el ejercito de Vaughan nunca se acababa, siempre había mas y mas soldados listos para luchar, esos soldados eran los hombres y mujeres que el Refugio perdía en sus expediciones, los dejaban atrás al no poder cargar con sus muertos, pero ellos nunca se dieron cuenta de que lo que hacían era llenar las filas de Vaughan con nuevos soldados.
En ese momento Astrid recordó lo que Vaughan había dicho, que tenia recursos para hacerte sufrir aun después de que hubieras muerto, y eso era exactamente lo que ella había visto, había visto la peor parte de el plan de Vaughan, no dejaba morir a nadie, los tomaba y les devolvía la vida suficiente para que siguieran sus ordenes y lo utilizaba hasta que ellos solo eran jirones de lo que habían sido.
Astrid no recordaba como había salido de ese lugar y vuelto a su habitación, solo sabia que lo había echo con temblores en el cuerpo y que había llorado, y vomitado, en los túneles, llego ha su habitación y de inmediato corrió al baño y vomito una vez mas, aun no podía creerlo, ¿en eso se convertían los hombres y mujeres que perdían?
¿En soldados enemigos que sus familias y amigos volvían ha asesinar sin ni siquiera ellos saberlo?
Lloro sobre las baldosas del baño por horas y horas, no comió nada y no se movió de su lugar, se quedo en el frió piso pensando en lo que había visto y creyendo que en cualquier momento se volvería loca, no podía quedarse así, no podía, Vaughan era un ser cruel y sin una pizca de humanidad, pero lo que mas le dolía era que su compañero llevaba a esos cuerpos, su compañero era el primero en dar mas soldados ha Vaughan, pensó en todas las personas en el Refugio esperando a que sus familiares volvieran, a que sus hijos, hermanos, esposos y amigos volvieran, pero ellos no lo harían, lo único que pasaría seria ellos matándolos una vez mas sin saberlo, pensó en Alexei y en si a él ya le habían echo lo mismo, pensó que pasaría ahora, tenia que hacerlo saber en el Refugio, pero si ella se iba y moría, ¿su compañero le haría lo mismo que ha esos cuerpos?
¿la convertiría en un soldado mas?
Pero esos ya no eran ni soldados, ni seres humanos, ya no eran nada, solo eran vasijas vacías listas para ser llenadas con ordenes, vacías listas para ser llenadas con armas y balas que usarían con los que fueron sus familias y amigos, ¿era por eso que los soldados estaban cubiertos de pies a cabeza? ¿para que nadie los reconociera?
Los que una vez fueron seres humanos que amaban y se dejaban amar, ahora eran cuerpos vacíos y sin nada, ahora solo eran soldados de Vaughan, solo eran cuerpos desechables que serian destruidos por las balas de los que lloraban su perdida y Astrid no podía hacer nada para evitarlo.
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Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.
Science FictionAstrid estaba nerviosa y asustada, estaba en un helicóptero con su compañero y con el responsable de lo sucedido al mundo, a partir de ahora caminaba en una cuerda floja. Había dejado atrás la seguridad del refugio, a sus amigos y a su familia, pero...