∆¿Quíen te hizo esto?∆
Astrid pasaba agua fría por la piel de su cuello mientras se miraba en el espejo de su baño, la piel se había vuelto roja y la sentía latir, desde el espejo podía ver las grandes y obvias marcas de los dedos de Vaughan, ademas de las marcas en su muñeca, remojaba con agua fría en un intento de que dejaran de arder, pero eso no pasaba, seguía tan asustada por su encuentro con Vaughan que ni siquiera había podido volver a salir de su habitación, para su suerte Alizah tenia algo que hacer hoy y no la había visitado, así que no tenia nada que temer por el momento, pero en medio de todo lo ocurrido en su mañana había algo bueno, tenia planos parciales de el Nido, sentía que tenia que investigar lo mas que pudiera, tenia que saber porque su chip era tan importante para Vaughan, respiro y cerro la llave, se seco el agua de la piel y salió del baño.
Se detuvo delante de la mesa y miro los libros que había tomado con velocidad de la biblioteca, ni siquiera quería los libros, pero no había pensado en otra cosa mas que en salir de ese lugar y volver a la seguridad de su piso, se sentó y tomo los libros, ojeó entre estos y finalmente encontró las hojas que tenían impresas los pasillos y salones de algunas zonas del Nido, las miro por un momento y después fue hasta su habitación y se detuvo a un lado de la cama.
—tengo que guardarlos, no quiero que nadie se entere de que los tengo — hablo en voz alta y entonces busco alrededor del cuarto, buscando el lugar perfecto para esconder los papeles que descansaban en sus manos, entonces encontró un lugar justo detrás de la cama, era una pequeña rejilla de ventilación, se hinco y se arrastro debajo de la cama, los papeles en su boca mientras jalaba la rejilla, finalmente una esquina se soltó y ella pudo deslizar los papeles dentro de esta, coloco la rejilla lo mejor que pudo y salió de debajo de la cama.
Justo en el momento en el que se ponía de pie, la puerta que daba la entrada a su piso sonó, ella espero un segundo con el corazón acelerado, entonces comenzó a caminar a la entrada de su piso y miro en la pantalla, su corazón se calmo y pudo respirar tranquila, la imagen que se le enseñaba frente a la pantalla era el rostro estoico de su compañero, ella soltó una bocanada de aire y presiono el botón que abría la puerta, esta se abrió y su compañero entro con velocidad, ella miro como apretaba el botón que cerraba las puertas y como la tomaba de los hombros y la examinaba.
—¿Qué ocurre? — pregunto ella, pero su pregunta fue ignorada por su compañero al ver las marcas en su piel.
—¿Quién te hizo esto? — pregunto con ira en su voz y en sus ojos, ella lo miro con miedo al ver el rencor en sus ojos, ella comenzó a sentir enojo y deseo de venganza dentro de ella, solo basto un segundo para que supiera que esos sentimientos venían del hombre delante de ella — Astrid, ¿Quién te hizo esto?
—yo… yo… — tartamudeo y se publicó ha hablar al ver que el enojo en los ojos de Caleb solo aumentaba — baje esta mañana a la biblioteca, quería buscar algo de distracción, Vaughan entro en la Torre de la nada, no pude esconderme, él sabia donde estaba, entro a la biblioteca y se me acerco, dijo muchas cosas, pero solo entendí algunas, entonces me tomo del cuello y me levanto del piso, quería mi chip.
—¿te hizo algo mas? — le pregunto mientras pasaba las yemas de sus dedos por la piel de su cuello, ella se estremeció al contacto.
—no — negó y entonces pensó en como había llegado él tan rápido con ella — ¿Cómo llegaste tan rápido?
—sentí tu dolor, sabia que algo malo te estaba pasando — le dijo y ella lo miro esperando a que siguiera — deje mi tarea incompleta, tenia que volver y asegurarme de que estuvieras bien.
—¿Cuál era tu tarea?
—no necesitas saberlo, solo te preocuparía — pero con eso ella supo que tenia que ver con el refugio — descansa un poco, tengo que ver a Vaughan, volveré en unas horas.
Él se giro y se preparo para irse, pero Astrid tomo su muñeca con fuerza y lo detuvo — ¿Qué es lo que harás? — le pregunto con preocupación en la mirada — no te pongas en peligro por mi, por favor.
—no te preocupes por mi, necesito hablar con Vaughan sobre porque volví antes — soltó su muñeca con suavidad y le dio una mínima sonrisa — mantente aquí, cierra tu piso y no dejes entrar a nadie mas que a mi y a mi hermana, ¿entendido? — ella asintió y él la dejo.
En cuanto la puerta del piso de Astrid se cerro a su espalda pudo cambiar la expresión de su rostro de una tranquila a una completamente enojada, su ceño se frunció y sus manos se cerraron con fuerza, camino veloz y salió en menos de un minuto de La Torre, camino con velocidad por los pasillos y salones de el Nido, varios de los soldados lo veían y se alejaban de su camino, parecía un hombre con una meta y esa meta era Vaughan, el enojo que sintió cuando vio la piel de Astrid marcada no se comparaba en nada a la ira que sintió cuando supo quien había sido el responsable, lo único qué pasó por su cabeza fue hacer a Vaughan pagar por haber lastimado a su compañera, ella, eso era algo que nunca permitiría que pasara, nadie tocaría a su compañera mientras él estuviera con vida.
Cuando llego a la puerta de la zona designada a Vaughan su enojo se había aplacado lo suficiente como para no hacérselo notar a Vaughan, sabia que Astrid lo sentiría y no quería darle motivos para que saliera de la Torre y lo buscara, toco la puerta y la fuerte voz de Vaughan le dio el pase, Entro y se quedo de pie delante de Vaughan que estaba sentado detrás de su escritorio, la sorpresa en los ojos de Vaughan le había dicho que, por primera vez en su vida, lo había sorprendido lo suficiente para dejarlo sin palabras.
—¿Qué haces aquí? — susurro su pregunta, pero el rastreador noto el enojo en su voz — ¿dejaste tu misión o la terminaste antes de tiempo?
—no la termine — aseguro y Vaughan lo miro con atención, se dio cuenta que aun llevaba su ropa de excursión y sus armas, él se puso de pie y lo miro esperando que hablara y que le diera una explicación — deje la misión y volví.
—¿Por qué motivo me has desobedecido? — pregunto con los dientes apretados y lleno de enojo.
—mi compañera estaba en peligro — hablo de la misma forma que él, con fuerza y enojo — sentí su miedo y su dolor y volví — Vaughan salió detrás de su escritorio y camino despacio hacia él — cuando llegue descubrí que a mi compañera la habían tocado.
—¿ella te lo ha dicho? — le pregunto con burla, el rastreador cerro las manos con mas fuerza.
—no necesito decírmelo, yo supe de inmediato quien la había tocado — Vaughan se detuvo delante de él, el ambiente era tenso, Vaughan miro como su mayor soldado, aquel en el que tenia mayor confianza, lo miraba con odio y rencor, algo dentro de él le dijo que estaba perdiendo el control sobre él — fuiste tú, tú la tocaste — aseguro y dio un paso mas cerca de Vaughan, ahora estaban tan cerca que podían ver el brillo de enojo en los ojos del otro — tú la lastimaste y eso no lo permitiré, no le harás lo mismo que me hiciste a mi.
—¿y tu me lo vas a impedir? — se burlo y eso fue lo único que necesito el hombre delante de él, con un movimiento veloz lo tomo del cuello del mismo modo en el que había tomado ha Astrid, lo alzo del piso y lo lanzo a la pared, el cuerpo de Vaughan golpe con fuerza la pared y después el piso, el aire salió de sus pulmones y miro con sorpresa a su rastreador, lo miraba de pie aun desde su lugar.
—no te atrevas a tocarla de nuevo — se giro y lo enfrento cara a cara — tócala de nuevo, atrévete a lastimarla y eso será lo ultimo que hagas en tu vida — dio dos pasos mas cerca, Vaughan, aun en el piso, lo miro con asombro al ver la traición que acababa de cometer — si haces que caiga un solo cabello de su cabeza yo me encargare de arrancar tu cabeza de tu cuello.
Y solo después de eso se giro y salió de la oficina de Vaughan, dejándolo en el piso y con su cabeza trabajando tan veloz como podía, el rastreador no sabia lo que había echo, pero le acababa de dar a Vaughan justo lo que quería.
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Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.
Science FictionAstrid estaba nerviosa y asustada, estaba en un helicóptero con su compañero y con el responsable de lo sucedido al mundo, a partir de ahora caminaba en una cuerda floja. Había dejado atrás la seguridad del refugio, a sus amigos y a su familia, pero...