Capítulo 2

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    ∆Una compañía en el encierro.∆

Astrid se quedo de pie delante de la puerta con una de sus manos sujetando su muñeca, exactamente la muñeca en donde estaban sus números de compañeros y en donde ahora estaba la pulsera de cuero, se giro en su propio eje y miro con mayor atención a su alrededor, todo se veía tan normal que algo dentro de ella la hacia sentir como si estuviera traicionando a las personas que vivían en el refugio, no era justo que ella, de entre todos los que se le ocurrían que merecían esas comodidades, tuviera que estar en un lugar tan limpio y cómodo, parecía que toda la guerra y la destrucción del exterior no existieran, pero con solo una mirada a sus ropas raídas y su cara sucia era un recordatorio de toda la realidad.

Camino despacio de regreso a la puerta en donde estaba el armario y lo abrió, lenta y con la culpa en forma de nudo en la garganta, entro y comenzó a mirar en los cajones y en los estantes, encontró camisetas de manga larga y corta, sudaderas y suéteres ligeros, pantalones de día y pantalones para dormir, camisetas para la noche y calcetines, también logro ver ropa interior, bragas y sostenes, así como camisetas interiores, finalmente encontró zapatos, tenis, botas y algunos pares de sandalias, incluso había vestidos colgados y shorts en algunos cajones, toda la ropa era en tonos de gris, negro, blanco, café, rojo y azul obscuro, era un armario totalmente lleno de ropa para ella.

Si la culpa ya era grande dentro de ella, eso solo lo aumento, se negó a tomar algo de todo eso y simplemente se dio la vuelta y cerro la puerta, camino ahora hasta el baño y miro en los cajones, estaban llenos de botes de shampoo y barras de jabón, cepillos para el cabello y estropajos, toallas y artículos que solo eran para una mujer, de nuevo dejo todo y se alejo del baño, finalmente y con los ojos llenándose de lagrimas entro al cuarto designado como su habitación, abrió los cajones de la cómoda y miro dentro, cepillos, ligas, desodorantes y artículos para el cabello, incluso encontró una botella de perfume, también había algunos otros artículos de higiene personal, cerro el cajón y camino hasta que estuvo en la esquina de la habitación, se dejo caer hasta que estuvo en el piso, encogió las piernas y se cubrió la cabeza con los brazos, finalmente la había alcanzado lo que había echo, la lleno de golpe el echo de no ver a su familia, de no estar en un lugar seguro y de estar completamente sola.

Lloro durante horas hasta que finalmente llego la noche y se quedo dormida en el suelo, en sus habitaciones su compañero sintió el dolor y desesperación de su compañera, pero eso era algo que esperaba que pasara, ella no podía llegar al Nido y separarse de su familia y no sentir nada, sabia que se sentiría sola y destrozada, pero esperaba que eso cambiara mañana, miro su propia muñeca y la pulsera de cuero que llevaba en esta cubriendo sus propios números, esperaba que Astrid no necesitara llamarlo, esperaba que ella viviera calmada y tranquila, al menos lo mas que pudiera, también esperaba que Vaughan no se acercara a ella, pero eso sería casi imposible, sabia que en cuanto recordara lo que tenia al alcance de la mano él se acercaría a ella y la utilizaría para sus propios planes, Vaughan ya lo había lastimado a él, había sido su castigo por desafiarlo, lo había golpeado y arrojado, pero él lo había aceptado con tal de que no se acercara a ella.

Así era el ser un compañero, preferías sufrir tu en lugar de el otro, sabia y estaba seguro que Astrid no había sentido el dolor de su castigo, ella había estado demasiado sumida en su dolor como para sentirlo y si lo sintió ella pudo llegar a confundirlo con su propio dolor, eso era lo mejor de todo, que ella no lo sintió o al menos no lo sintió todo, ahora solo quedaba ocultar sus heridas lo suficiente para que ni Astrid ni su hermana las vieran mañana, el día siguiente lograría escabullirse por un momento de Vaughan y aprovecharía el tiempo para presentarlas, era algo bueno para ambas, así ninguna de ellas estaría sola en ese lugar, recordaba lo difícil que había sido para su hermana el echo de estar sola en la Torre, claro que él la había visitado cada que podía, pero eso no era suficiente, su hermana pasaba la mayor parte de su tiempo a solas, pero se aseguraría de que ni ella ni Astrid se quedaran solas con Vaughan, lo había logrado hasta ahora con su hermana, Vaughan no la había visto mas que cinco veces en toda su vida y su hermana aun era pequeña, si lo había logrado con su hermana, también podría lograrlo con su compañera.

La mañana siguiente Astrid se despertó en el frío piso y con un dolor de espalda, se levanto y de nuevo se negó a moverse de su lugar, se quedo quieta y con el estomago protestando de hambre, finalmente un golpe en la puerta sonó y ella giro, espero y la puerta volvió a sonar, se puso de pie de forma lenta y camino despacio hasta la pantalla a un lado de la puerta, miro y logro ver a su compañero a un lado de una joven de cabello blanco, igual al de su compañero, largo hasta la cintura y tenia los mismo ojos, pero era mucho mas baja que él, volvieron a apretar un botón a un lado de la puerta, se pregunto porque Caleb, pensó su nombre y algo dentro de ella se revolvió, no abría la puerta con el código, los miro una ultima vez y apretó el botón que abría las puertas.

Lo primero que vio el rastreador fue a su compañera en las mismas condiciones en las que la había dejado la tarde anterior, miro que estaba cansada y encorvada, abrazaba su cuerpo con sus propios brazos y los miraba con miedo, de inmediato entendió que ella no había echo mas que retraerse en si misma desde que la dejo, dio un paso adelante y se detuvo delante de ella, la joven que venia con él camino hasta que se detuvo a su lado y los miro a ambos, ella logro ver la preocupación en los ojos de su hermano y supo de inmediato quien era ella.

El rastreador estiro la mano y apretó el botón para cerrar la puerta — ¿Por qué no te bañaste anoche? Tampoco te cambiaste — aseguro y Astrid no pudo mantener su mirada.

—no sentí que fuera correcto — susurro y de inmediato la mirada de su compañero se dulcifico.

—no tienes motivos para sentir culpa, puedes darte un baño y puedes tomar la ropa que esta en el armario, eso es solo para ti — se giro y miro a su hermana, era de la misma estatura de Astrid, pero de edad mas joven, ella apenas había cumplido los diecisiete años — pero antes de que lo hagas te presentare a mi hermana.

De inmediato Astrid alzo la mirada y miro con mayor atención a la mujer delante de ella, se sintió avergonzada en cuanto miro lo limpia que estaba y lo sucia y poco presentable que estaba ella delante de su compañero y de su hermana, la joven delante de ella vestía un vestido negro y un suéter gris junto a un par de botas, estaba peinada y lograba alcanzar a oler su perfume, ademas logro ver la bandeja con platos y cubiertos encima de esta, de inmediato recordó el hambre que tenia.

—te trajimos algo de comida — hablo la joven y movió la bandeja — supusimos que tendrías hambre.
—Astrid — ella giro a su compañero — te presento a mi hermana, Alizah Redd, la otra persona que vive en la torre, Alizah — ahora se giro hacia su hermana y esta lo miro con una sonrisa — te presento a Astrid, mi compañera — el orgullo y el cariño se filtro en su voz y Astrid sintió como sus mejillas se calentaban.

—es un placer, Astrid, es bueno no estar sola todo el día — aseguro mientras dejaba la bandeja en la mesa que estaba delante de los sillones — puedes preguntarme lo que necesites, espero ser de ayuda y una buena compañía — Astrid noto en seguida que ella le agradaba, ayudaba a que no se sintiera tan sola y triste.

—gracias — eso fue todo lo que logro que saliera de sus labios y volvió a ver a su compañero, este le dio una minaba sonrisa.

—estarás bien con ella, no te preocupes, toma un baño, toma lo que necesites del armario — la insto ha caminar hasta el baño — te sentirás mejor después de un baño y después de comer algo, ¿de acuerdo?

Astrid asintió — ¿seguirás aquí?

—no tengo nada para esta mañana, así que lo pasare contigo y con mi hermana — le aseguro y de inmediato se giro y camino hasta la sala.

Ella siguió su petición y fue hasta el armario, tomo ropa interior, un par de pantalones y una camiseta de manga larga, después fue hasta los zapatos y tomo un par de tenis y calcetines, volvió al baño y se encerró en este, dejo todo en la barra que había a un lado del lavabo y se desnudo, se sentía incomoda, podía escuchar la voz de su compañero al otro lado de la puerta y estaba segura que él podía sentir algo de su incomodidad, se tallo el cuerpo y el cabello tres veces, hasta que sintió que ya no olía mal y que su cabello estaba limpio en una forma decente, se seco y se cambio, cepillo su cabello y se coloco los tenis, después salió, temerosa y miro a su compañero y a su hermana, ambos seguían sentados, esperándola, cuando la vieron salir Aliza le sonrió y su compañero asintió al ver que estaba limpia, ademas sabia que ella se sentía mejor, la dejaron desayunar y para el final de la mañana su compañero tuvo que irse ante el llamado de Vaughan, ellas dos se quedaron atrás y para el final de la tarde Astrid sentía a Alizah como una amiga.

Había pasado su primer día en el Nido y en la Torre, pero lo peor aun estaba por venir.

Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora