Capítulo 9

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          ∆Un beso y Una lagrima.∆

Astrid sintió la piel de su cuello caliente, sus pulmones luchaban por aire pero ello no se alejaría de los labios, y de la lengua, de su compañero, siguieron besándose y besándose, un instante se alejaban y sus labios se encontraban al siguiente, primero fue un beso y luego fueron dos y tres, ninguno quería que ese momento acabara, sabían que una vez que se alejaran tendrían que volver a la realidad en donde no podían tener ese tipo de momentos, pero un par de besos después él fue el que se alejo de ella, su mano permaneció con firmeza en su cuello y la otra viajo hasta tomar una de sus manos, Astrid lo miraba con brillo en los ojos y con la respiración agitada, ella mantuvo sus dos manos encima de una de las piernas de su compañero y se inclino un poco mas para verlo de cerca, tenia los ojos igual de abiertos que ella y los labios rojos, respiraron con calma y se dedicaron a pasar las yemas de sus dedos por el otro, fue un instante después que Astrid rompió la atmósfera calmada que los había rodeado.

—nunca había besado a nadie — le susurro y sus mejillas se llenaron de color al darse cuenta de lo que dijo.

—yo tampoco — le aseguro y sonrió un poco al ver la mirada sorprendida de Astrid — siempre quise que eso fuera para mi compañero, para ti, ademas entre mis tareas eso no estaba en las prioridades — apretó su mano y entrelazo sus dedos, enredo un dedo en el cabello de su nuca y sonrió al sentir las manos de Astrid sujetar la tela de su pantalón — pero no estoy decepcionado con la espera, siempre creí que seria en el momento adecuado, sin prisas y ahora que finalmente te he besado ha sido lo mejor de todo.

Ella se rio con fuerza y Caleb por un momento se sintió sin respiración al ver el brillo y la felicidad de su compañera, ante la vista que tenia delante de él no pudo hacer otra cosa mas que volver a besarla, ella abrió los ojos con sorpresa, pero solo un segundo después los cerro de nuevo y dejo que la besara y ella lo beso también, siguieron de esa forma hasta que ambos sintieron hambre y tuvieron que irse, Caleb dejo a Astrid dentro del resguardo de su piso en la Torre y con una ultima mirada, y un ultimo beso, se giro y salió de la Torre, Astrid sonrió como tonta durante el resto de la mañana, pero cuando dio la tarde sintió un dolor descomunal en el pecho, el aire se le fue de los pulmones, tuvo que sentarse y llevar una de sus manos al pecho, no podía respirar, cada vez dolía mas y mas, sentía que la desgarraban por dentro, y así como el dolor vino se fue, respiro con pausas y fijo la mirada en el piso, sentía a sus manos temblar y a su pecho dejar de estrujarse, solo un segundo después de que el dolor desapareciera supo que ese dolor no era de ella.

Caleb camino despacio y con una calma no común en él, años de vivir en el Nido lo habían llevado a estar siempre alerta, nunca estaba con la guardia abajo, pero esa mañana era diferente, Astrid la había echo diferente, camino hasta su habitación al otro lado de el Nido y se dejo caer sobre la cama, esa mañana la tenia libre, Vaughan se había ausentado desde la noche anterior y aun no había vuelto, se fue y no le dejo ninguna tarea, así que esa mañana la tenia libre, se quedo en su habitación lo que resto de la mañana y cuando creyó que su día seria uno perfecto uno de los soldados designados a su cuidado le informo que Vaughan había llegado y que lo necesitaba en su oficina.

Se puso de pie y se arreglo, volvió a colocar su rostro lleno de indiferencia y camino por los pasillos hasta que llego a la oficina de Vaughan, entro y lo miro, estaba sentado detrás de su escritorio y miraba una pantalla que estaba justo encima de su escritorio, tenia las manos juntas y debajo de la barbilla, lo miro en silencio por un segundo, ninguno se movió y Vaughan solo miraba la pantalla con aparente calma.

—llegue hace solo minutos — Vaughan hablo con su habitual voz ronca y calmada — pensé que durante mi estancia tu hubieras cumplido tus tareas.

—no me dejo ninguna tarea — el rastreador lo interrumpió y Vaughan le grito.

—¡pudiste hacer algo! — se puso de pie y lo apunto con el dedo — ¡tu tienes obligaciones en este lugar! ¡pero en lugar de hacer esas obligaciones me desobedeciste!

El rastreador se tenso, pero no lo demostró — ¿exactamente en que lo he desobedecido?

—te lo mostrare — hablo con calma de nuevo y el rastreador lo miro a los ojos, apretó un botón de su escritorio y una pantalla empotrada en la pared se encendió, un momento después apareció una imagen, el rastreador se tenso mas si es que era posible al ver la imagen con claridad, era el jardín a donde había llevado a Astris, si hubiera sido solo eso todo hubiera terminado bien, pero con otro botón presionado la imagen cambio y se vio a si mismo sentado en la banca del jardín mientras sostenía y besaba a Astrid — ¿Qué es lo que estabas haciendo?

Vaughan pregunto y lo miro con ira en los ojos, sus manos estaban en puños y esperaba una respuesta del hombre delante de él, su rastreador no se movió y él se puso de pie, camino hasta su rastreador y cuando estuvo justo a su lado este giro a mirarlo, lo siguiente que vio fue el piso de el despacho de Vaughan, sintió el calor en su piel y supo que Vaughan lo había golpeado una vez mas, tal como hacia cuando era solo un niño, se quedo mirando el piso por un segundo, Vaughan lo miraba desde arriba con indiferencia, su rastreador merecía un castigo, tenia que recordar obedecerlo y él se lo haría recordar.

—tienes que saber algo, rastreador — le hablo en voz firme — mereces un castigo por estas dos razones — lo tomo del cabello y lo levanto, pero el rastreador no mostró ningún signo de dolor — la primera es por haberme desobedecido y por haberte acercado a ella cuando yo no te lo ordene — lo saco del cuarto y lo llevo a un cuarto adjunto, el rastreador de inmediato supo en donde estaba, era el cuarto favorito de Vaughan, era el cuarto donde daba sus castigos y sus torturas, respiro profundo sabiendo lo que le esperaba — y en segundo lugar, ella también tiene que aprender a mantenerse alejada y te utilizare a ti para que lo entienda.

El rastreador lo miro con ira al saber que lastimaría a su compañera por medio de él, sabia que si se resistía ella no sentiría su dolor en su mayoría, pero si eso no pasaba ella sentiría todo su dolor como si fuera ella a la que castigaban, Vaughan lo arrojo a una mesa que estaba justo en medio del cuarto y lo despojo de su camisa, lo sujeto a la cama de los brazos y piernas, apretó los dientes y escucho como Vaughan caminaba a su alrededor, entonces su castigo comenzó.

El dolor iba en aumento, despacio y con calma Vaughan lo castigaba como si él no sintiera ningún dolor, el rastreador sabia lo que Vaughan buscaba, lo quería rogando por que parara, quería que le pidiera misericordia, pero él no se lo daría, no le daría ese gusto aun cuando él estuviera sufriendo el mayor de los dolores, sabia que si se concentraba en el dolor Astrid lo sentiría, así que en lugar de pensar en lo que le pasaba en ese lugar llevo a su mente a su compañera, en como ella lo miraba y arrugaba la nariz ante algo que no entendía, en como se había sujetado a él mientras lo besaba, en el sabor de su boca cuando la beso, en como se sintió su piel bajo sus dedos, en como era ella, en el color de su pelo y de sus ojos, solo pensó en ella.

Pero a Vaughan eso no le agrado y aumento el nivel de tortura y dolor de su compañera, lo torturo durante horas y horas, hasta que llego la tarde y él ya no pudo resistir el dolor, entonces grito y dejo de pensar en Astrid, grito y grito hasta que su garganta sangro, jalo sus manos y piernas hasta que las cuerdas cortaron su piel, Vaughan se detuvo por un segundo y lo miro a los ojos, el cuerpo de el rastreador estaba lleno de cortes, golpes y quemaduras, la sangre salía en gruesos hilos desde su pecho, brazos, piernas y rostro, la perdida de sangre lo mareaba y el dolor lo había dejado exhausto, Vaughan sostuvo sus herramientas bañadas en sangre entre sus manos y lo miro respirar con dificultad.

—por favor, por favor, ya fue suficiente — le rogó en voz baja y temblorosa, tenia la piel llena de sangre y sudor y todo el cuerpo le dolía — obedeceré, me alejare de ella lo mas que pueda — Vaughan le creo otro corte en el muslo de la pierna a al escucharlo, el rastreador grito — ¡me alejare de ella, lo prometo! — Vaughan se detuvo y asintió, satisfecho — no me acercare a ella, la mantendré lejos, seguiré sus ordenes.

—perfecto — Vaughan hablo al mismo tiempo en el que dejaba sus herramientas sobre una mesa y lo miro — no fue nada difícil, ¿verdad? — el rastreador no le respondió, temblaba y sudaba, el dolor era demasiado, ninguno de sus castigos había durado tanto — ahora, ve a la cápsula y repárate, descansa por lo que resta del día y entonces vuelve aquí en la mañana, ¿entendido? — le pregunto y cuando lo vio asentir salió del cuarto y lo dejo solo con su dolor.

Una vez en la soledad de la habitación se dio cuenta de lo que le había dado y de lo que había perdido, le dio lo que quería, le prometio que se mantendría alejado de ella, pero el rastreador había perdido una vez mas a su compañera, respiro de forma temblorosa y entonces en su pecho comenzó a crecer la preocupación, paso saliva al ver que venia de Astrid, había intentado con toda sus fuerzas que ella no lo sintiera, pero sabia que al final no lo había logrado, ella había sentido una parte de su dolor.

—lo siento — susurro y su garganta dolió — no quería que tú también sufrieras, pero no pude evitarlo, no pude.

Allí, solo y adolorido, dejo, por primera vez en años, que sus sentimientos lo gobernaran, dejo que lo llenara su dolor y su desesperación, dejo que la aprensión por su compañera lo embargara, pero algo dentro de él le decía que era mejor que sufriera él a ella, pensando en ella y en lo que había evitado dejo que el agua de sus ojos saliera y corriera por su magullada piel, mezclándose con su sudor y su sangre.

Compañeros. Libro 2. En Tierras Enemigas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora