10. Rumbo al sur

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Dos días después, antes del amanecer, ya se encontraba en los establos, junto a Elyza, Luca y Demir. Estaba totalmente eufórica con aquella salida, con poder reencontrarse con Nick y con su madre, también con los otros, pero más por su familia, saber que estaban bien, que estarían a salvo en Alpha pronto.

Esos dos días desde que pasó las pruebas habían pasado ridículamente rápido. Despertó al día siguiente y ya la capitana llevaba muchas horas levantada, pues pasaba el medio día y hasta se había saltado el almuerzo, aunque su ángel de la guarde se encargó de guardarle un par de piezas de fruta y algo de pan para que aguantase hasta la siguiente comida, dejándoselo todo sobre la mesa de noche. No vio a Elyza hasta la cena, había estado muy ocupada con asuntos de La Orden, más concretamente, acordando entrenamientos y plazos para el campamento al que irían los treinta pipiolos en dos semanas, además de por la salida en busca de su familia. Esa noche, intentó dar un buen paso al frente en cuanto a su relación física se refería, pues se atrevió agarrar más fuerte y húmedo, aventurándose, incluso, a acariciar el abdomen de la exploradora por debajo de la ropa, acomodándose sobre ella en mitad de la cama. La rubia le siguió el ritmo, acelerando cuando ella lo hacía, pero siempre demasiado atenta a lo que sentía, obviamente, esa noche no iba a ser la noche, pues sus nervios la traicionaron y la capitana disminuyó ese acelerón que habían dado, rebajando la intensidad poco a poco, hasta la pura calma y terminar abrazadas para dormir. La siguiente noche no se atrevió a intentarlo y de nuevo pasaron casi todo el día separadas, lo normal antes de una salida de los exploradores, mientras trató de entretenerse pasando la tarde con Jo y Steve, que le decían que tenía muchísima suerte de poder hacer una misión de exterior siendo solo una pipiola, al margen de las circunstancias que rodeaban su salida, claro, deseándole mucha suerte.

Su cuerpo le pedía a gritos tener sexo con Elyza, eso era indudable, pero no consideraba ese momento oportuno, al menos por ese instante. Se encontraba demasiado nerviosa por lo que estaba por venir: el ir en busca de su familia, el viaje en sí y saber cómo estarían ellos; había que sumarle la alteración que le suponía pensar en los próximos tres meses de entrenamiento en el campamento militar, pasando las noches lejos de los brazos de Elyza; por último, pero no menos importante, la incertidumbre sobre si lo haría bien o le gustaría, pues se trataba de su primera vez con una mujer, quería y necesitaba disfrutarla al máximo, sin un montón de quebraderos de cabeza que la distrajeran del momento. La capitana entendió todo eso sin mediar palabra, siendo la que tomase el control de la vuelta a la calma, y mejor así, porque lo cierto es que sus nervios empezaron a crecer desmesuradamente dado ese instante, sintiendo todo acumularse en su mente en forma de un potente torrente agónico que podría haberla hecho llorar. No era el momento, esa noche era algo precipitado, pero le alegraba haber sido capaz de intentarlo, y agradecía enormemente que Elyza fuese una persona tan especial como lo era, por su actuación en esa circunstancia.

Pues bien, esa mañana pondrían rumbo al sur, por fin, y la ansiedad se la estaría comiendo viva si la capitana no estuviese a su lado, distrayéndola casi constantemente. Le había presentado oficialmente a Demir y a Luca, dos hombres del escuadrón Griffin, que las acompañarían en el viaje. Demir rondaría los treinta, no era demasiado alto ni fuerte, pero estaba bien proporcionado, tenía la piel muy morena, en contraste perfecto con su cabello y barba castaños, además de los ojos marrón verdoso, bastante claros; era un tipo amable y muy sonriente, se habían cruzado varias veces por Alpha y le había agradecido en más de una ocasión que donase sangre para la operación de su compañero Rush. Luca, por su lado, era algo más alto y joven, aunque mayor que ella, seguro, también era un poco flacucho, de piel clara, cabello castaño claro, con bigote y perilla totalmente rubios y ojos azules; también muy amable, aunque algo más callado que Demir, en cierto modo, era tan recto como Elyza la mayor parte del tiempo, fuera de la cabaña o con ella, al menos.

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