18. Dilo otra vez

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Dejó un rato de intimidad para Alicia y su familia tras enseñar y explicar todo lo necesario para ese primer día. Y aprovechó para informar presencialmente a La Orden sobre cómo iba el entrenamiento en el CEMP, enterarse mejor de la situación del Lago Nacimiento y averiguar sobre el traslado de los supervivientes, así como su futura integración en «Salvus».

Lo cierto es que la charla con el Comandante y los demás miembros dirigentes no fue demasiado extensa, pues los informes del CEMP se presentaban semanalmente vía radiofónica y el plan para el campamento del lago estaba aún en proceso de composición. Con todo, quiso darle ese espacio a su novia para pasarlo más a solas con su familia y el resto del grupo, así que aprovechó para pasear por Alpha e ir a ver a las gemelas de Rey.

Se dirigió al semisótano bajo el edificio médico, el cual era conocido por ser la guarida de Jordan y donde se esperaba encontrar la vacuna preventiva. Sabía que allí encontraría a ambas hermanas en su momento diario de tomarse un té juntas y charlar. Iba pensando en ese extraño día, había sido romper absolutamente con la rutina del CEMP, algo que le había sentado bien de alguna manera, esencialmente por haber podido salir de allí con Alicia y saber que pasarían la noche en la intimidad de la cabaña. Eso si su novia no decidía quedarse a dormir con su familia, algo que le hubiera parecido lógico y lícito, pero la joven le reiteró en varias ocasiones que no, que estarían juntas para dormir, y lo que surgiera. No podía evitar recordar la conversación con Alicia durante el camino a Alpha y ese miedo a que su madre supiese que se uniría a los exploradores; no lo expresó en voz alta, pero sumó mentalmente el detalle de que era posible que Madison terminase culpándola de esa decisión por parte de su hija, algo que le generó aún más nerviosismo en el asunto de conocer a esa mujer. Finalmente, y en contra de su recomendación, Ali decidió no contarle lo del CEMP hasta el último instante antes de irse y, de paso, acordaron guardar en secreto su relación con ellos también, solo por si acaso y hasta que se acabase el periodo formativo del campamento militar.

Para cuando llegaron a Alpha, su novia ya no podía contener la emoción, y disfrutó unos largos segundos de verla correr hasta el ansiado encuentro con su madre y su hermano. Lo contempló desde la distancia, queriendo ver esa felicidad, pero no interrumpirla de ninguna manera. Casi la sentía como suya, quizás incluso le picó un poco el corazón al recordar a sus padres, allá tan lejos, en Australia, su deseo por poder abrazarlos creció repentinamente, no solo verlos a través de una maldita pantalla, que pronto le supo a poco, sino sentir su calor y su presencia, ese olor calmante y familiar de su madre y la calidez protectora de su padre. Tal vez, pensó, habría alguna manera de que sus padres vinieran o ella poder ir, aunque fuese de manera puntual, pero el desastre logístico que podría conllevar aquello era demencial, así que tendría que dejarlo estar por un tiempo, en especial teniendo en cuenta que ahora todos los esfuerzos estaban destinados a terminar de montar los campamentos Golf y Hotel lo antes posible para el traslado de supervivientes.

Agitó la cabeza, sin cesar de sonreír al ver a Alicia tan feliz y protegida entre los brazos de su madre y su hermano, también entre el resto del grupo, los otros tres hombres. Correteó para dejar el equipaje en la cabaña y poder ir nuevamente a atender al grupo de Ali, encargándose personalmente de la «visita guiada», siendo presentada con demasiada energía por su novia y temiendo que tal efusividad fuese sospechosa para Madison, especial y concretamente para esa mujer que aún le generaba cierto pavor, algo que no sentía desde hacía muchísimos años por ninguna persona. Quería gustarle a la que, en términos certeros, era su suegra; también caerle bien a Nick y al resto del grupo, los cuales vio bastante amigables con Alicia y fueron relativamente fáciles de convencer de su valor. La madre era un tema aparte, las miraditas suspicaces eran constantes y no solo a ella, también hacia su hija, como si realmente supiera que le estaba ocultando algo, y la realidad era que había un buen par de cosas que la joven se estaba callando.

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