30. Recuperar la normalidad

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Ya estaban en Alpha, a salvo.

Hacía dos semanas que habían llegado al asentamiento, un mes desde los últimos acontecimientos de Dustown. Tenía grabado a fuego cada instante desde la primera explosión, los gritos, los disparos, las muertes, el tiro en su pierna, las llamas tras reventar las bombas del patio sur y Archibald sobre ella asfixiándola hasta casi matarla. Quizás quedó inconsciente unos segundos, pues lo siguiente que vio fue a Lyz, su ángel, su amor, con esos preciosos ojos azules llenos de lágrimas y su voz rasgada pidiéndole que despertase. Después fue el momento más violento y esperado, algo de lo que habría hasta disfrutado de no ser porque Elyza sufrió cada palabra que el Líder articuló, burlándose de ella mientras reía de manera enferma y con un triunfalismo que no supo entender. La capitana lo mató a golpes, convirtió su cabeza en un amasijo de sesos, sangre y pedacitos de su cráneo, primero desfigurado, luego deshecho por completo. Como pudo, se levantó y casi se arrastró cojeando por su pierna herida, acercándose a Lyz para alejarla de allí aunque fuese un poco, por intentar reparar el daño que estaba viendo en ella, el dolor en sus gritos y en los violentos golpes que seguía asestando aunque Archibald ya había muerto hacía bastante. La agarró, la abrazó contra su pecho y la consoló como pudo, a pesar de que sabía que nada sería suficiente, pero sintió que Lyz se desahogaba contra ella, llorando mientras soltaba la frustración, el dolor, la pena y la ira.

Estaban a salvo, todo se había acabado. A los pocos minutos, unos soldados de «Salvus» consiguieron apagar las llamas que las separaban del resto y asistirlas, y solo en ese instante se dio cuenta de la locura que había cometido Elyza, atravesando la pared de fuego para llegar hasta ella. Quiso hacerse la fuerte, pero la herida de la bala que había atravesado su pierna derecha empezaba a hacerse demasiado notable, y necesitó ser atendida por los asistentes médicos. A pesar de eso, la herida acabó infectándose y estuvo cerca de perder la pierna, tal vez incluso la vida, pero, por suerte, Jordan había ido con el equipo de asalto y pudo atenderla óptimamente en el camino hacia Alpha, dos días después del caos de Dustown.

El área de los Libertatis había sido liberada, el complejo penitenciario pasaría a ser ahora un bastión perteneciente a la alianza de «Salvus», concretamente, el asentamiento pasó a ser nombrado como Juliet, pues era el que tocaba según el método de nombrar los campamentos según el alfabeto radiofónico. Durante el asalto murieron dieciocho soldados de «Salvus» y casi cuatrocientos Libertatis, decir que había sido un éxito era quedarse cortos, a pesar de las pérdidas, pero lo verdaderamente importante era la liberación de todo esa zona, de todos los pequeños asentamientos de supervivientes que habían vivido bajo el yugo de Archibald durante esos más de dos años desde que empezó el caos.

En la antigua Dustown, ahora Juliet, se quedaron varios emisarios de «Salvus» y el propio Comandante Vibs junto a los miembros de La Orden, para gestionar la recuperación y anexión al territorio seguro. Una nueva alianza hacia el este, donde se conformarían varios campamentos como puntos medios entre lo que ahora era el grueso de «Salvus», y así unificar desde Alpha hasta Juliet, controlando una zona continental bastante extensa. Gracias a Jo, que estaba en contacto con su padre, había podido enterarse de cómo iban los asuntos de la nueva integración, con unos cuantos miles de supervivientes que se unirían a la alianza «Salvus» en varios campamentos más: Kilo, Lima y Mike, desde Juliet hasta Alpha, y también el asentamiento November, como punto clave de avanzadilla entre ambos y que estaría situado cerca del Lago Pend Oreille, en el Condado de Bonner, justo en el estrecho de Idaho, entre Montana y Washington. Con eso pasarían a controlar casi una cuarta parte de la zona de la antigua frontera entre Estados Unidos y Canadá, dando un soplo de esperanza al avance para que la humanidad se impusiera a la plaga de Podridos en algún momento futuro, más cercano de lo que habían planteado antes de cruzarse con los Libertatis. El hecho de que ya hubiese un territorio formado y lleno de supervivientes asentados allí facilitaba la anexión, y además eran auto sostenibles, apenas habría que ayudarlos a crecer y podrían establecerse rutas seguras desde la costa oeste hasta gran parte de Montana, y de ahí poder planear misiones de exploración, recuperación y salvación que llegarían mucho más lejos de lo que habían podido imaginar hacía apenas unas semanas.

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