Historias de un microbio y una lombriz

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Tenía la cabecita apoyada en la mesa del comedor con los labios abultados en un puchero mientras que sus piecitos se balanceaban sin tocar el suelo.

Les habían dado como tarea escribir un cuento y luego debían leerlo enfrente de sus compañeros pero nada se le ocurría o lo que se le ocurría no le gustaba.

- Mark, te estas durmiendo, cariño?

- No, Omma

Levanta la cabeza abriendo los ojos mientras su Omma se sienta junto a él, se mueve mas cerca de él y hace un puchero.

- Tengo problemas con mi tarea, Omma

Apoya la cabeza en el hombro de su Omma cuando él lo pasa a su regazo y le muestra su cuaderno de Pikachu esperando que lea lo que escribió.

- Te gustan mucho los cuentos de princesas, no?

- Si

Balancea sus pies levantando la cabeza para ver a su Omma con los ojos brillantes de emoción.

- Puedo escribir un cuento sobre mi y Jackson

- Quieres que te ayude a hacer los dibujos?

- Si, por favor

- Bumie! Ven a ayudarnos..

+

Habia una vez una princesa lombriz que estaba triste, muy triste, todo el tiempo porque por culpa del trabajo de su Appa lombriz tuvieron que dejar a la familia lombriz y mudarse a nuevo castillo.

A la princesa lombriz no le gustaba mucho el nuevo castillo, olía feo y estaba vació pero sobretodo se sentía frió.

Para una lombriz pequeña de cinco años dejar su hogar y todo lo que conocía atrás, era mas difícil de lo que parecía especialmente si se trasladaba a un lugar donde hasta el idioma le era desconocido.

Pero todo cambio unos meses después cuando la princesa estaba jugando en su jardín y un auto se estaciono en la casa vecina. Un hombre que le recordó a un fideo y un hombre que le recordó a un tarro de mostaza por su cabello amarillo bajaron del auto.

Movido por su curiosidad la princesa lombriz dejo sus juguetes y con pasitos pequeños se acerco hasta la casa del señor fideo y el señor mostaza para saludar, su Appa lombriz siempre le decía que debía ser una bebe lombriz educada.

- Hora

- Oh, Hola pequeño

- Pedqueno ro, Madk

- Lo siento.. Hola Mark

La princesa lombriz le sonrió al señor mostaza mostrandole sus pequeños dientes y los huecos en su boquita. Se balancea sobre sus pies asomándose en el auto que seguía abierto cuando escucha un balbuceo proveniente de adentro.

- Ven, pequeño

La princesa lombriz mantuvo sus ojos en el señor fideo que de adentro del auto saco un oso verde. No, no era un oso, era un niño!

- Mira, Mark.. Este es nuestro hijo, Jackson

Pasando por entre las piernas del señor mostaza, la princesa se acerco al bebe que parecía adormilado, con sus cachetitos rojitos.

- Oh.. Er un microbio!

Después de que la princesa lombriz vio al bebe de los señores mostaza y fideo, corrió hasta su castillo gritándole a sus papas lombrices que había conocido a un príncipe microbio y que lo quería para él.

Desde ese día, la princesa lombriz no estuvo solo porque tenia a su príncipe Microbio.

+

No podía dejar de dar saltitos alegres de un lado a otro, su cuento no solo había sido el mejor de la clase (obviamente que los dibujos que sus papas le ayudaron a hacer aportaron bastante) sino que su señorita le dio un frasco lleno de galletas.

Estaba dando saltitos sin soltar el frasco esperando que el señor Kim llegara con Jackson que debería estar por salir de su clase de esgrima.

- Ya llego?

Volteando su atención a su Omma lo ve asomarse por la ventana para luego asentir, sin perder mas tiempo sale corriendo de su hogar y cruza el césped gritando por su microbio. Con una sonrisa feliz salta sobre su pequeño amigo que entre alegre y confundido lo abraza en cuanto caen al suelo.

- Lombriz!

- Microbio! Te extrañe

- Damien, pincipeza

Frota su nariz contra la de su pequeño amigo para luego levantarse jalándolo para que se ponga de pie también.

Luego de saludar a los señores Kim siguió a Jackson hasta su cuarto donde se sentaron en la alfombra, abrió su frasco de galletas y lo dejo en medio de ambos mientras Jackson bebía su leche desde su biberón comenzó a leerle el cuento que había escrito.