—Gracias de nuevo por invitarnos —me dice ayame cuando todos llegamos a la puerta. Se van a ir, ya que sesshomaru tiene que levantarse temprano para la práctica. La hora de dormir de moroha ha pasado hace bastante, y está empezando a cansarse.
—Eres bienvenida en cualquier momento —digo.
—Vas a arrepentirte de decir eso. —Se ríe entre dientes, y me río, abriendo la puerta para ellos. Pero no puedo imaginar arrepentirme alguna vez. Hoy ha sido genial. Me preocupé por ninguna razón. Todos nos llevamos muy bien. Era como en los viejos tiempos. En un momento dado, todos nos fuimos al patio trasero a jugar un partido de fútbol, debido a que moroha quería que sesshomaru le mostrara cómo jugar. Incluso la tía kaede se unió. Fue divertido. Pero ahora, moroha está diciendo que quiere jugar al fútbol. No estoy segura de cómo le contará eso a la señorita Hannah, su maestra de ballet, pero si mi niña quiere aprender a jugar fútbol, entonces lo puede hacer.
Pero, sobre todo, adoraron a moroha. Y a ella le encantó la atención. Tengo la sensación de que mi chica tiene a todos y cada uno de los taisho envueltos alrededor de su dedo meñique. miroku y sesshomaru se despiden de moroha, y recibo un beso en la mejilla de cada uno antes de que salgan con inuyasha. Tía kaede no está aquí. Se despidió más temprano. Recibió una llamada hace aproximadamente una hora y tuvo que dirigirse a la estación. ayame se agacha apoyada en una rodilla frente a moroha.
—Entonces, te veré muy pronto, moroha. Y tu mamá tiene mi número ahora, por lo que podemos hablar por FaceTime cuando quieras.
—Lo configuraré en su iPad, para que pueda llamarte —digo a ayame—. Pero te das cuenta que probablemente recibirás llamadas a las seis de la mañana.
—No hay problema. Por lo general, me levanto temprano.
—Te refieres a que estás levantada hasta tarde y llegas a casa a las seis —gruñe Lo desde afuera de la puerta. Ella rueda los ojos y dice:
—No tengo idea de lo que quieres decir, hermanito. ayame es mayor por cinco minutos, y no deja que miroku lo olvide. Enfoca su atención de regreso a moroha. —¿Puedo tener un abrazo de mi preciosa sobrina antes de irme? Me encanta cómo siempre le pide permiso a moroha antes de abrazarla. Odio cuando los familiares obligan a los niños a abrazarlos y besarlos.
—¡Pol supuesto que puedes, tía ayle! —moroha se ríe y se lanza hacia ayame, casi derribándola. —Tranquila, moroha —digo.
—Está bien. —ayame se ríe—. El mejor abrazo tacleada que he recibido. Algún día serás una jugadora de fútbol. Pellizca suavemente la nariz de moroha y luego se pone de pie. Se acerca a mí y envuelve su brazo a mi alrededor. —Gracias, kag —dice en voz baja. La emoción que escucho en su voz hace que aparezca un nudo en mi garganta—. Es lo más feliz que he visto a inuyasha en mucho tiempo. —Retrocede y me mira a los ojos—. Él... me dijo que estás viendo a alguien. ¿Un policía? Mis ojos buscan a moroha, y veo que se encuentra afuera con los hombres. ayame baja su voz aún más, reconociendo mi preocupación. —Solo quería decir que espero que seas feliz. Te lo mereces. Contengo mi emoción.
—No estoy... quiero decir, soy feliz. Pero eso no es debido a koga. Y no sé exactamente lo que te dijo inuyasha, pero el asunto con koga... no es serio. Honestamente, ni siquiera sé si voy a seguir viéndolo. Las cosas son... complicadas en este momento. Mis ojos parpadean hacia inuyasha sin permiso. Se está riendo de algo que sesshomaru acaba de decir. Sus ojos sonrientes se encuentran con los míos, y algo tira dolorosamente en mi pecho.
—Él nunca te ha superado —dice ayame en voz baja, llamando mi atención—. Y algo me dice que tú tampoco lo has superado. Frunzo mis labios, sin querer decir nada porque no estoy segura de qué decir. —Dios, lo lamento. —Arruga la cara—. Me estoy sobrepasando, como siempre. Solo dime que me ocupe de mis propios asuntos.
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Ruin (Adaptada) (InuKag)
FanfictionY el nuevo campeón mundial de los pesos pesados es... Esas son las palabras que Inuyasha Taisho ha estado esperando escuchar desde que se puso por primera vez un par de guantes de boxeo. Simplemente no pensó que vendrían con una tragedia que cambiar...