Miro a inuyasha fijamente, vacilando entre la ira, la angustia y el conocimiento de que no puedo ocultarle a su hija. No soy así. No está en mí lastimar a alguien de esa manera. Y mantener a moroha lejos solo le hará daño, y nunca la lastimaré. Relajo mi agarre y suspiro.
—Si la decepcionas, inuyasha... te mataré.
—No la decepcionaré. Lo juro por Dios. —Se me acerca. Tan cerca que puedo oler su loción para después de afeitar. Ese mismo olor desconocido pero familiar.
—Cambiaste de loción para después de afeitar —digo. Sé que es una estupidez decirlo en el instante en el que las palabras salen de mi boca, pero saber que quiso borrarme de su vida, incluso hasta en esto, me molesta. Me lastima.
—La vieja me recordaba a ti —dice en voz baja. Bueno, diablos, eso duele. Miro su pecho. No quiero que vea la emoción en mis ojos en este momento.
—Bueno, lamento que yo fuera una molestia. Supongo que debe haber sido incómodo follar a otras mujeres con el aroma de la última sobre ti.
—Jesús, kagome. Eso no es lo que quise decir, y lo sabes.
—¿Lo sé? —Cometo el error de mirar sus ojos. Sé que es un error en el segundo en el que lo hago. Es como si la dinamita se lanzara sobre un fuego que ya se estaba librando entre nosotros. La atracción estalla entre los dos. Los ojos de inuyasha arden por mí de la forma en que solían hacerlo, y me duele el alma. Siento un millón de cosas en este momento. Ninguna de ellas es sensata o inteligente. Me recuerda a los días pasados. Desearnos el uno al otro nunca fue un problema. Incluso en los primeros días de nuestra relación, cuando tomábamos las cosas con calma. Siempre supe que inuyasha me deseaba.
Hasta que deseó a otras personas. Y eso es como un balde de agua fría sobre mi cabeza. Doy un paso atrás y envuelvo los brazos a mi alrededor. Mi corazón martillea en mi pecho.—moroha llegará a casa pronto —le digo, pidiéndole que se vaya ahora—. Sería lo mejor si no estuvieras aquí cuando llegue.
—De acuerdo —concuerda—. ¿Pero la puedo ver mañana?
—Sí. Hablaré con ella cuando llegue a casa. Le haré saber que mañana pasaremos algo de tiempo con un nuevo amigo. —Mientras lo acompaño a la puerta, le pregunto por su familia—: ¿Cómo está tu papá?
—Todavía borracho. —inuyasha se encoge de hombros como si no importara, pero sé que no es así—. Lo metí en rehabilitación dos veces —dice—. No aguantó ninguna de las dos veces. No quiere estar sobrio. Renunció a vivir hace mucho tiempo. Ahora, solo está bebiendo hasta la tumba. Eso me duele por él. inu no ha sido alcohólico desde que conozco a inuyasha. No es un borracho malo. Solo uno inútil. Comenzó a beber después de que la madre de inuyasha, izayo, murió. Y empeoró de manera constante, hasta el punto en que dejó el trabajo y básicamente se quedó en casa, bebiendo, durante todo el día. Fue entonces cuando inuyasha se hizo cargo, cuidando a sus hermanos. Abandonó la escuela antes de graduarse y consiguió trabajo en una fábrica de carne. Siguió con el boxeo, haciendo más peleas para ganar dinero y, de algún modo, también tenía tiempo para mí. Ahí fue cuando lo invitaron a representar a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos y la vida dio un giro positivo para él. Pero también fue el principio del fin para nosotros. Su carrera en el boxeo despegó. Y me quedé atrás, golpeada y magullada, a raíz de su éxito.
—De verdad lamento escuchar eso —digo—. Saber que tiene una nieta podría ayudar —agrego con esperanza.
—Sí, tal vez. —Pero no suena convencido.
—¿Cómo está sesshomaru? —pregunto cuando llegamos a la puerta. Se encontraba en Penn State. Era Mariscal de campo titular para los Lions. inuyasha sonríe, probablemente la primera sonrisa real que le he visto desde que regresó a mi vida anoche.
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Ruin (Adaptada) (InuKag)
FanfictionY el nuevo campeón mundial de los pesos pesados es... Esas son las palabras que Inuyasha Taisho ha estado esperando escuchar desde que se puso por primera vez un par de guantes de boxeo. Simplemente no pensó que vendrían con una tragedia que cambiar...