capitulo 23

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maraton 4/5

Somos manos y labios, lenguas y dientes. Lujuria caliente, loca y fuera de control. Y cero sentido común. Bueno, al menos yo. Una voz interna me grita que esto es una mala idea. Presiono el botón de silencio y solo me concentro en sus caricias, sabor y el deseo. Las caricias de inuyasha. Su sabor. Y mi deseo por él. Es intenso. Salvaje. Quema como un infierno. Nos estrellamos contra la pared. Alza mi falda alrededor de mis caderas. Rodeo su pierna con la mía, me presiono contra él, necesitando tocar cada parte suya. Solo... necesitándolo. Ahora, joder. Gruñe y toma mi trasero, alzándome. Rodeo su cintura con mis piernas. Su lengua arremete contra mi boca. Y le respondo caricia por caricia. Mis dedos se enredan y tiran de su cabello. Se ríe, un sonido oscuro contra mis labios. Me es tan familiar, que podría sollozar. 

—¿Quieres que te folle, Paloma? Lo miro a través de mis ojos entrecerrados. 

—¿Tú qué crees? Acerca su boca a mi oreja. Sus labios acarician mi piel. 

—Creo que quieres que te folle contra la pared. Duro y profundo. Jesucristo

Siempre tan bueno con la plática sucia. 

—Dilo. Dime que quieres que te folle. Dime cuánto deseas mi pene dentro de ti. —Sus manos se tensan a mi alrededor. Sus dedos aprietan mi trasero. Sus ojos vuelven a los míos, y los miro fijamente. Ojos que están nublados por la lujuria. Por mí. Ver a inuyasha así era excitante. Saber el poder sexual que tenía sobre él era emocionante. Todavía lo es. Me inclino hacia adelante y toco su nariz con la mía. Mi mirada en él no vacila. 

—Deja de hablar. Y fóllame de una vez. Sus ojos destellan con una promesa seductora. Siento sus dedos enroscarse en la cintura de mis bragas. Luego, escucho el chasquido revelador del elástico y siento el aire frío que hace contacto con mis partes calientes. Sin embargo, no le dejo saber que me gusta. Puede que lo desee. Pero no voy a ser fácil con él. Ni hablar. —Eran mis favoritas —digo con el ceño fruncido. 

—Te compraré unas nuevas. 

—Rompo algo. Lo arreglo con dinero. ¿Así es cómo haces las cosas ahora, inu? Sé que he golpeado un nervio cuando veo un brote de furia en sus ojos. Y eso me excita muchísimo. 

—Dime que me amas —dice con su mandíbula apretada. 

—Jódete —respondo 

—Lo haré cuando lo digas, Paloma. —Gentilmente roza sus labios sobre los míos—. Dime que me amas, y te daré lo que quieres. Mi pene estará bien dentro tuyo. Embiste, presionando contra mi coño, y sé que he empapado la tela de sus pantalones cortos. Ríe con satisfacción, y eso hace que la furia me inunde. Así que, hundo mis dientes en su labio inferior y muerdo con fuerza. Sisea y retrocede, lamiéndose la herida con la lengua. —¿Quieres hacerme daño, Paloma? Sí. Quiero hacerte daño. Y follarte. Y amarte... ¡y Jesucristo! Siento que voy a explotar con todos los sentimientos ardiendo dentro de mí. —Entonces, lastímame. Has lo que tengas que hacer. Haz lo que necesitas. Así que lo hago.

Entrelazo mis manos alrededor de su cabeza y lo jalo hacia mí. Lo beso ferozmente. Es rabia, deseo y necesidad pura y completa. Los dientes chocando entre sí. Besos dolorosos, apasionados y crudos. Y él me lo devuelve todo. Meto mis manos dentro de su sudadera y le deslizo las uñas por su pecho. Levanta mi suéter y me baja la copa del sostén. Doblando su cabeza hacia abajo, toma mi pecho en su boca. Arrastrando los dientes sobre la delicada piel, me muerde el pezón al mismo tiempo que me mete un dedo grueso por detrás. 

—Ahh —gimo. Y luego otro dedo antes de que empiece a follarme con ellos. 

—Siempre tan apretada, joder —gruñe Arrastro su boca hasta la mía, necesitando besarlo más que el aire. Me está follando con su mano, su palma golpeando mi culo con cada penetración de sus dedos. Y todo lo que quiero y necesito es correrme. Froto mi clítoris contra su pene. La fricción me trae estrellas a los ojos. Escucho un sonido de pura necesidad y me doy cuenta de que salió de mí. Luego, escucho un gruñido animal y sé que vino de inuyasha. Sus dedos salen de mí. Me quejo por la pérdida. Se baja los calzoncillos por las caderas. Su pene erecto, largo e increíblemente grueso, presiona contra mi muslo. Puedo sentir su líquido preseminal contra mi piel. —Dilo, Paloma. Di que me amas. Sus intensos ojos me miran manteniéndome prisionera. Mordiéndome el labio, niego con mi cabeza. Me mira tan intensamente y durante tanto tiempo, que un dolor me atraviesa el corazón, extendiéndose por mi pecho. 

Ruin (Adaptada) (InuKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora