Prologo

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El estadio está lleno. Miles de personas están aquí para ver esta pelea.

Para verme pelear.

Aquí es donde he llegado. El punto que he alcanzado en mi carrera. Todo lo que he tenido que hacer, soportar y sacrificar me trajo a este momento. Estoy esperando en los vestuarios con mi equipo, listo para salir. Las cámaras de televisión están conmigo, preparadas para seguirme al cuadrilátero. Es una gran producción.

A mi representante, Naraku, le gusta hacer un espectáculo de todo. No me importa nada de eso. Solo quiero pelear. Eso es todo lo que sé. En todo lo que soy bueno. Con veinticinco años, estoy invicto. Campeón olímpico. Campeón mundial de peso pesado de la Federación Internacional de Boxeo y del Comité Mundial de Boxeo. Pero mi oponente, Bankotsu "el demonio canadiense" Inuyasha, tiene el título de la Organización Mundial de Boxeo, y lo quiero. Me dará tres títulos. Y siempre obtengo lo que quiero. Entonces, después de esta pelea, iré por los otros dos títulos, el de la Asociación Mundial de Boxeo y el de la Organización Internacional de Boxeo, que posee ese maldito imbécil Roman Dimitrov. Obtendré esos y tendré los cinco. Unificaré la división.

Seré el más poderoso. Diría que eso me haría un dios, pero ya lo soy. inuyasha "el Dios" Taisho.
Nací para hacer esto. Y cada maldita cosa que perdí y tuve que sacrificar para llegar aquí valdrá la pena. Llega el silencio. Mi corazón late más fuerte y más rápido. Me pongo de pie.

Las cámaras se mueven frente a mí. No me concentro en ellas. No puedo. Ya estoy en mi cabeza. Camina hacia el cuadrilátero. Pelea. Gana. Solo puedo pensar en eso. Salto sobre mis talones. Estoy conectado. Inquieto. Lleno de energía acumulada que estoy a punto de expulsar en la cara del canadiense. El crujido del micrófono hace eco a través del estadio. Entonces, la voz más reconocible en el mundo del boxeo comienza a hablar.

-¡Damas y caballeros, pónganse de pie y sean dignos de darle la bienvenida a su campeón... Inuyasha... "el Dios"... Taisho! El suave comienzo del piano de "Lose Yourself" de Eminem comienza a zumbar en todo el estadio. Siempre salgo con esta canción. Porque es lo que hago cuando peleo. Me pierdo a mí mismo. Me olvido de todo y todos. Olvido mis arrepentimientos, mis errores. Me olvido de ella. El ritmo se activa y esa es mi señal. Comienzo a caminar. Salgo del vestuario. Entro en el pasillo hacia el túnel. Cortinas blancas cuelgan frente a mí, listas para revelarme. No pierdo el ritmo cuando la retiran dos chicas de cuadrilátero vestidas con togas. El túnel está bordeado por pilares griegos.

A Naraku le encanta el tema de "el Dios". Corro por los escalones y entro en el estadio. Los gritos son ensordecedores. Gente. Flashes. Luces estroboscópicas. Pirotecnia. No escucho ni veo a ninguno de ellos. Solo veo una cosa.

El cuadrilátero. Y la persona esperando. Me encuentro tenso, rígido y enfocado mientras camino hacia el cuadrilátero flaqueado por mi equipo. Una rápida mirada hacia donde sé que está sentada mi familia, mis hermanos, Sesshomaru, Miroku, y mi hermana, ayame, luego subo los escalones. Me deslizo entre las cuerdas. Y es hora. Mis ojos se encuentran con los de Bankotsu al otro lado del cuadrilátero. Se ve duro. Vacío. Pero estoy más duro y más vacío. Dos asaltos, hijo de puta, y estás acabado. Mi música se desvanece y el presentador vuelve a hablar:

-Y este es el momento que todos hemos estado esperando. Nuestros boxeadores están en el cuadrilátero y se encuentran listos. En la esquina azul, de pie con un metro noventa y tres, y pesando ciento ocho kilogramos, el actual campeón mundial del peso pesado de la OMB... ¡El demonio canadiense... Bankotsu! Hay algunos aplausos, pero más abucheos de la multitud. No porque Bankotsu sea un imbécil. Por lo que sé, es un tipo decente. Pero es canadiense, y esta noche estamos en mi país de origen. Y, por supuesto, soy mejor.
-En la esquina roja, de pie con un metro noventa y cinco, y pesando ciento trece kilogramos, está el campeón mundial de peso pesado de la FIB y CMB, con veinte nocauts, su campeón local... ¡El Dios... Inuyasha Taisho! La multitud ruge. Levanto mis brazos en el aire, como si ya hubiera ganado. Porque en mi mente ya lo he hecho. Y continúa: -Para los miles de asistentes y los millones que miran en casa, damas y caballeros, desde el Boardwalk Hall en Atlantic City. ¡Prepárense para rugir! La multitud está animada. Estoy listo para pelear. Me dirijo hacia mi equipo. Me quitan la bata. Me siento en el taburete.

-Lo tienes controlado, Inuyasha. -Mi entrenador, Mike, está frente a mí con sus manos en mis hombros y su cara en la mía-. Puedes acabar con este hijo de puta. Es bueno, pero eres mejor. Tres asaltos, como mucho, y es tuyo. -Dos -gruño antes de que me coloquen el protector bucal en la boca.

Estoy de pie. Voy hacia el centro del cuadrilátero. Mi equipo me sigue. El árbitro se para entre Bankotsu y yo. Me concentro en mi oponente. Gracias a las horas que pasé viendo las cintas de sus peleas anteriores, mis ojos se deslizan a las debilidades que ya sé que tiene. Un pómulo fracturado de hace un año. Cortes fáciles encima del ojo derecho. Cuatro fracturas de nariz. El árbitro comienza a hablar:
-Ya repasamos las reglas en los vestuarios. Quiero que las mantengan en la cabeza. Protéjanse en todo momento. Y deben obedecer todo lo que diga. Buena suerte a ambos. Toque de guantes. Regresan a sus rincones. Golpeamos los guantes. Me giro y regreso a mi rincón. Mike me dice al oído las últimas indicaciones.
-No vayas rápido. Hazlo venir hacia ti. Retrocede cuando se balancee. Frústralo. Es su talón de Aquiles. Bankotsu no tiene paciencia. La campana suena, y entro con los puños en alto. Peleamos. Dura más de lo que esperaba. Es un hijo de puta duro. Estamos en el asalto número nueve, estoy bastante seguro de que su nariz está rota y no se va a rendir. Ya lo he derribado dos veces, pero el obstinado bastardo se levanta siempre. No estoy preocupado. Simplemente listo para terminarlo ya. Asalto número diez. Lo llevo hacia las cuerdas. Golpe tras golpe y golpe. El árbitro nos separa.

La campana suena. Bankotsu está en su rincón, bebiendo agua. Es una señal de que está cansado. Está sangrando de un ojo. Asalto número once. Lo tengo. Ahora es mío. Ardiendo con ferocidad, entro allí. La vaselina que le recubre el corte no está deteniendo la sangre. Está en su ojo. Veo que pierde la concentración, y ahí es cuando ataco. Lo golpeo, uppercut. Cae. Y sé que todo ha terminado. El árbitro está allí. Bankotsu intenta levantarse. No puede. El árbitro sacude la mano, terminando la pelea. Y he ganado. Mi equipo inunda el cuadrilátero. Mike me abraza. Entonces, Sesshomaru, miroku y ayame están aquí, abrazándome y diciéndome lo orgullosos que están de mí. Pero falta una voz. Siempre hay una voz que falta. La de ella.

Mis ojos hacen lo que siempre hacen después de cada pelea. La buscan. Como si alguna parte de mi cerebro, incluso ahora, piensa que estará aquí. ¿Por qué estaría aquí? La dejaste. No está aquí por tu culpa. Entonces, las cámaras están frente a mí. La entrevista posterior a la pelea. Por supuesto, Naraku está aquí para esto. Siempre aquí para las cámaras. Agradezco a mi familia. Le agradezco a Bankotsu por la pelea.
Naraku se hace cargo, hablando sobre sí mismo, lo que es su tema favorito. Una conmoción detrás de mí me llama la atención. Miro por encima del hombro. Puedo ver gente reuniéndose alrededor de Bankotsu. Él continúa en el piso. ¿Qué está sucediendo? Doy un paso, avanzando hacia él. Naraku me detiene.

-¿A dónde te crees que vas? -gruñe entre dientes.

-Bankotsu sigue tirado. -Inclino mi cabeza hacia donde está en el suelo.

-¿Y? -es su respuesta. Escucho que llaman a un médico. Me voy a mover nuevamente. Me jala de nuevo hacia la cámara. -Se encuentra bien. Déjalo. El entrevistador me hace una pregunta. Respondo algo distraído. Naraku comienza a hablar sobre la pelea. Miro de nuevo hacia Bankotsu. El médico está allí, inclinado sobre él mientras le ilumina los ojos con una linterna.

-inuyasha-me ladra Naraku. Esta vez lo ignoro. Me alejo y rápidamente me muevo hacia Bankotsu porque sé que esto no está bien. No debería estar en el piso por tanto tiempo. Algo se retuerce con fuerza en mis entrañas. Empujo a la gente que lo rodea, casi estoy llegando cuando oigo las palabras que me perseguirán por el resto de mi vida.
-No está respirando. Necesitamos una ambulancia. Ahora

Ruin (Adaptada) (InuKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora