capítulo 2

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Con las manos aún temblando, giro la llave en el contacto y mi Toyota cobra vida. “Eyes Closed” de Halsey se escucha desde el estéreo. Salgo del estacionamiento para el personal del club y comienzo el viaje de una hora hacia casa en Port Washington, a la casa que comparto con Moroha y la tía Kaede. Técnicamente, sigo viviendo en casa, ya que es la casa de tía kaede. Se mudó a Port Washington desde Coney Island cuando fue ascendida a detective y se le dio un puesto en el precinto de allí. Podría haber viajado diariamente, pero parecía inútil ya que yo ya no estaba viviendo en casa. En ese momento, estaba en Julliard y vivía en Nueva York. Pero cuando me encontré embarazada y sola, ir a vivir con tía Kaede fue la única opción. Y, honestamente, me alegró no tener que volver a Coney Island. El lugar no tenía más que recuerdos de Inuyasha y nuestra relación allí. Además, tampoco me quería arriesgar a encontrarme con su familia allí. Por lo que Port Washington fue mi nuevo comienzo. Y la vida estuvo funcionando bastante bien para mí, bueno, hasta hace poco. Me fui del trabajo temprano. Tenía que salir de ese lugar. Así que le dije a mi jefe que estaba enferma y me necesitaba ir a casa. No me podía arriesgar a volver a entrar en el club y ver a Inuyasha de nuevo. Verlo después de todos estos años… me sentó muy mal. Y el hecho de que intentara hablarme… simplemente no lo entiendo.
Dejó perfectamente claro que no quería tener nada que ver con Moroha o conmigo hace varios años, así que, ¿por qué se me acercó e intentó hablarme? Me siento aliviada de no tener que volver a verlo. Renunciaré a mi trabajo. Probablemente no vuelva a aparecer en el club. Mis emociones no pueden soportarlo. Me siento… no sé cómo me siento. Furiosa. Herida. Furiosa. Frustrada. ¿Mencioné furiosa?
Simplemente conseguiría trabajo en otro club. De todos modos, no es mi principal fuente de ingresos. Tengo un trabajo diario. Trabajo en la administración de la estación de policía. Obtuve el trabajo en el club para poder bailar. Pongo el dinero que gano en la cuenta de ahorros para cuando Moroha sea mayor y tenga que pagar la universidad o la escuela de danza, sea lo que sea lo que elija. Tiene el gusanillo del baile como su madre. Y sé que soy parcial, pero es buena. Por lo que dejarlo no será el fin del mundo. Volver a ver a Inuyasha sí.
Tengo discusiones internas conmigo misma a lo largo de todo el viaje hasta casa. Una parte de mí piensa que debí haberle dicho más esta noche. Que debería haberle dicho todas las cosas que quería decirle cinco años atrás, pero nunca tuve la oportunidad. Mi lado inteligente sabe que hice lo correcto, alejarme y no mirar atrás. Pero… no lo sé. Solo sé que quiero llegar a casa y abrazar a mi hija. No pasa mucho tiempo desde que pasé la señal de bienvenida a Port Washington cuando las luces rojas y azules parpadean en mi retrovisor. Encendiendo mi señal de giro, desacelero y me detengo a un lado de la carretera. —Si esta es una broma de los chicos, voy a estar enfadada —murmuro para mí misma. Realmente podría prescindir de esto esta noche. Observando por el retrovisor, a la oscuridad, veo al oficial bajar de su auto y caminar hacia el mío. Definitivamente no superé los límites de velocidad. Estoy segura. Pero, si hice algo mal, créanme, ser la sobrina de la detective Kaede no me librará de la multa. No es que haya intentado jugar esa carta. De acuerdo, bien, tal vez una o dos veces. Pero nunca funcionó. Bajo la ventanilla y espero a ver quién es. Conozco a todos los policías de esta ciudad. He vivido aquí por casi cinco años, pero trabajar en la estación y tener a mi tía en las fuerzas significa que llegué a conocerlos a todos.
—Te vas a casa temprano. ¿Está todo bien? Conozco esa voz, y me trae una sonrisa a los labios. Algo que no pensé que podría suceder esta noche. Koga es un chico con el que salgo. Bueno, tal vez salir sea la palabra equivocada. Pasamos el rato… juntos en la cama. A veces en su ducha. O en la mesa de su cocina. De todos modos, tienen una idea.
No estoy buscando una relación, y él tampoco. Después de ser quemada por Inuyasha, dejar que un hombre entre en mi vida, y en la de Moroha, no es algo que quiero hacer. Moroha cree que koga solo es un chico con el que mami trabaja. Y lo es. También resulta que nos desnudamos juntos. Lo que tengo con él funciona. Estamos en la misma página. Sexo sin compromisos. Tenemos buena química. El sexo es genial. Es un buen chico. Me hace reír. Nos divertimos juntos. Inclino la cara.
—Sí, estoy bien. Solo me sentía un poco cansada, por lo que me fui temprano. Se inclina y pone sus antebrazos en la puerta de mi coche, y miro su encantadora cara. Es caliente. No al nivel de inuyasha. No creo que nadie pueda serlo. Inuyasha está en un nivel diferente de todos los hombres. Odio eso. Pero koga es atractivo a lo chico estadunidense. Exactamente lo opuesto a Inuyasha. Cabello rubio. Ojos verdes. Un metro ochenta y ocho. Solía jugar al basquetbol en la universidad. Atlético… caliente. Y usa uniforme, así que… ya saben, caliente. Sus ojos descienden y se ensanchan cuando ve mi vestimenta, la cual se muestra debajo de mi abrigo abierto. Tengo que sofocar una risa. Los hombres son tan fáciles. No me cambié a ropa casual como normalmente lo hago antes de ir a casa. Tenía prisa por irme a causa de Inuyasha. Mi atuendo consiste en botas Go-Go de PVC blancas, un top ajustado fucsia y calzas cortas ajustadas a juego. Las vestimentas que el club nos hace llevar no dejan mucho a la imaginación.
—Lindo atuendo —comenta arrastrando las palabras. Sus ojos dilatados aterrizan en mis labios primero y luego en mis ojos—. ¿Por qué no lo he visto antes?
—Porque nunca has estado en el club.
—Ah. Mi error. Uno que necesito rectificar de inmediato. Me río, pero realmente no lo siento, y sé exactamente por qué. Inuyasha. Maldito Inuyasha. —¿Segura de que estás bien? Acuna mi mejilla en su mano, y aprecio la calidez que trae. He estado llena de tantas emociones diferentes desde que lo vi, la mayoría de ellas malas, que siento frío por dentro. No me di cuenta cuánto frío hasta que koga puso su mano sobre mí.
A veces, es el toque más simple el que puede hacerte sentir mejor. Bueno, tal vez no mejor. No creo que me sentiré mejor por un tiempo después de encontrarlo esta noche. —Estoy segura. —Sonrío. Acaricia mis labios con su pulgar.
—Ha pasado un tiempo desde que te vi —dice con ternura.
—Lo sé. He estado ocupada con el comienzo de preescolar de Moroha, el trabajo, la vida…
—¿Cómo está llevando el preescolar?
—La conoces. —Sonrío ampliamente al pensar en mi niña—. Nada la perturba. Tiene la confianza de un experimentado.
—Me pregunto de dónde la sacó. —Sonríe.
—No tengo idea. —Agito inocentemente mis pestañas. Se ríe entre dientes y luego se inclina, me besa suavemente en los labios. Es dulce. Es agradable. Él no es Inuyasha. —Te he extrañado —murmura.
—Quieres decir que has extrañado estar en mi interior. Sonríe contra mi boca.
—Podría decirse eso. ¿Cuándo te puedo ver?
—¿Qué hay del miércoles por la noche? Le pediré a tía Kaede que cuide de Moroha.
—Miércoles suena muy lejano, pero lo aceptaré. —Retrocede—. Supongo que estaré pasando un poco más de tiempo con Rosie la palma y sus cinco hermanas. —Sonríe, sacudiendo la mano y me río. —Eres un tipo apuesto, koga. Estoy segura de que no te faltan mujeres. No sé por qué dije eso. Desde que nos hemos estado acostando juntos, nunca le pedí exclusividad. Sería injusto cuando no puedo darle mucho de mi tiempo. Pero tampoco nunca le pregunté por otras mujeres. ¿Por qué diría eso ahora? Sé por qué. Inuyasha. El idiota infiel me ha desquiciado. Alza las cejas y apoya sus brazos en mi ventana.
—¿Dices que quieres que me acueste con otras mujeres?
Pienso en eso. No diría que pensar en él con otras mujeres me hace explotar de celos, pero tampoco me hace sentir particularmente bien. Sacudo la cabeza y sonríe. —¿Necesito preguntar por otros chicos? Eso me hace reír.
—Apenas tengo tiempo para mí misma, así que… no, no necesitas preguntar por otros chicos. Excepto por el que vi esta noche. Koga no sabe quién es el padre de Moroha. Solo algunas personas lo saben. Y va a seguir de ese modo.
—Debería llevarte a una cita. Eso me desconcierta. ¿Qué sucede esta noche con los hombres y sus ganas de sorprenderme?
—No, no deberías. Mi sonrisa es tensa, y asiente con comprensión. Se aparta de mi auto, irguiéndose. —Ponte eso el miércoles. —Sus ojos se mueven hacia mi atuendo.
—Solo si te pones eso. —Inclino mi cabeza hacia su uniforme.
—Trato. —Se aleja de mi coche—. Nos vemos el miércoles, Kag.
—Nos vemos. Oh, y, koga, también ten las esposas listas. —Le doy una sonrisa sexy.
—Sí, señora. —Me guiña un ojo e inclina un sombrero imaginario en mi dirección. Alejo mi auto del lado de la carretera con una sonrisa en el rostro. Entonces, la maldita radio decide pasar “Umbrella” de Rihanna, y la sonrisa desaparece mientras me catapulta de vuelta nueve años atrás

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Hola espero y disfruten la novela como yo y que más con unas de mis parejas favoritas

Ruin (Adaptada) (InuKag)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora