➵ Capítulo 18. Sobre cómo arruinar lo que parece ser un día perfecto.

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Mantenerme alejada de Nathan se me hizo sencillo durante la semana. Inventar excusas cuando estoy nerviosa siempre termina en desastre para mí, pues termino diciendo cosas sin sentido. Sin embargo, cuando ya las tengo preparadas, todo me parece pan comido.

"Desperté con un poco de dolor de cabeza"
"Anahís me pidió que la ayudara con un proyecto"
"Mi prima viene de visita el día de hoy, iré a buscarla al aeropuerto"
"Me ofrecí de voluntaria por el día de hoy en el asilo O'Haggan"

Las creyera o no, él no me insistió y me dio mi espacio, cosa que agradecí. También me fue mucho de ayuda que él también estuviera ocupado puesto que, cuando no tenía nada preparado para decirle, era él quien se disculpaba diciéndome que tenía reuniones a las que asistir.

Así pasaron los días, sin embargo, hoy Domingo, ya no tenía escapatoria.

Sentada en mi cama solo veo los rayos de luz que se deslizan por la ventana, llenando la habitación de ese ambiente relajante que tanto me encanta. Me recuesto para contemplar la sencilla pero bonita vista que tengo desde mi habitación y, poco a poco, debido a la tranquilidad del momento, me voy quedando dormida.

Es el sonido de mi celular el que me trae de vuelta a la realidad. Lo tomo de la mesa que tengo al lado de mi cama y, antes de leer el identificador de llamadas, mi corazón comienza a latir fuertemente, pues ya presiento quién quiere comunicarse conmigo.

Me tranquilizo en cuestión de segundos cuando noto que es un número que no tengo registrado. Ignoro la llamada y me vuelvo a acostar.

Cuando creo que ya nada puede molestarme y puedo pasar el resto de la tarde tranquila, mi celular vuelve a sonar. Es el mismo número, por lo que vuelvo a deslizar el botón rojo para colgar. No obstante, el teléfono no deja de sonar. Cada vez que cuelgo, está persona vuelve a llamar. Comienzo a preocuparme, An salió hace unas horas y quizás sea una emergencia. Ya asustada, decido contestar.

-Aló -espero respuesta del otro lado de la llamada.

-¿Becca? -es una voz masculina la que me contesta. Me extraña demasiado. No conozco a muchas personas. De hecho, en mi celular solo están las personas más cercanas y de la familia. No tengo a más nadie y por ende, más nadie tiene mi número telefónico.

-Sí, ella habla...

-Es un alivio que me respondas, no creí que lo hicieras.

-Disculpe, ¿con quién hablo?

Hay un silencio que me resulta incómodo y, después de lo que parece una eternidad, me responde.

-Soy... Yo. Derek.

Escuchar su nombre es suficiente para colgar. Totalmente impactada me quedó viendo la pantalla oscurecida de mi celular, poso una mano sobre mi pecho intentando calmar a mi corazón alborotado por la sorpresa. Mis ojos comienzan a arder, siento rabia de tan solo haberle escuchado. Creí que me había librado de él hace años. Es por su culpa que ahora me encuentro en esta situación con Nathan, puesto que por más que quiera aceptarlo, recordar lo que viví con él me lo impide.

Derek vuelve a llamarme y yo cuelgo la dos primeras veces. Pienso en quitarle la batería al celular pero, para la tercera vez, la curiosidad me invade todo el cuerpo.

¿Qué es lo que quiere?

Cierro mis ojos con fuerza e inflo mi pecho buscando valor. Siento la necesidad de ponerme de pie y respirar tres veces antes de contestar. Cuando lo hago, mi voz suena fría y cortante, suena como nunca antes la escuché sonar.

-Tengo dos preguntas. ¿Para qué me llamas y quién te dio mi número?

Es claro que el que está en desventaja en este momento es él, no yo. Así que se toma su tiempo para responder.

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora