➵ Capítulo 14. Sobre cómo complicarlo todo.

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Ese Domingo desperté sin tener idea de todo lo que iba a pasar.

***

Nuevamente desperté antes de la alarma. Lo primero que vi fue la ventana. Pequeñas gotas de agua se deslizaban por ésta debido a la llovizna que hubo ayer por la noche. Automáticamente creé un carrera imaginaria entre ellas y tuve que fruncir mi ceño cuando, la gota que había elegido como competidora, perdió contra otra mucho más gorda.

El clima estaba frío, se sentía por lo gris que estaba el cuarto. No provocaba levantarse de la cama. Decidí no hacerlo y, poco a poco, mis ojos se volvían a cerrar para disfrutar de un poco más de sueño.

Cuando finalmente estoy por ceder, un rayo con cabello rojo entra a mi habitación con una bulla y energía increíble.

Lo primero que hace mi hermana es abrir las cortinas de la ventana que está frente a mí, dejando entrar los rayos de sol que indican que el buen clima ha terminado. Debo cerrar los ojos cuando la luz es demasiado fuerte para soportar. Por instinto, me cubro hasta la cabeza y coloco una almohada frente a mi cara para evitar cualquier mínimo rayo luminoso.

Lo que siento a continuación es como mi sábana es arrebatada de mi cuerpo dejando desnudas mis piernas y parte del abdomen, ya que mi camisa se ha subido un poco mientras dormía.

La leve ventisca que produce el movimiento brusco, me congela la piel, lo que hace que como acto reflejo, me encoja en posición fetal.

-Es hora de levantarse -dice cantando, cual princesa de Disney. Su humor, en comparación al mío, parece sacado de un cuento de hadas. Mi humor también puede ser sacado del mismo cuento, con la leve diferencia de que yo sería la villana después de ver fallido su plan.

Por mi parte, ni siquiera me muevo sobre la cama, me quedo tan quieta que pareciera que sí estoy dormida.

An vuelve a llamar y yo vuelvo a ignorarla. Su tercer aviso viene acompañado con una palmada en mi trasero y un pellizco en mi cintura que solo logra que salte de la sorpresa.

Al ver que me he levantado, An sonríe con satisfacción pues ahora ya sabe que estoy despierta.

Pataleo en medio de un berrinche que no tiene efecto, así que no me queda de otra más que pararme de la cama.

Arrastro mis pies hasta el baño y posteriormente a la cocina, en donde ahora está Anahís preparando el desayuno.

-Buenos días, hermanita.

-Serán buenos a las 12 -respondo-. Son las ocho de la mañana, ¿por qué tan temprano si hoy es Domingo?

An me da una mirada de reojo y no responde mi pregunta. Vuelvo a insistir y, esta vez, detiene lo que está haciendo para mirarme a la cara. La cara que me pone me pregunta "¿es en serio?" a lo que yo respondo encogiendo mis hombros.

-Es increíble que lo olvidaras cuando llevo dos días repitiéndotelo. Hoy se casa Alleidy, Becca.

-Ugh, es cierto -bufo en voz alta. Mi cerebro bloqueó esa información incontables veces y, cada vez que Anahís me lo recordaba, yo solo escuchaba un murmullo inentendible-. Sobre eso, hermanita... -digo después de un bostezo y de tamborilear con mis palmas sobre el mesón- decidí que no iré. Gracias por su atención.

Me levanto de la sillita y huyo nuevamente hacia mi habitación, sin embargo, los pasos que escucho detrás de mí me indican que no he podido escapar con victoria.

-¿Qué dijiste?

-Que no voy a...

-Irás.

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora