➵ Capítulo 8. Sobre cómo convertir una cena para dos en... ¿una cena para tres?

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➵ Capítulo 8. Sobre cómo convertir una cena para dos en... ¿una cena para tres?

***
Por obvias razones y para evitar un déjà vu, al entrar a planta baja, decidimos subir por las escaleras y no por el maligno ascensor del edificio.

Una vez en mi piso, caminamos por el estrecho pasillo en completo silencio hasta llegar a la puerta del apartamento.

Coloco la llave en la manija y antes de girarla, llega un alocado pensamiento a mi cabeza: ¿y si estoy enviando una señal errónea y piensa que quizás gusto de él?

La verdad es que no me extrañaría, siempre que estoy con él actúo de manera extraña y ni siquiera yo sé porqué.

Debería decirle que esos crushes de oficina no se me dan para nada. Nunca me he enamorado de algún compañero de trabajo y jamás lo haré.

O sea, solo basta fijarse en las posibles catástrofes que se pueden originar.

Enamorarse de un colega es lo mismo que enamorarse de un vecino y yo ya hice eso último hace varios años. Como era de esperarse, no terminó nada bien.

Parece que he tardado mucho tiempo sumergida en mis divagues; Nathan me pregunta si todo está en orden a lo que yo respondo con una leve sonrisa nerviosa y un pequeño asentimiento de cabeza.

Finalmente giro la llave en la perilla e intento olvidar lo que anteriormente pensé. Tengo la idea de que An estará dentro, quizás con su pijama, con el cabello recogido y con alguna mascarilla extraña, leyendo en el sofá junto con una enorme taza de té y, definitivamente, eso me da calma.

Respiro hondo y por fin abro la puerta, no obstante, me llevo con la muy desagradable sorpresa de que mi queridisima hermana mayor no está.

La llamo varias veces y no obtengo ninguna respuesta. Dejo mis zapatos en la entrada y camino hacia su cuarto pero no hay rastro de An.

-Esto no puede estar pasando...

Todo esto es lo que me gano por intentar ser amable. Becca Parker no es amable y tampoco espera que los demás lo sean con ella. Becca solo anda por ahí viviendo su vida sin molestar a los demás... Pero tuvo que aparecer un pequeño Nathan a arruinarlo todo.

Quizás si yo no me hago ideas erróneas, él tampoco se las hará.

-Tú, sólo actúa con naturalidad -digo en voz alta-. Nada pasa, nada va a pasar. Todo está cool, tú eres cool, la vida es cool y... No, la vida es un desastre...

-¿Todo bien?

La voz detrás de mí solo logra sacarme un tremendo susto. Al darme vuelta me encuentro con el rostro preocupado de Nathan. Sus ojos, cuyo color sigo sin entender, me están analizando con lo que parece confusión.

-¡Sí! Todo está bien. Todo está excepcional.

-¿Segura?

-Sí, claro -silencio incómodo-. Eh... Tú, de casualidad... ¿me escuchaste hablar?

Los ojos de Nathan me regalan su típica mirada divertida. Él siempre irradia ese aura de confianza y control que me hace actuar más torpe de lo normal.

-Te diría que no para que te sientas tranquila, pero la verdad es que sí. Escuché todo lo que decías. ¿Quién piensa en voz alta?

-Todo el mundo lo hace.

-Pues parecía que tendrías un ataque de pánico aquí mismo.

-Estoy a punto de tener un ataque de pánico aquí mismo -digo solo para mí.

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora