➵ Capítulo 9. Sobre cómo revivir un desastre amoroso.

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El Sábado a las siete de la mañana ya estoy despierta en mi cama. Me quedo acostada analizando el techo y su estructura, preguntándome porqué no se cae y me aplasta para que no tenga que hacer la montaña de trabajos que tengo pendiente.

Escucho mi alarma sonar y me deslizo por la cama para poder apagarla.

-No entiendo porqué colocas la alarma si siempre te despiertas primero.

-No entiendo porqué siempre me despierto primero que la alarma.

An se sienta en el borde de mi cama y se acuesta a mi lado. Siempre que hace eso quiere pedirme algún favor, eso lo sé a la perfección, así que sin más ni menos, le pregunto qué es lo que quiere.

-¿Acaso siempre que quiero pasar un rato contigo es porque quiero algo a cambio? -hace su pregunta sintiéndose ofendida.

-An, por favor, sabes que es así.

-¡Bien! -se levanta rápido de la cama- Cuando sea el momento en que yo me vaya y tú te quedes sola, ¡espero que no vengas a estarme buscando!

Se pone de pie de inmediato y se marcha del cuarto azotando la puerta. Por unos segundos creo que en serio malinterpreté la situación y la hice enojar. Me levanto para ir tras ella, sin embargo, la puerta se abre de nuevo lentamente.

An asoma su cabeza, dejando ver su roja cabellera y su rostro lleno de pequeñas pecas casi invisibles. También veo que está haciendo pucheros de bebé.

-¿Me acompañas al super? No hay nada para desayunar.

Su petición me ha dado gracia.

-Ya sabía que querías un favor. No puedo acompañarte ahora, An, tengo un millón de trabajos por hacer.

-Por favor -suplica.

-No.

-Por favor.

-Que no.

-Por favooor...

-No. Ya te dije que no voy a ir.

***

-¿Cómo sabes si el aguacate está maduro?

-No lo sé. Pregúntale.

-¡Becca, no me ayudas!

-Tú fuiste la que me arrastró hasta acá.

En la sección de vegetales, soy todo un desastre. Averiguar si una fruta o verdura está lista para ser comida es una de las tareas más difíciles de la vida. Siempre que me toca a mí hacer las compras para la casa, me encargo de que sean cosas cuya fecha de vencimiento esté marcada en el empaque. No obstante, mi hermana con su aura toda hippie, fitness y saludable, insiste todo el tiempo en comer más cosas orgánicas.

Así que aquí estamos, preguntándole a un aguacate si está listo para nuestro almuerzo.

-Quizás debería preguntarle a alguien de aquí -concluye mi hermana después de darse por vencida. Sólo lo arroja al carrito.

-Quizás sea la mejor opción.

-¿Qué otra cosa dice la lista? -me pregunta. Saco de mi pantalón un pedazo de papel doblado en cuatro partes y leo.

-Veamos, tenemos los tomates, la lechuga, falta el pollo y... ¿Quizás un pequeño dulce? -An me mira mal.

-¿Cuantos años tienes tú? ¿Siete?

-Shi.

-No puedo contigo -reniega-. Ya, muévete -con el carrito de compras le da un empujón a mi trasero obligándome a caminar.

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora