➵ Capítulo 12. Sobre cómo romper corazones.

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Hace tres años me enamoré, pero me enamoré de verdad. Me enamoré de quien creía que sería el amor de mi vida.

Al principio todo estuvo bien, mucho más que bien. Todo era como... Magia.

Me parece muy loco como todo cambió de un día para otro.

A Derek, mi novio, lo conocí por accidente: había olvidado la llave de mi apartamento y me quedé afuera por varios minutos esperando a que alguien más entrara, él llegó por detrás y, sin decir nada, me abrió la puerta del edificio. Yo lo vi y desde ese momento, simplemente quedé flechada.

No hablamos de inmediato y, cada vez lo veía, yo solía ignorarlo, fingiendo que no me interesaba. Nos conocimos como es debido tiempo después.

Fue solo cuestión de días darme cuenta lo mucho que me gustaba y, para mi sorpresa, yo le gustaba también.

Comenzamos nuestra historia de inmediato, hicimos un millón de planes a futuro, nos contamos nuestra vida entera, le dije secretos que ni siquiera mi propia hermana sabía de mí, ciegamente le entregué todo lo que era, todo lo que soy, me entregué a él en alma y cuerpo. Se había convertido en mi refugio. Sentía que lo nuestro era único.

Después de eso, cometí una estupidez.

En una cita como cualquier otra, él hizo algo que no me esperaba. Me tomó de la mano y se situó frente a mí. Me miró a los ojos y me sonrió para luego agacharse y ponerse de rodillas. De su bolsillo sacó una pequeña cajita cubierta por terciopelo rojo que, en su interior, tenía la joya más bonita que yo hubiera visto.

Él ni siquiera tuvo que pronunciar la oración completa para que yo le saltara encima y le dijera sí.

Pero, pausa, ¿en qué estabas pensando, niña? Tienes apenas 20 años, ¿estás enferma?

No me importó absolutamente nada. Yo solo quería estar con él, no quería más nada ni a más nadie.

Recuerdo claramente que mi hermana se opuso y peleamos bastante, hasta el punto de no hablarnos por varios días. Al final, ella accedió a acompañarme en lo que se convertiría en mi más fea pesadilla.

Como sea, el 27 de Agosto me vestí de blanco. Varias personas me ayudaron con mi maquillaje y peinado, me sentía hermosa, casi no me reconocía en el espejo, y las cosquillas que tenía en mi estómago no me dejaban en paz. Recuerdo que mi respiración estaba agitada y nada podía borrar la sonrisa que tenía.

"Te ves hermosa, Becca", me dijo An, "mamá estaría muy feliz por ti".

A las 4 de la tarde, llegué al lugar de la ceremonia. Todos los invitados estaban presentes y yo solo estaba esperando.

Y esperé...

Y esperé...

Y esperé.

La angustia se atascó en mi garganta. Mis manos temblaban, mis piernas no soportaban mi peso, había comenzado a sudar y mi corazón no dejaba de latir con fuerza.

"An, ¿qué sucede?" fue lo único que logré pronunciar. Para entonces, ya mis ojos estaban llenos de lágrimas, mi maquillaje corrido y mi vestido arruinado.

Salí de ahí muerta de vergüenza, de pena, de dolor.

¿Cómo es que todo esto me estaba sucediendo a mí? ¿Qué fue lo que hice? ¿Qué fue lo que pasó?

Si todo estaba bien, ¿qué fue lo que pasó?

Salí a buscarlo, quería saber cómo estaba, qué había sucedido, por qué no había llegado.

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora