➵ Capítulo 3. Sobre cómo al destino le gusta jugar en tu contra.

243 37 4
                                    

Verás, mis días libres se traducen en mis días de vagancia.

Únicamente me dedico a hacer una limpieza minúscula en el apartamento y me siento el resto del día en mi sofa a leer revistas. Sin preocuparme de absolutamente nada.

Anahís, por otro lado, se la pasa de un lado para otro, deslizando su silla de escritorio por toda la sala de estar.

Lo único que hago es observarla. A veces, sólo a veces, me gustaría ser ella. Lo que se propone, lo logra. Por eso es mi favorita.

-Si sigues mirándome así, me abrirás un hueco en el cráneo. -dice sin despegar su mirada del monitor.

-Eso es lo que intento.

Se gira hacia mí y acomoda sus gafas de lectura, esas que la hacen lucir más como mamá. Aunque somos parecidas, ninguno de nuestros conocidos ha logrado hallar la escencia de mi madre en mí. Al contrario, todos dicen que me parezco a mi padre, aquel señor de carácter imponente y al quién no se le acercaba ni un mosquito para molestar.

An me saca de mis recuerdos preguntándome la única cosa que no quería responder. Nunca.

-¿Qué tal te fue en la prueba?

Está hablando de la prueba de ingreso que se supone que debí haber presentado en la universidad. Pienso en responder "Entré en pánico y decidí no ir. En su lugar, fui a comer un helado" pero, claramente, eso no es una opción.

Mi hermana me analiza y son estos momentos en los que odio ser tan fácil de leer.

-No fuiste, ¿verdad?

-Pues... -comienzo a balbucear e inmediatamente Anahís sabe que algo anda mal.

-Becca.

-Déjame explicarte.

-Be. Cca. -separa en sílabas mi nombre. Oh, acaba de hacerlo. Y eso no es bueno.

Cuando An separa en sílabas es mejor que empieces a correr. No me importa qué hagas: hazte el muerto, no te muevas, cambia de identidad, tíñete el cabello y múdate del país pero nunca, jamás en tu vida, dejes que Anahís Parker separé en sílabas tu nombre.

No me queda ninguna escapatoria, pues ya he pensado demasiado, por lo que solo me queda decir la verdad.

Dejo la revista a un lado y me enderezo. Trato de aclarar mi garganta y comienzo a hablar.

-Yo... Falté. No pude hacerlo.

An suspira y retira las gafas de su rostro. No puedo descifrar lo que oculta su cara en este momento. No puedo decidirme entre rabia o tristeza. Quizás... quizás siente...

-Decepción.

Sí, eso.

-Decepción es la palabra que cruza mi mente, Bec. Explícame, por favor, porque necesito entenderte. Es la quinta vez que haces lo mismo, ¿y así dices querer estudiar derecho? Es una carrera que exige compromiso, Becca. Y eso es lo menos que estás demostrando en este momento.

Sus palabras me molestan. Y lo hacen porque son ciertas.

Por más que quiera, no puedo decir nada. Mis ojos comienzan a humedecerse, ¿es que An no conoce lo que es el miedo?

-Estoy esperando por una respuesta de tu parte- me dice.

Respiro profundamente para evitar que mi voz se escuche rota.

-¿Qué es lo que quieres que te diga? Soy un desastre andante, yo no...

-¿No? -grita de repente. Tan fuerte que me asusta- ¿Hasta cuándo esa palabra, Becca? Tú misma eres tú traba, tú misma te detienes. Deja de ser tan vaga, sé que eres joven pero esa no es razón para sentarte a desperdiciar tu tiempo. Lo que haces en este momento es estúpido, ilógico. No puedes tener miedo de intentarlo. ¿Cómo sabrás entonces todo lo que puedes lograr?

Sobre cómo no caer en el amor #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora