Capítulo 29

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*Capítulo largo. Disfruten.







Activó el escudo apresuradamente, según pudo hacer. Ese era su poder: el de protección a todo ser que estuviera dentro del caparazón frente a cualquier cosa. Incluso un ataque nuclear.

—Déjame salir... Wayzz... —El rubio golpeaba el escudo con debilidad. La herida continuaba abierta; pero, soltaba sollozos y lágrimas—. Déjame ir. Debo ayudarla. Debo ayudarles...

Eso no se podía hacer. Claramente le ordenó el Capitán de Reino Unido: "Si algo llegara a pasar, activarás el escudo y salvarás a Adrien y a ti mismo". Eso sucedió. No llegó a conocer que activó la bomba ni que la hizo estallar pero... si vió las consecuencias horrendas de ese desastre. Miles de cuerpos deshechos, regados en cualquier parte; gente llorando y radiación por todo el área. Si quería verlo a salvo debía irse cuanto ántes.

—Adrien... Ellos están muertos... No podemos hacer...

—¡Cierra tu maldita boca! —bramó el ahora nuevo General—. Ciérrala. Ellos... Están bien, lo sé. Marinette saldrá en estos minutos. Tal vez solo su traje se enganchó. Y Viperion... Él seguro que la ayudará. Mi tío —deliró. El corazón del chico de cabellos verdes se quebró al presenciar esa locura—, él debe estar con Emilie... ¡Déjame salir, maldita sea!

Wayzz apretó los dientes y elevó aún más uno de sus brazos. El escudo brilló con fuerza y él pudo dejar de controlarlo. Entró en una fase de... automático. Felix seguía mirando la entrada, o lo que quedaba de ella. Escombros limitaban la salida.

Un hombre con los ojos fuera de sus órbitas se arrastró como pudo y llegó a tocar la barrera verde. Adrien lo observó y le ordenó que se fuera. El desconocido se negó, con lágrimas en los ojos. Traía un paquete entre los pliegues de su abrigo. Un bebé lloraba desconsoladamente. Wayzz intentó agrandar su escudo para que ellos pasaran.

No lo logró. Exhausto, negó con la cabeza. El pobre hombre levantó a la criatura y se la mostró al General. Este seguía ausente. Ni siquiera se dignó a mirarla.

—Por favor... Solo a ella.

—No puedo... ¡Ah! —gimió por el dolor. Sus antebrazos estaban entumecidos. Tendría más o menos media hora para que puedan irse antes de que el escudo desaparezca.

***


1 hora atrás...

La herida fué provocado por uno de los latigazos que Mayura le "obsequió" en el tiempo en el que estuvo sentado y encadenado a una silla de madera. Gracias a Viperion, pudo ser liberado, usando el rayo láser del —al parecer, pues no lo comprobó jamás— androide que era Mandatario del País de Rossi. Quien... era extraño; no se encontraba aquí.

Por las palabras que dijo el chico Serpiente tanto Burgeous como Rossi murieron en la Torre Eiffel. Rodó los ojos. Su lugar preferido en la capital francesa, estaba sucio.

Unos minutos después, se dió cuenta, estupefacto, que su Miraculous no estaba en su dedo anular. ¿Donde se hallaba? Echó un vistazo rápido en todo lugar. Nada.

La destrucción del robot romano cruzó por donde veía pero, no llegó a causarle importancia. Viperion había ganado y eso era lo primordial.

—¿Dónde... donde está Tikki?

Ladynoir y Mayura desaparecieron de la cámara y se escuchaban choques en las paredes. Alguien estaba siendo vapuleado. Sudando frío, rogó que no fuera su novia. Sino, no tendría de otra que agregar otra cosa a la "Lista de las razones para matar a Natalie". Que eran muchas.

Espías En París   Borrador  [Lordbug Y Ladynoir] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora