▪CAPÍTULO 23

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Capítulo 23

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Emilie Dupain Cheng

Aquella discusión le causó aquel alivio que tanto había esperado.

《Si. Mi padre está muerto》

— Joven Adrien, ¿Así que es sobrino del General Norteamericano? —le preguntó.

Ambos caminaban por todo el hospital. Aprovechando que Marinette estaba dormida.

— Si... Mi padre era un civil cualquiera. No entiendo cómo pudo ser asesinado —se lamentó.

Conoció una vez a Ernesto. En un club de New York. Estaba acompañado de una chica de cabellos castaños y ojos café; quien parecía ebria. A Emilie le desagradó aquella chica. No parecía muy confiable. A Gabriel ---según palabras suyas en el club--- tampoco le caía bien.

《Pero.... ¿que se podía hacer?》 le dijo él, culpable.

Su hermano menor estaba enamorado. Y eso no es cosa que se pueda evitar.

— Podría ser ocasionado por su cercanía a la FBI. Donde trabaja tu tío.

— ¿Usted lo cree?

— Puede ser.

— O mi madre pudo ser la causante —el rubio detuvo su andar. Ambos se miraron con una ligera molestia—. Siendo sincero, esa mujer.... Si fué capaz de abandonarme, fué capaz de traicionar a mi fallecido padre.

— Usted tenía 1 año al momento del asesinato, ¿cierto?

— Si.

— Melanie... Ella, perdón que lo diga, era adicta a las drogas. Y se rumoreaba que estaba involucrada en un cártel de Europa.

— Eso ya lo sé. La vergüenza de llevar su sangre es horrible.

La mujer se mordió el labio, apenada. Aquel muchacho tenía cierto odio a su progenitora. Se notaba de lejos. Sin embargo, tal vez tengan razón. Melanie tuvo algo que ver en esa desgracia. Estaba casi segura.


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— Queen Bee, ¿ésta en la fábrica? —le preguntó la azabache.

Supongo. Así dice en el mapa —la rubia usó un artefacto de gran visión infrarroja,  para captar ondas de calor aparte de ellas. Ondas de calor que corresponderían a los Aliados.


Ryuko observó como un rubio con traje moteado aterrizaba en la parte más alta de la edificación. Junto a un peliazul con ropas turquesas. Cosa que avisó a la rubia alemana. La portadora de la abeja se marchó a su posición. Dentro de las ruinas.

Una silueta más apareció. Una chica azabache —igual a ella— que al parecer era de traje negro, caminó hacia ellos.
Era linda. La japonesa era lesbiana.


— Tu debes ser la personita que busca el Jefe —se mordió el labio, con una sonrisa socarrona—. Al menos él es de buen gusto. Encerio.

Espías En París   Borrador  [Lordbug Y Ladynoir] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora